IDECU   25222
INSTITUTO DE LAS CULTURAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Nociones de paisaje, territorio y memoria
Autor/es:
VERÓNICA I. WILLIAMS
Lugar:
Salamanca
Reunión:
Congreso; 56 Congreso Internacional de Americanistas; 2018
Institución organizadora:
Instituto de Iberoamerica
Resumen:
La apropiación y el uso que las poblaciones hacen del medio en que habitan es uno de los principales factores que influyen en la configuración de sus patrones de asentamiento. Al considerar el espacio como una construcción social, el concepto de paisaje es entendido como la conjunción de rasgos naturales y artificiales y un tipo particular de racionalidad espacial, factible de ser modificada en el tiempo, cobra particular relevancia (Thomas 2001). El espacio puede ser visto como construido a través de la circulación de cultura material, a la vez que con un papel activo en la conformación de estas redes de circulación (Lazzari 1999).En estrecha relación con la creación de redes podemos mencionar el intercambio de bienes, que puede ser visto como una práctica de dos caras, donde el trabajo y la reproducción social -y la construcción de identidades- pueden fundirse. Al mismo tiempo, es una manera mediante la cual tanto los individuos como las sociedades pueden construir enormes escalas espaciales. Así, el intercambio de bienes resulta muy útil para ver al espacio, no como un abismo que hay que sobreponer, sino como algo intencionalmente manipulado que al mismo tiempo construye a las sociedades y a los individuos. La percepción, significación y construcción de paisajes implica actos que recurren a la memoria relacionando sentidos, historias y experiencias de vida (Ingold 1993). Memoria que estará anclada a una construcción vinculante de identificación cultural o pertenencia y a un territorio. Entendemos por territorio, siguiendo la formulación de Raffestin (1986:177), la apropiación social de un espacio mediante el agenciamiento de aquellos recursos económicos y simbólicos que estructuran las condiciones prácticas de la existencia de un colectivo auto-identificado con el mismo. Este concepto es indisociable del de territorialidad, en tanto que estructura relacional y multidimensional establecida entre una sociedad y su territorio; ella comprende tanto la identidad con un espacio determinado, la exclusividad proclamada dentro de éste y los modos de interacción establecidos con el medio (Soja 1971). La geografía aporta interesantes puntos de vista sobre el concepto de territorio. Por ejemplo Haesbaert (2013:11) vincula el concepto de territorio con las relaciones de poder y con el control de procesos sociales mediante el control del espacio. Este autor plantea además una concepción más compleja, de carácter relacional del concepto de territorio considerando que un espacio se transforma en territorio a partir del control espacial y material de algún flujo (sea de mercancías, de personas o de capital). También los aportes de Bonnemaison (1992:76) nos pueden ayudar a comprender los territorios como geo-símbolos, entendiéndolos como lugares, itinerarios, rutas, sitios, relieves, etc. desde una dimensión simbólica que vincula y arraiga a un grupo en su identidad, y que por ende, participa activamente en la construcción territorial. Es en esta perspectiva territorial y geo-simbólica que creemos que las producciones visuales de los sitios con arte rupestre, los santuarios, los caminos, los mojones, las apachetas, los mochaderos, los cerros sacralizados, las vetas metalíferas, las cuevas, las peñas (qaqa), los punkus y los pukaras pueden intervenir de manera general en la demarcación de las diferentes jurisdicciones territoriales.Desde esta perspectiva contemplamos discutir la agencialidad de personas y entidades no humanas (animales, objetos, geoformas, imágenes) en la construcción de las realidades sociales del pasado; considerando a sujetos y objetos como agentes con relevancia ontológica que generan acciones recíprocas.¿Se ejecutaría una capacocha para afianzar, marcar y delimitar el dominio inca a las tierras anexadas al Estado? ¿Era una forma de tomar posesión de ellas? (Hayashida 2017)Para el segundo caso señala como dato que la capacocha costeña determinaba un deslinde territorial y para referirse a ello menciona un litigio de tierras, para 1550, por los cocales de Quivi en la cuenca del río Chillón donde se mencionó a la capacocha como un hito fronterizo. Al tratar este caso retoma a Cieza de León (1943, cap. XXIX) quien evoca ciertos pleitos en torno a una capacocha, la cual para Rostworowski debiera ser la del valle del Chillón, tanto por la fecha como por la extrañeza del caso y la repercusión que el juicio debió haber tenido en Lima.En la conceptualización del paisaje por parte del Estado debemos considerar que los elementos líticos jugaron un papel muy importante en el proceso de significación del contorno natural andino. Piedras, rocas, cerros dominan de una manera poderosa tanto el paisaje natural de los Andes como el paisaje mental de sus habitantes (Dean 2006; Meddens 2002; Van de Guchte 1990). La vinculación de puntos articuladores que responden a geoformas y/o elementos naturales como cerros, vertientes, lagunas, bloques, piedras y constituyen indicadores espaciales, marcadores, hitos, apachetas, mochaderos, los monolitos