La historia en el ensayo o un ensayo de la historia. Complejas conexiones entre tiempo y escritura

MAÍZ CLAUDIO

El ensayo hispánico: cruces y encuentros, síntesis de formas

DROZ

Lugar: Genève; Año: 2012; p. 67 - 81

Nuestra modernidad, que se incorpora en el siglo XIX a los estados-nación, va acompañada de la idea de progreso. Esto significa que los pensadores del siglo XIX y buena parte del siglo XX están marcados por un cierto optimismo: o ya tienen el progreso ?así piensan ellos? o van a conquistarlo. En ese sentido, el futuro es abierto o valorado desde el punto de vista positivo, circunstancia que tiene una larga descendencia y se trasmite a extensas capas de las sociedades latinoamericanas. La idea del progreso, sin embargo, no es un valor universal. Muchas sociedades, por tratarse de un discurso europeo, ni siquiera la consideraron al pie de la letra, ni se obsesionaron en adquirirla. Nociones como las de tiempo y trabajo proceden de una particular idea del devenir, ya sea por la promesa de futuro (el progreso) o la medición utilitaria a la que el tiempo es sometido (el trabajo). Con todo de estas tajantes diferencias habrá de madurar con los siglos una idea del tiempo nueva, diferente. La vuelta al pasado habrá de ser, entre algunos ensayistas, una vuelta muchas veces con un tono optimista, a diferencia de la revisión y en otros casos reescritura de la historia con un tono contrario tal cual lo hará la Nueva Novela Histórica, a partir de 1980 aproximadamente.