PERSONAL DE APOYO
OLMOS Adriana valeria
congresos y reuniones científicas
Título:
Experiencias y Relatos Verdes Compartidos con los vecinos antofagasteños. Un aporte reflexivo desde la Etno y Arqueobotánica en la Puna de Catamarca
Autor/es:
BABOT, MARÍA DEL PILAR; LUND,JULIA; OLMOS, ADRIANA VALERIA
Lugar:
San Miguel de Tucumán
Reunión:
Congreso; XIX Congreso Nacional de Aqueología Argentina; 2016
Institución organizadora:
Instituto de Arqueología y Museo, Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, Universidad Nacional de Tucumán
Resumen:
Nos proponemos compartir nuestra experiencia más reciente acerca de conocer sobre la relación entre las plantas y la gente en la Puna, en particular, en Antofagasta de la Sierra, Catamarca. Nos reconocemos como una de varias partes de una larga historia de búsquedas interesadas en el pasado y presente del lado verde del desierto de altura que ha ido mutando e incorporando nuevos abordajes, metodologías y preguntas (Babot 2015). Nos ubicamos en un estado tal de la cuestión en el área de estudio, y en un momento tal de los enfoques arqueobotánicos, que nos permitimos ensayar nuevas posiciones y, respetuosamente, volver sobre los conocimientos previos, para intentar nuevas miradas. Convencidas de que ellas no nos son alcanzables, no pretendemos conclusiones definitivas ni la verdad absoluta, aunque reconocemos que toda búsqueda indefectiblemente se orienta hacia ?lo verdadero?, apunta hacia la utopía de Galeano que nos mantiene en movimiento. En este movimiento revisionista, aún de nuestras propias acciones y conclusiones precedentes, confluyen preguntas frescas de nuevas generaciones con las dudas, los vacíos e interrogantes inconclusos de las generaciones no tan nuevas, así como ciertos permisos teórico-metodológicos que nos otorgamos para corrernos, aunque fuera levemente, del lugar en el que estábamos. Por supuesto, nos motiva un ambiente estimulante en el que otros colegas también se encuentran haciendo lo mismo. Recuperamos viejas preguntas y respuestas que otros actores se formularon desde diferentes prismas, diferentes áreas y aún desde diferentes campos del conocimiento y sus registros o fuentes (etnografía, folklore, etnohistoria, arqueología), atendiendo a que todas las formas del saber son válidas y nos acercan a diferentes valoraciones, perspectivas y coyunturas socio-históricas de un tema (Babot 2008; Lund y Babot 2013). Esto nos invita a considerar la variación y el cambio en el tema, a no perder de vista su historicidad.Así, como resultado de estas nuevas miradas, hemos incorporado con mayor énfasis los intercambios con los vecinos antofagasteños a fin de registrar sus propias visiones y conceptos sobre las plantas, en jornadas en donde la entrevista abierta y las colectas en el campo invitan a que fluyan diálogos descontracturados sobre los temas de nuestra agenda inicial y aquellos otros que surgen espontáneamente y que nuestros interlocutores desean destacar (Lund y Olmos 2015). Se han abierto nuevas instancias de co-participación y co-vivencia aún en los ámbitos más íntimos y familiares de las corpachadas, las tareas y situaciones de comensalidad del primero de Agosto, la Festividad de San Ramón y la señalada del ganado (Figura 1), que han devenido en lazos forjados. En estas acciones, al movernos juntos, aprendemos de ellos sobre su lugar y sus múltiples valoraciones sobre las plantas que no nos son accesibles en otras situaciones, según un abordaje cualitativo (Arenas y Martínez 2012). Figura 1. Señalada del ganado en Antofagasta de la Sierra, Catamarca. Febrero de 2015 (Cortesía: Soledad Marcos).Aquí retomamos una reflexión incluida en la presentación del simposio, acerca de cuán poco oímos cuando ellos nos hablan. Pero, ¿acaso podrán dos cualesquiera otros diferentes evitar la sordera cuando han aprehendido diferentes culturas? Entonces, despojadas de culpas y asumidas como mujeres occidentalmente enculturadas, pero aún voluntariosas y dispuestas a autocuestionarnos y especialmente porque respetuosamente intentamos interpretaciones sobre modos y sucesos que no nos son familiares, es que nos hemos movido a reflexionar cuánto condicionamos, cuánto límite y recorte ponemos sólo con algunos de los aspectos más ordinarios de nuestro quehacer arqueobotánico ¿Cuán abiertas son nuestras preguntas?