CIECS   20730
CENTRO DE INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS SOBRE CULTURA Y SOCIEDAD
Unidad Ejecutora - UE
libros
Título:
Violencia, justicia y política. Una Lectura de Jacques Derrida
Autor/es:
EMMANUEL BISET
Editorial:
La Cebra - Buenos Aires
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2010 p. 360
Resumen:
El libro es el fruto de la investigación realizada para la tesis doctoral en filosofía. En el mismo se desarrolla una lectura de lo político en Jacques Derrida. La misma se origina en tres ejes. En primer lugar, se señala que existe una complejidad específica al intentar plantear la cuestión de lo político en Derrida. Complejidad porque no es posible hablar de filosofía política (ni de teoría política), tampoco de un concepto de lo político, ni de una teoría en relación a una praxis, etc. Es por esto que la cuestión central es cómo plantear adecuadamente el problema, es decir, cómo presentar el vínculo del autor con lo político. Para ello, y tomando el texto Los fines del hombre del año 1968, se parte de la copertenencia de filosofía y política. La copertenencia se entiende como la implicancia recíproca de filosofía y política. La misma puede ser entendida a la luz de evitar una concepción que piensa la filosofía de modo independiente de las instituciones en las que se desarrolla. El autor piensa la filosofía, en este caso, es su relación constitutiva con la idea de coloquio y con la de democracia. De todas formas, el problema se ubica en pensar qué significa la afirmación «lo que une desde siempre la esencia de lo filosófico a la esencia de lo político». ¿Cómo pensar esa unidad? Esta pregunta queda sin respuesta en el escrito de 1968. En el mismo texto, Derrida presenta la distancia de su generación respecto a la precedente en relación al humanismo. No sólo mostrando la posibilidad de efectuar lecturas no-humanistas de Hegel, Husserl y Heidegger, sino indicando cuáles son las alternativas que se le plantean a su generación. Resulta pertinente indicar que la copertenencia nunca se desarrolla desde una concepción humanista, es decir, no es que la esencia de lo humano una filosofía y política. A la vez, se presentan dos posibilidades de ruptura con la tradición: o bien el cambio de terreno o bien un trabajo interno. La deconstrucción va a ser una combinatoria siempre singular de ambas estrategias. A fin de cuentas, entonces, se parte de la copertenencia como uno de los aportes centrales para pensar la relación de Derrida con lo político, sin que la misma sea definida claramente en los primeros textos. Por esto, el libro es una larga meditación sobre el sentido de la copertenencia de filosofía y política. En segundo lugar, si la cuestión a pensar es la copertenencia –la articulación particular que le otorga uno u otro sentido–, se afirma que existe un desplazamiento de acento que configura de modo diverso la misma. En última instancia con esta afirmación se evita trabajar los textos de Derrida como una obra total, sea postulando un giro ético-político o negándolo. Desplazamiento de acento significa que existe una diferencia entre dos etapas de producción textual debido a la acentuación de motivos diferentes. La expresión está tomada, tal como fue presentado, de una observación que Derrida le efectúa a Nancy. Ante la crítica que este último realiza sobre la hipótesis de un giro en la obra de Derrida, éste observa en relación a los dos primeros artículos sobre Lévinas, que ellos no dicen lo mismo porque acentúan cosas diferentes. Derrida señala que en el primer texto se acentúa la «cuestión» y en el segundo la «llamada». Ahora bien, ¿en qué sentido está afirmación realiza un aporte respecto a las lecturas continuistas o discontinuistas? Lo que se sostiene es que no existe ni ruptura ni continuidad en cuanto gran parte de los elementos que configuran unos u otros textos son los mismos, pero que acentuar unos u otros le otorga otro sentido a la copertenencia. Esto significa que no es que las elaboraciones teóricas de los primeros textos sean abandonadas, tampoco que los textos tardíos presenten una radical novedad, sino que en cada uno de ellos se acentúan diferentes elementos. Al respecto es necesario señalar dos cosas. Primero, que se podría afirmar que cada texto acentúa algo diferente, y así construir una lectura atomista. Si bien esto es posible, se muestra cómo existen, por lo menos, dos acentos diferenciados que permiten entender de modo diverso la copertenencia. Segundo, que no existe una clara demarcación temporal, puesto que si bien el desplazamiento de acento se ve a lo largo del tiempo, no se puede presentar a partir de un suceso particular. Así, es el mismo desplazamiento aquello que permite comprender la pertenencia de los textos a una u otra etapa. Por ello mismo existen textos limítrofes, difíciles de ubicar, aún más, es posible realizar otros ordenamientos, clasificaciones, etc. Existe una apertura constitutiva de las lecturas posibles. Para pensar lo político en Derrida resulta relevante dar cuenta del desplazamiento de acento respecto a la configuración del significado de la copertenencia de filosofía y política. En tercer lugar, se han elegido dos significantes para pensar la copertenencia: violencia y justicia. Existe una configuración particular de la copertenencia, que se encuentra ante todo en los textos tempranos, alrededor del sintagma economía de la violencia. Clarificar las distintas implicancias del sintagma, entonces, permite comprender qué se entiende por copertenencia. Ahora bien, si los elementos en juego no varían radicalmente, de modo progresivo el significante «justicia» adquiere un estatuto destacado que reconfigura la misma. El sintagma la deconstrucción es la justicia muestra esta centralidad. La tesis general es que en Derrida existe un desplazamiento de acento entre violencia y justicia en la configuración del sentido de la copertenencia de filosofía y política. Esta tesis general se desarrolla en una figura particular. Se construye una figura simétrica entre dos partes de cinco capítulos. No que sea un reflejo perfecto, una parte de la otra, pero sí que se construye pensando la misma figura. De este modo, la figura presenta, en cada caso, un primer capítulo donde se realiza una introducción a los elementos que configuran el planteo general del autor, un segundo capítulo donde se aborda el significante central de cada parte (ambos articulados desde las diferentes lecturas de Lévinas), un tercer capítulo que complejiza o complementa el sintagma central, un cuarto capítulo donde se efectúa un repliegue sobre autores centrales de la filosofía política y un último capítulo donde se muestran algunas aristas respecto a lugares particulares de lo político. Figura cuya simetría no debe cerrar un círculo, sino desde su entrecruzamiento abrir nuevas posibilidades de lectura.