huanca ó wanka ó waka (concepto de carácter más funcional que formal que simboliza ocupación y posesión); sagua o saywa (usado como demarcadores territoriales o mojones) dan corporeidad a ese simbolismo. Las apachetas han sido propuestas como representaciones de la topografía andina, creadas en miniatura con el fin de asegurar el apoyo del paisaje sagrado para el viajero. Estas estructuras asumen distintas formas, desde elevaciones naturales, estructuras piramidales de mampostería hasta monolitos y afloramientos rocosos con el fin de recibir ofrendas de los viajantes solicitando asistencia (Dean 2006: 98 y 99). Por su parte, las rocas no fueron ajenas a los procesos sociales andinos. Sin embargo, las referencias más precisas acerca de este aspecto provienen del momento de expansión del estado Inca.Partiendo de la consideraciòn que los objetos y su espacialidad cumplen un papel importante en la creación e incorporación del habitus a los grupos sociales, proponemos discutir las formas que toma la materialidad en diferentes momentos del procesos històrico rn las quebradas subisidiarias del sector medio del valle Calchaqui en Salta y los modos de espacialidad que comprometen y que dan cuenta de ese proceso que hace a la constitución de sujetos y objetos. Se presentará la información y discutirà el papel de los pukara y su estrecha vinculaciòn con campos de petroglifos y agricultura en las quebradas de Angastaco y Molinos (Salta, Argentina) a los largo de los siglos X al XVII. Los pukara no solo son considerados como espacios de refugio y resistencia de las poblaciones nativas durante el Periodo de Desarrollos Regionales y la època colonial sino como hitos en el terreno durante la conquista inca materializando el poder a travès de su valorizaciòn como waka. Esta estrategia no era producto de una conducta propia de una situación de peligro en la guerra sino un recurso previsto y planeado para el que se reconoce una profundidad temporal enlazada con prácticas de subsistencia y reproducción propias del Periodo de Desarrollos Regionales y resignificadas en un contexto colonial de guerra y transformación.En la conceptualización del paisaje por parte del Estado debemos considerar que los elementos líticos jugaron un papel muy importante en el proceso de significación del contorno natural andino. Piedras, rocas, cerros dominan de una manera poderosa tanto el paisaje natural de los Andes como el paisaje mental de sus habitantes (Dean 2006; Meddens 2002; Van de Guchte 1990). El culto a los wamanis; el sistema de Uywiris (lugares sagrados); los monolitos huanca ó wanka ó waka (concepto de carácter más funcional que formal que simboliza ocupación y posesión); las piedras portátiles o miniaturas como illa (ylla) (amuletos para la suerte), apachectas; conopa, enkaychu, sagua o saywa (usado como demarcadores territoriales o mojones ) son algunos ejemplos de un ?discurso lítico? en el sentido de Van de Gutche (1990: 448). En palabras de este autor los Incas usaron la intervención artística para revelar la naturaleza de un rasgo natural importante pero no visualmente impuesto, resaltando elementos distantes del paisaje por imitación de esas formas con rocas esculpidas a mano como la Roca Sagrada y la Roca funeraria de Machu Picchu que replicarían formalmente montañas . Un ejemplo es el de las apachetas, propuestas como representaciones de la topografía andina, creadas en miniatura con el fin de asegurar el apoyo del paisaje sagrado para el viajero (Dean 2006). Estas estructuras asumen distintas formas, desde elevaciones naturales, estructuras piramidales de mampostería hasta monolitos y afloramientos rocosos (outcrops) con el fin de recibir ofrendas de los viajantes solicitando asistencia (Dean 2006: 98 y 99). Martín de Murúa (1590) en su manuscrito del siglo XVI ilustra diversas apariencias de las apachetas consideradas huacas, lugar de reverencia a las cuales se hacían ofrendas como pequeñas rocas, hojas de coca y flores, e incluso las de más alto estatus, recibían sacrificios de niños (Dean 2006: 95) . Otro ítem interesante de tener en cuenta cuando hablamos de patrimonio intangible es la presencia de formas de memorización en las sociedades del pasado y de concepción distinta a las formas occidentales de escritura como IMAGEN qhipu, qillqa (cántaros dibujados), tejidos (Bouysse-Cassagne y Harris 1998: 218) como categorías de objetos que pudieron haber actuado como abreviaturas de premisas y exigencias culturales muy complejas, los cuales condensan una gran cantidad de información en motivos polisémicas siendo signos que podrían representar, una memoria colectiva, herencia cultural, o información sociopolítica (e.g. Frame 2007; Salomon 2001). Por ejemplo la iconografía asociada con la alfarería estatal comunicó información fundamental relativa a la idea de los orígenes míticos y la genealogía real, la representación gráfica de conceptos andinos de importancia para la cosmovisión Inca- especialmente la de la cuatripartición y su relación al concepto de yanantin. (González 1998) o símbolos asociados con el estado inca usados como marcadores de diferenciación social o jerarquías surgidas en el contexto de un nuevo orden social (e.g. el instaurado por Pachacuti quien buscó reformular la sociedad de acuerdo a su visión acerca del poder y jerarquía imperial).