¿Cuánto tiempo dedicamos a los intercambios de saberes? ¿Qué tipo de relación gestamos con nuestros interlocutores? ¿Cuál es el objetivo último de las entrevistas y las situaciones de intercambio que motivamos? ¿Cuán permeables somos a sus categorizaciones y definiciones? ¿Cuánto nos condicionan nuestros preconceptos sobre el tema y el lugar? ¿Qué hacemos con los saberes registrados? ¿Cómo decidimos transmitirlos? ¿Bajo qué términos nos planteamos la devolución a la comunidad y a los propios autores de estos conocimientos?Como resultado de este ejercicio crítico hemos documentado numerosos registros sobre usos de las plantas, nuevas categorías de usos vigentes en la actualidad y usos que eran poco conocidos asociados a tabúes y prejuicios. Recientemente, hemos relevado 74 especies de plantas nativas, que por sus usos corresponden, según la manera en que son citadas en las entrevistas (en forma decreciente), a plantas medicinales, leñas, forrajes, estimulantes, infusiones (por su palatabilidad), rituales, alimentos, tintóreas, ornamentales y otras. También se registraron diferentes etnocategorías que operan según la morfología, la ubicación espacial y el uso de las plantas y sus partes (Lund 2015; Lund y Olmos 2015; Olmos 2015b). La complejidad y riqueza de estos registros conllevan importantes implicancias, no solo para las preguntas que nos formulamos sobre la gente y las plantas en el pasado, sino también sobre la propia imagen del desierto que contribuimos a generar como académicos. Asimismo, nos permiten volver críticamente sobre el conocimiento construido desde otras perspectivas y conforman una arena para los pasos metodológicos subsiguientes de nuestros estudios arqueobotánicos (Lund y Babot 2014; Olmos 2015a; Olmos y Babot 2014).En nuestro mutuo acercamiento como otros diferentes, hemos notado que nuestro lugar como arqueobotánicas ha ido más allá del ?extractivismo? de saberes tradicionales, toda vez que el intercambio y el flujo de saberes en ambos sentidos han sido demandados, en ocasiones con cierta especificidad, y han ocurrido, sobre todo en los últimos años, como resultado de un movimiento hacia el turismo cultural (otras incorporaciones en los saberes tradicionales se deben a la influencia de la medicina occidental). En ese ejercicio, ambos hemos incorporado a nuestros discursos nuevos saberes y términos para referirnos a ellos, nos hemos afectado y hemos cambiado, para apelar a las teorías del encuentro. Nos hemos involucrado. Nuevos desafíos de acciones conjuntas nos esperan en el futuro.En este marco hemos acudido a situaciones que refieren al movimiento relativamente reciente de los saberes y las tradiciones, tal como éste opera en algunos años y entre generaciones y, debido a nuestra perspectiva como arqueólogas, también en el largo y muy largo plazo. La prolongada ocupación pasada de la puna catamarqueña nos ha confrontado con sucesivas situaciones de continuidad y cambio o, más bien, de cambio en la continuidad, que involucrarían a su vez, diferentes relaciones con las plantas. Estas, no solamente devuelven imágenes que difieren en varios aspectos de lo actual, sino que, además requieren de interpretaciones propias, debido al movimiento y la historicidad de lo tradicional. Entre los desafíos futuros también se encuentra el lograr una confluencia de discursos sobre ese pasado que, en ocasiones, interpela fuertemente por sus contrastes con el presente.Estos son algunos de los aspectos sobre los que nos proponemos reflexionar a partir de las experiencias y resultados que se han gestado en relación a los saberes sobre las plantas en la puna.