BECAS
ORTIZ NARVAJA MarÍa Macarena
congresos y reuniones científicas
Título:
Producción social del espacio en los alrededores del Mercado Norte
Autor/es:
ORTIZ NARVAJA, MARÍA MACARENA
Lugar:
Herramientas para pensar los espacios urbanos como escenarios de disputa social
Reunión:
Encuentro; I Encuentro de investigadorxs y becarixs del CIPeCo "Héctor Toto Schmucler"; 2020
Institución organizadora:
Secretaría de Ciencia y Técnica, Fcc / CIPeCo
Resumen:
Desde un punto de vista teórico, este trabajo permitió profundizar en algunos conceptos claves para comprender espacios sociales desde una perspectiva comunicacional atenta a las disputas de sentidos y prácticas de los sujetos, como ser: la producción social del espacio, la importancia del sentido vivido de las prácticas sociales sobre un espacio; las relaciones entre diversos momentos históricos y modos de producción con las configuraciones de las ciudades y la relación con la experiencia del cuerpo; cómo este hacerse de las ciudades tiende a reproducir y establecer desigualdades, que acompañan e impulsan el desarrollo del capitalismo como modo de producción actual, y por último, pensar los centros históricos como puntos de concentración y convergencia de actividades -y, en consecuencia actores) y funciones.Así, antes de adentrarse en las nociones y conceptos trabajados a lo largo de esta investigación, es necesario volver a sus objetivos. Como objetivo general se planteó identificar las disputas urbanas de los alrededores del Mercado Norte dentro del entramado social, cultural e ideológico de la Ciudad de Córdoba. Para esto, se volvió necesario historizar la producción del espacio delimitado en el marco de transformaciones estructurales del escenario urbano cordobés, y caracterizar la producción de estos espacios, considerando: actividades, actores e instituciones involucrados.Entonces, para esto, debemos pensar la ciudad como un objeto comunicacional. Así, debemos enfrentar la complejidad de los espacios urbanos como fenómenos sociales, con aspectos tanto simbólicos como materiales. Rossana Reguillo sostiene en su artículo Pensar la ciudad desde la comunicación:?La ciudad es espacio de investigación prioritario y privilegiado, en la medida en que no es solamente el escenario de las prácticas sociales, sino fundamentalmente el espacio de organización de la diversidad, de los choques, negociaciones, alianzas y enfrentamientos entre diversos grupos sociales por las definiciones legítimas de los sentidos sociales de la vida.?(p.80;2005).Ahora bien, si nos centramos en este último aspecto de las ciudades ligado a las relaciones posibles entre los grupos y clases (negociaciones, conflictos, alianzas o enfrentamientos) podemos analizar la ciudad desde una perspectiva materialista de la cultura, llevándonos a otro autor trabajado: David Harvey. Incluimos su posicionamiento ya que sostiene que las ciudades ?han surgido mediante concentraciones geográficas y sociales de un producto excedente. La urbanización siempre ha sido, por lo tanto, un fenómeno de clase, ya que los excedentes son extraídos de algún sitio y de alguien, mientras que el control sobre su utilización habitualmente radica en pocas manos? (Harvey, El derecho a la ciudad, 2008, pág. 24). Así, el problema del capitalismo sobre el excedente del capital es resuelto a través del urbanismo. Para Harvey la transformación urbana se desarrolla en paralelo a la transformación de los estilos de vida de los sujetos. La vida en la ciudad está determinada por la forma en la que el capital circula dentro de ella. En este mismo sentido consideramos necesario retomar a un autor fundamental para el desarrollo teórico de Harvey, Henri Lefebvre, y Michael de Certeau, para poder completar las reflexiones sobre el espacio. El primero ha trabajado desde la sociología, la geografía, siempre desde el marco del materialismo histórico, para este trabajo retomamos principalmente La Producción del Espacio (1973). En esta obra, el autor sostiene que el espacio es resultado de la acción social, de las prácticas, las relaciones, las experiencias sociales, y al mismo tiempo es parte de ellas. Es tanto soporte, como campo de acción: ?No hay relaciones sociales sin espacio, de igual modo que no hay espacio sin relaciones sociales.? (p. 221). Ahora bien, como tal, el espacio también está involucrado con el poder y la dominación: ?De que el espacio así producido sirve tanto de instrumento del