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En el campo del debate sobre los sindicatos, y particularmente a partir de la ?crisis de las organizaciones sindicales? bajo el neoliberalismo, la tendencia ha sido a analizar las organizaciones sindicales en función de establecer cómo han reaccionado o cómo se han adaptado a los cambios en el proceso de trabajo y en el mercado laboral. Esta visión prima cómodamente en los estudios sobre las distintas fracciones sindicales en los noventa en Argentina, pero también puede rastrearse en las investigaciones sobre la última década y la denominada ?revitalización sindical?. Así formulada, la pregunta tiende a colocar a las organizaciones en un cierto lugar de pasividad o de ultra constreñimiento con escaso margen de acción, y su acción aparece cuasi determinada por factores que le son ajenos (tipo de argumentación que, hay que decirlo, forma parte del repertorio de justificaciones de las propias direcciones sindicales ante la pérdida de derechos laborales de los trabajadores). En esta ponencia partimos de un punto de vista teórico que pretende recuperar la noción de estrategia y hace hincapié en la performatividad de la acción sindical y en su capacidad de, para decirlo con palabras prestadas por los propios dirigentes sindicales, ?delinear objetivos? y ?moldear el alma de los compañeros?. El caso que analizamos es el del SMATA. Dividiremos el artículo en dos partes. La primera presentará un análisis del rol que juega el sindicato en el cumplimiento de metas de producción de las empresas, y los mecanismos específicos que permiten y legalizan ese rol, al tiempo que recompensan económicamente al sindicato por cumplirlo. La segunda abordará los procedimientos a través de los cuales el SMATA construye un discurso ideológico de justificación de su rol, que opera como política de generación de consenso entre los obreros.