INVESTIGADORES
LECUONA Agustina
congresos y reuniones científicas
Título:
Estudio miológico del acropodio de dinosaurios ornitópodos
Autor/es:
DÍAZ-MARTÍNEZ, I.; LECUONA, A.; PÉREZ-LORENTE, F.; PEREDA-SUBERBIOLA, X.; CANUDO, J.I.
Lugar:
Sot de Chera
Reunión:
Congreso; X Encuentro de Jóvenes Investigadores en Paleontología; 2012
Resumen:
El análisis de la anatomía funcional del acropodio posterior y la relación que existe entre los elementos óseos que lo conforman y sus partes blandas (p.ej., músculos, ligamentos, tendones) son muy importantes para el estudio de la biomecánica de la marcha los dinosaurios y en particular de aquellos bípedo.Dado que los fósiles raramente preservan las partes blandas, es conveniente aplicar un método específico para la reconstrucción de las mismas. Para tal fin fue desarrollada una metodología, el “Extant Phylogenetic Bracket”  o  EPB  (Witmer,  1995),  que  permite  la inferencia de tejidos blandos en los fósiles en base a la presencia de estructuras óseas correlacionables con dichas partes blandas presentes en los taxones vivientes más  cercanos  emparentados  al  fósil  en  estudio.Asimismo, esta metodología aplica ciertos conceptos metodológicos del cladismo, como la comparación con grupos externos y el principio de parsimonia, así como también se basa en una hipótesis filogenética previa que incluya al taxón fósil en estudio y a los taxones actuales más cercanamente emparentados con él. Al aplicar este método, es posible inferir la presencia de estos tejidos blandos  en  el  fósil  estudiado  con  cierto  nivel  de confianza dado por el nivel de inferencia, que puede ser I, II o III en orden creciente de especulación (Witmer, 1995). Para todo arcosaurio fósil (e.g., Dinosauria, Pseudosuchia), el EPB que debe utilizarse son los cocodrilos y las aves modernas. Este método ha sido utilizado para reconstruir la musculatura de diversos taxones  fósiles  como  el  ornitópodo  Maiasaura peeblesorum(Dilkes, 2000) y otros vertebrados. Esta metodología será la que se seguirá en el presente trabajo para  la  reconstrucción  de  los  tejidos  blandos  del acropodio de dinosaurios ornitópodos. Los huesos de los acropodios de los dinosaurios ornitópodos (siguiendo la propuesta filogenética de Butler et al., 2007) presentan tres tipos de marcas: lasde los tendones de los músculos flexores, las de los tendones de los músculos extensores y las de los ligamentos colaterales. La inserción de los músculosflexores se da en todos los ornitópodos, cocodrilos y aves de la misma forma como una cicatriz en la parte ventral de las falanges. Las inserciones de los tendonesde los músculos extensores se presentan en la parte dorsal de las falanges de maneras muy diferentes. Como un orificio en ornitópodos no anquilopolexios(igual  que  en  los  cocodrilos  y  las  aves),  como depresiones más o menos marcadas en Ankylopollexia no  Hadrosauroidea,  y  están  ausentes  enHadrosauroidea. De la misma manera, los ligamentos colaterales se insertan en orificios mediales y laterales de las falanges en ornitópodos no anquilopolexios, aligual  que  en  cocodrilos  y  aves;  se  insertan  en depresiones en Ankylopollexia no Hadrosauroidea; y no se observan en Hadrosauroidea.En base al EPB, la cicatriz de los tendones de los músculos flexores tendría un Nivel de Inferencia I, es decir que existe una alta probabilidad de que estos músculos se encuentren en todos los ornitópodos en la misma posición que en aves y cocodrilos. Sin embargo, en Hadrosauroidea la inserción de los tendones de los músculos extensores y de los ligamentos colaterales carece de correlato osteológico, lo que plantea ciertas dudas respecto a la naturaleza de estos tejidos blandos. Esta  falta  de  correlato  osteológico  plantea  ciertos posibles escenarios, en los cuales estos tendones y ligamentos podrían: a) haberse insertado en un sitio diferente, el cual no se conoce como tal; b) haber estado ausentes en estos taxones, lo que tendría un nivel alto de especulación, ya que está presente en cocodrilos y aves actuales; o c) estar menos desarrollados, sujetos a un menor estrés y con ello la cicatriz producida en las falanges ser menos evidente. Al analizar las falanges de varios hadrosauroideos, no se han reconocido cicatrices musculares en otros sitios que pudieran sugerir que la inserción de estos tendones y ligamentos se hayan desplazado, por ello se descarta esta posibilidad. En cuanto a la locomoción de los ornitópodos, Moreno et al. (2007) sugirieron un cambio en los hadrosauroideos respecto a ornitópodos menos derivados, pasando de ser digitígrados a subungulígrados. Este hecho podría suponer cambios en la musculatura de todo el miembro posterior y en particular del pie teniendo un mayor desarrollo ciertos músculos implicados en la marcha subungulígrada en detrimento de aquellos involucrados en la marcha digitígrada. De esta manera se considera más  probable  que  los  músculos  extensores  y  los ligamentos colaterales se hayan desarrollado de manera diferente por un cambio en la locomoción habiéndose modificado  respecto  a  la  condición  ancestral,  que interpretar la desaparición de los mismos.