CECOAL   02625
CENTRO DE ECOLOGIA APLICADA DEL LITORAL
Unidad Ejecutora - UE
capítulos de libros
Título:
Lluvias y sequías: los cambios históricos de la vegetación
Autor/es:
NEIFF, J. J.; CASCO, S. L.
Libro:
Biodiversidad de las aguas del Iberá
Editorial:
EUDENE
Referencias:
Lugar: Corrientes; Año: 2017; p. 41 - 72
Resumen:
SíntesisLa energía solar es capturada por la vegetación del Iberá que produce anualmente entre 1 y 20 Tn/ha de materia seca. Una escasa cantidad de esta energía acumulada en las plantas es consumida por los animales y, más del 98% de la materia orgánica, se descompone muy lentamente, por lo que se acumula en forma de tejidos vegetales muertos que forman la capa superficial del suelo de los esteros y también islas flotantes que pueden soportar arbustos y árboles, ya que tienen un espesor de 2-3 metros y navegan hasta quedar ancladas en períodos de seca. Estos islotes son llamados localmente embalsados.La vegetación del Iberá se originó en los derrames laterales del río Paraná, ocurridos hace varios miles de años, y la distribución y abundancia de las plantas depende, entonces, de la lámina del agua. Más del 95% de la superficie de la Región del Iberá está compuesta por vegetación herbácea; en la parte más elevada del gradiente topográfico, se encuentran bosques higrófilos y en la media loma se reconocen los palmares, sobre pajonales bajos; las zonas temporalmente anegadas están pobladas por praderas de gramíneas hidrófilas y mesófilas, y las áreas anegadas permanentemente están ocupadas por vegetación palustre. El agua cristalina de las lagunas es el paraíso de las plantas sumergidas y de hojas flotantes. La vegetación está controlada principalmente por la estacionalidad del clima local, que también tiene períodos de secas prolongadas y de lluvias torrenciales en ciclos poco regulares, de varios años. En consecuencia, durante miles de años se ha producido una selección de aquellas especies mejor adaptadas a la variabilidad interanual de ciclos secos y húmedos. Esto explica que las poblaciones y la vegetación en su conjunto tengan gran capacidad para absorber las fluctuaciones ambientales (variaciones en el nivel del agua, ocurrencia del fuego y extremos térmicos, entre otras), como hemos podido comprobar al comparar los mismos sitios, luego de 32 años.