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A partir del incremento en el número de algunas poblaciones de vicuñas y las posibilidades reales de aprovechamiento de la especie, algunos pobladores de la puna jujeña comienzan a tener una percepción negativa de las vicuñas silvestres, considerando a la especie un problema o una amenaza para el ganado doméstico. Entre los problemas más frecuentes se encuentran: la competencia por pasturas; la transmisión de enfermedades, la alta densidad y el daño de la infraestructura. Esta percepción negativa no se registra en otras especies domésticas asilvestradas como el burro, que comparten recursos con el ganado domestico. El objetivo del presente trabajo es cotejar si tales percepciones se corresponden con la evidencia científica disponible hasta el momento. La investigación se llevó a cabo en las localidades de Lagunillas del Farallón, Cieneguillas, Suripujio y Susques entre los años 1999 al 2009. Para analizar las percepciones de los pobladores se empleó el método etnográfico, con observación participante y entrevistas en profundidad (85 entrevistados). Dichas percepciones se compararon con los resultados de las investigaciones realizadas en el área de estudio durante 6 años respecto a la etología de la vicuña, el uso del hábitat y el estado sanitario de los animales. En base a los resultados obtenidos se concluye que los pobladores sobreestiman los impactos negativos de la especie. Incrementar el descontento hacia las vicuñas silvestres es una estrategia empleada por los pobladores andinos, cada vez más frecuente, como instrumento de presión para implementar planes de manejo de la especie. Esta actitud conlleva un importante riesgo, dado que la percepción de la vicuña como problema se instala en el imaginario colectivo de los pastores andinos quienes comienzan a plantear o incluso, implementar mecanismos de control de la especie que se oponen a los intereses de la conservación.

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