pensamiento como de la acción; al mismo tiempo, que constituye un medio de producción, un medio de control y, en consecuencia, de dominación y de poder? (p.86).Adentrando aún más en la noción de espacio, el autor propone tres categorías que relacionadas entre sí configuran el espacio social: las prácticas espaciales, las representaciones del espacio y los espacios de representación. (p. 96 y 97)Las prácticas espaciales se relacionan con el espacio percibido, se trata del espacio de la experiencia material, donde el uso del tiempo y las redes y flujos de personas y mercancías se entrecruzan. En este nivel se engloba la producción y la reproducción social.Las representaciones del espacio, por su parte, remite al orden que imponen las relaciones de producción; refiere a conocimientos, códigos y signos de ordenación, fragmentación y restricción. Sería el espacio de científicos, expertos y planificadores. Es el espacio dominante de la sociedad.Los espacios de representación se entienden como los espacios de la imaginación y de lo simbólico dentro de una existencia material. Es el espacio de usuarios y habitantes, recubre el espacio físico utilizando simbólicamente sus objetos, se trata del espacio dominado. Sobre ésta última categoría centramos nuestra tesis final de grado.Por su parte, Michel de Certeau -autor francés dedicado a estudios tan diversos como la historia, el psicoanálisis y la semiótica- plantea en La Invención de lo Cotidiano 1. Artes de Hacer (1999) que la distinción entre lugar y espacio radica, nada más ni nada menos, que las prácticas sociales de los sujetos. El lugar estaría exento de la participación del sujeto, mientras que el espacio abarcaría las relaciones sociales como característica fundamental y fundacional. De Certeau conceptualiza: ?El espacio es un cruzamiento de movilidades. Está de alguna manera animado por el conjunto de movimientos que ahí se despliegan. Espacio es el efecto producido por las operaciones que lo orientan, lo circunstancien, lo temporalizan y lo llevan a funcionar como una unidad polivalente de programas conflictuales o de proximidades contractuales? (p.129). Mientras que el lugar sería ?una configuración instantánea de posiciones?, es un orden de elementos que se relacionan por su coexistencia, y es un indicador de estabilidad. El espacio, entonces, sólo puede entenderse a través de las relaciones sociales que los sujetos practican en él. Espacio y experiencia de los sujetos serían dos conceptos totalmente vinculados. Es el factor social lo que da vida a un lugar, para que deje de ser un lugar y se transforme en espacio. Vuelve a decir de Certeau: ?En suma, el espacio es un lugar practicado. De esta forma, la calle geométricamente definida por el urbanismo se transforma en espacio por intervención de los caminantes.?(129).Este espacio entonces puede ser apropiado por los sujetos, y según el autor, esto implica dos cuestiones: en primer lugar, que ?las prácticas del espacio se corresponden con manipulaciones de elementos básicos de un orden ya construido? (p.113); y en segundo lugar, que las prácticas espaciales son desviaciones relativas a una especie de ?sentido literal? definido por el sistema urbanístico.(p.113).El Mercado Norte es un espacio urbano de relevancia histórica: inaugurado en 1928, abarca gran parte los procesos y los cambios urbanos y demográficos de Córdoba, como una suerte de testigo de los vaivenes de la ciudad. Con la función de reunir la venta de productos alimenticios más variados en un mismo espacio, el mercado es siempre un determinante al pensar la forma en la que se diagrama una ciudad. El autor Fernando Carrión, coordinador del Programa de Estudios de la Ciudad en FLACSO (sede Ecuador) plantea una serie de conceptos que permiten desarrollar la idea de transformación de la ciudad a través de la relación dicotómica entre centralidad y periferia: dependen del crecimiento de la ciudad y de las políticas públicas que a su vez, ellos configuran.En su artículo La centralidad histórica: entre el nacionalismo del pasado (monumento) y el sentido social de hoy (centro vivo) (2009) Carrión plantea que el resultado de la expansión urbana crea profundos cambios en la idea de centralidad de una ciudad. Las políticas de desarrollo que apuestan por una mayor expansión como forma de entender el progreso y la evolución de una ciudad, hacen que la idea de un centro estable, ?centrípeto?, definido con una periferia