CONICET | Buscador de Institutos y Recursos Humanos

Los estudios de restos humanos tienen una historia que se remonta, en el caso del noroeste argentino, a fines del siglo XIX. Enmarcados en un principio en perspectivas positivistas y evolucionistas, generaron información centrada en la clasificación de los pueblos prehispánicos. Mucho se ha dicho sobre la metodología de la época que implicó la separación de los esqueletos de sus contextos arqueológicos de pertenencia y con esto la irreparable pérdida de información contextual. Sin embargo, se ha señalado en diversas oportunidades el potencial del análisis de material de colecciones por su grado de integridad y por el corpus de datos que provee.Es en los años 70 que surge el concepto de bioarqueología a nivel internacional; en Argentina esto se retrasó por la pervivencia de un enfoque histórico - cultural que prolongó los estudios tipológicos hasta mediados de los años 80. De esta manera, los análisis bioarqueológicos comienzan a instalarse localmente recién a mediados de esa década. Una vez definido entonces el objetivo de la bioarqueología como el análisis del "componente biológico presente en el dato arqueológico" (Larsen 1987: 340), se comienza a utilizar el modelo de estrés ambiental con el foco en la evaluación de las consecuencias biológicas del estrés sobre los individuos a través de la determinación de su estilo de vida y estado de salud. Desde los años 1990 en Argentina se produce una reformulación de la disciplina enmarcada en algunos casos en corrientes teóricas denominadas en arqueología "postprocesuales". Se incorporan nuevas temáticas referidas a cuestiones como el género, la identidad, la desigualdad, la arqueología del cuerpo, el cambio social, el conflicto interpersonal y los patrones alimentarios, entre otros. Nos proponemos presentar las diversas líneas de investigación que se están generando en la actualidad en los estudios bioarqueologicos del Noroeste Argentino.