INVESTIGADORES
LUPO Liliana Concepcion
artículos
Título:
La historia de la vegetación en ecosistemas de montaña del NOA: Reconstruyendo el paisaje del pasado
Autor/es:
GONZALO R. TORRES; LILIANA C. LUPO
Revista:
Temas de Divulgación Científica del NOA
Editorial:
UNSA
Referencias:
Año: 2014 vol. 4 p. 7 - 18
ISSN:
1853-6700
Resumen:
Los ecosistemas han sido siempre escenarios muy cambiantes, ya que desde los primeros períodos del tiempo geológico y a lo largo de la historia de la tierra, ocurrieron diferentes eventos que causaron grandes fragmentaciones en los hábitats y reorganizaciones de las comunidades biológicas que direccionaron su evolución. Estos profundos cambios obedecen a modificaciones del clima, actividad volcánica, variaciones en los niveles del mar, en las formas del relieve, la influencia humana, entre otras causas. En este contexto, resulta interesante comprender cómo respondieron los organismos vivos a los cambios del medio físico. Las comunidades vegetales, al ser un componente fundamental de los ecosistemas terrestres en equilibrio con su medio natural, brindan la posibilidad de estudiar los efectos de los cambios ambientales del pasado, y para estudiar el paleoambiente o condiciones reinantes del ambiente (clima, suelo, vegetación, etc) en un lugar e intervalo de tiempo determinado, debemos recurrir a las evidencias fósiles. Las plantas rara vez se conservan completas como fósiles, por eso se utilizan otras señales de su presencia y abundancia. En particular, los microfósiles de origen vegetal reciben el nombre de proxies cuando son utilizados como indicadores indirectos de la existencia de plantas y de las condiciones paleoambientales de una región. Por lo tanto, para reconstruir las comunidades vegetales del pasado, se pueden utilizar los microfósiles de origen vegetal, de los cuales uno de los más importantes es el polen, que es la célula células reproductiva masculina de las plantas Fanerógamas (ver Cuadro 1). El geólogo sueco Ernst Jakob Lennart Von Post, fue el primero en descubrir en 1916 el potencial de la Palinología (ver Cuadro 2), como una herramienta confiable para inferir los cambios ambientales del pasado a partir de la reconstrucción de la vegetación. Esto se debe a que el polen posee dos propiedades de gran valor científico: 1) La especificidad, se refiere a las combinaciones de forma, tamaño, aperturas y ornamentación de la capa externa - exina - (Fig. 1); que permiten identificar el tipo de planta que le dio origen; y 2) La capacidad de preservación en el tiempo, son muy resistentes a la destrucción, gracias a que la exina está constituida por una molécula denominada esporopolenina, la cual posee una estructura compleja similar a los plásticos, que le permite preservarse por miles y millones de años en condiciones ambientales particulares. Es importante destacar que la producción y dispersión de los granos de polen varía según el tipo de polinización. Por ejemplo, las plantas anemófilas producen grandes cantidades de polen para poder asegurarse la fecundación, mentras que las plantas zoófilas producen menos polen debido a que los animales se encargan de llevar el polen directamente de una flor a otra de la misma especie. Solo una pequeña fracción cumple con su función reproductiva, y el resto cae a la superficie del suelo en forma de ?lluvia polínica?. Pero antes de alcanzar el suelo, las características topográficas y climáticas de la región condicionan el depósito del polen. Por lo tanto, considerando todos estos factores, la lluvia polínica resulta un reflejo parcial las asociaciones vegetales presentes en un área geográfica.