alrededor, quede en el pasado. Esta es la idea que se tiene de una ciudad ?autocentrada?, como dice Carrión, caracterizada por ser de bajo crecimiento y de contar con tan solo un solo centro. Bajo este concepto se construyó el Mercado Norte: un lugar en donde se concentran las ofertas de los comercios (en una suerte de ordenamiento y condensación de oferta y demanda) con la idea de diagramar una centralidad en la ciudad. Pero el desarrollo urbanístico hizo que la ciudad ?autocentrada? quede en el olvido. Carrión establece la segunda posguerra como el momento de este quiebre. Según el autor este cambio se produce en el instante en que el centro de la ciudad deja de ser comprendido como la ciudad. Es por eso que Fernando Carrión habla de centralidad plural, de las ?nuevas centralidades urbanas ligadas a la centralidad fundacional, que se constituyen gracias al desplazamiento, apertura o presencia de funciones centrales en otros y diferentes lugares? (p.8). De repente las funciones del centro son distribuidas a lo largo del mapa de la ciudad, y pierde relevancia. Aquello que vuelve singular al centro, y que se determinaba por el servicio y la función que le prestaba a la sociedad, se pierde por el propio crecimiento urbano que va en busca del desplazamiento y la pluralidad de funciones distribuidas en el suelo urbano. Es por eso que el metabolismo de la ciudad hace que nuevos centros y nuevas periferias se vayan reconfigurando todo el tiempo. Pensar la historia del Mercado Norte con lo planteado por Carrión es pensar el Mercado Norte en su transformación de centro de la ciudad a periferia de la ciudad, en donde la aparición de centros comerciales, barrios ?más seguros?, con ofertas diferentes, hizo que quedara marginado. Aunque como dice el autor, las funciones centrales tienen menos que ver con la centralidad urbana que con el sector inmobiliario y turístico. En otro artículo, Fernando Carrión vuelve a la problemática de la centralidad, y se encarga de desarrollar puntualmente la idea de centro histórico. En El centro histórico como proyecto y objeto de deseo Carrión plantea que el centro histórico es un espacio público por excelencia y un elemento de articulación de la ciudad, lo que lo vuelve un gran proyecto urbano. Además, el centro histórico como concepto permite el uso de dos categorías analiticas: tiempo y espacio. Espacio porque constituye una centralidad en una ciudad y en una sociedad. Y tiempo porque tiene un valor histórico. Como dice el autor: ?el centro histórico es el espacio de encuentro por excelencia tanto por su condición de centralidad, que hace que sea un punto focal de la ciudad, como por la suma de tiempo al pasado que le permite adquirir un valor de historia.? (p.95). Es importante entonces entender el Mercado Norte como un centro histórico, junto a su carácter de espacio público. Carrion va a decir en La centralidad histórica: entre el nacionalismo del pasado (monumento) y el sentido social de hoy (centro vivo) (2009) que ?los centros históricos, para ser tales, deben ser heterogéneos en términos de la pluralidad de las funciones centrales que concentran, deben contar con una importante noción de antigüedad y deben ser un elemento medular de las relaciones interurbanas.? (p.9) El Mercado Norte cuenta en la actualidad con una pluralidad de funciones centrales: la oferta de una variedad de productos concentrados en un mismo espacio (tanto en comercios formales como informales y vendedores ambulantes), junto a una oferta gastronómica que promueve el turismo de la zona; cuenta a su vez con una sucursal del CPC, por lo que hay una gran cantidad de trámites que pueden ser realizados en el mismo; y concentra un mercado de trabajo y explotación por las noches. Con respecto a la antigüedad, como se marcó al principio, el Mercado Norte se inauguró en 1928, en plena década de transformación urbana de la ciudad de Córdoba, impulsada por las ideas de industrialización y progreso que se tenían en ese entonces. Y por último, el Mercado Norte está cerca de dos avenidas arteriales de la ciudad de Córdoba de zona centro (Av. Maipu; Av; General Paz) lo que marca una facilidad de circulación para acceder a él. Tanto la antigüedad del mercado (que ha creado ciertas tradiciones de consumo en el mismo y en la zona) y la particularidad de los productos, tanto en precio como en calidad, hace que clientes de todos los estratos sociales acudan al mercado para realizar sus compras.Desde un punto de vista metodológico, el curso de esta investigación se vio desviado por la contingencia de la pandemia de Covid 19 y el posterior aislamiento social. Así, el acercamiento al campo que se previó con observaciones tuvo que transformarse en el acercamiento a un espacio representado mediáticamente. Esto implicó adentrarse en la técnica de análisis de contenido, pero sin perder de vista que el objeto de estudio es el espacio vivido, un espacio practicado y conflictivo que concentra y expresa modos de hacer, de consumir y de estar juntos (o separados). Esto implicó cambiar las fichas de observación por fichas para analizar noticias: sus títulos, su fecha de publicación, qué actores se incluyen, qué temáticas aparecen asociadas a nuestro objeto y cómo se lo describe. Entonces, se elaboró un corpus con noticias encontradas sobre el Mercado Norte y sus alrededores en el portal digital del diario La voz del Interior. En base a la información extraída de las noticias elaboramos gráficos y categorías que nos permitieron un análisis de las cantidades de menciones, temáticas, actores y secciones bajo las cuales se publican estas noticias. De este modo, algunas regularidades comenzaron a mostrarse, por lo que se optó por recurrir a los diversos roles y funciones que el objeto de estudio de esta investigación cumple en las distintas noticias. El Mercado Norte aparece entonces tanto como un referente de precios, como un servicio público, como espacio para el arte y la gastronomía, como lugar de trabajo sexual, de inseguridad, violencia y como objeto de políticas públicas. Además, una división importante se hizo clara: existen noticias que mencionan al Mercado Norte pero no lo etiquetan como tal, excluyendo contenido de la búsqueda por temática. Estas noticias tienden a representar la zona del Mercado Norte como un área peligrosa e insegura del centro, desvalorizada y que además concentra oferta de trabajo sexual, hechos de violencia y explotación sexual. Por otra parte, en el grupo de noticias en las que sí se etiqueta la temática Mercado Norte, este espacio es una institución que fija precios de referencia, que ofrece atracciones turísticas por su atractivo histórico y gastronómico, como un espacio de la ciudad que vale la pena recorrer, que estimula sentidos y ofrece un tiempo/espacio de experiencia diferente al resto de la ciudad. Esta división se hace clara también desde otra perspectiva: tenemos noticias que refieren a la experiencia de comprar o recorrer el sitio de día, rodeados de personajes llamativos, olores y colores atractivos; y otras a los peligros que emergen en la noche, proxenetas, robos, trabajadoras sexuales, autos que recorren las esquinas de forma siniestra, la oscuridad amenazante de estas calles y hechos de violencia. Es desde esta clandestinidad de la noche y el peligro que una temática emerge para trascender a lo diurno: esta zona se representa como desvalorizada y despoblada. Desde este punto clave, el Mercado Norte aparece representado como objeto de transformación de la ciudad: más iluminación, inclusión de esta área deprimida en un sitio de atractivo turístico, reformulación de códigos de edificación para concentrar población nueva y actividades comerciales que le ganen horario a la noche. Esto, además, expone ciertas cuestiones. En primer lugar, ¿para quienes parece producirse este espacio? vecinos y comerciantes; en segundo lugar, si este espacio se presenta como vacío y despoblado ¿quiénes son las víctimas de su oscuridad?. Así, una incoherencia surge: el Mercado aparece tanto como un sitio de valor como desvalorizado, un lugar atractivo y peligroso, un sitio de turismo y prostitución, un espacio de concentración y abandono al mismo tiempo. Es atravesando estas aparentes contradicciones donde podemos observar qué ciudad espera producirse y para quienes: un Mercado que concentre actividades gastronómicas y turísticas en un horario más amplio que el actual, iluminado y con presencia policial, con nuevos residentes. ¿Qué posibilidades quedan en este Mercado imaginario para esos otros actores que habitan actualmente este espacio: vendedores ambulantes, feriantes, vendedores informales y trabajadoras sexuales? Así es como esta heterogeneidad de actores y actividades deriva en un conflicto que parece carente de manifestación, pero se encuentra latiendo en las representaciones que se construyen sobre el Mercado Norte.