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A partir de la década de 1920, en la ciudad de Buenos Aires, se destacó la participación de las mujeres en actividades administrativas. Aquellas que se desempeñaron como empleadas de escritorio poseían saberes y habilidades adquiridos a través de la educación básica que impartía la escuela pública, complementados con la educación informal que se transmitía por medio de una densa red de institutos, academias y profesores particulares. Academias Pitman se convirtió en una institución paradigmática en el proceso de capacitación profesional de las empleadas, debido a su especialización en técnicas comerciales. Fueron precisamente esos saberes los que las dotaron de una cierta profesionalización que les permitió emprender una carrera laboral que las diferenció del resto de las trabajadoras. Sin embargo, dicha carrera adquirió marcas de género que condicionó la inserción de las mujeres habilitándolas exclusivamente para ciertos puestos y desplazándolas de otros, en un contexto signado tanto por las ideas adversas hacia el trabajo femenino, como por el ingreso continuo de la mano de obra femenina al mercado. Este escrito se propone reconstruir la manera en que el proceso de profesionalización de las empleadas administrativas que difundió Academias Pitman construyó la inequidad laboral a través de la capacitación en tareas que promovían la inserción en puestos subordinados respecto de los puestos que se promovían para los varones. Al mismo tiempo, se señalarán los beneficios que tales ocupaciones promovían para las mujeres, matizando así su condición opresiva. La metodología a utilizar consiste en el análisis cualitativo de varias publicidades gráficas de Pitman, aparecidas en revistas de interés general (Mundo Argentino, Leoplán) y en revistas femeninas (Para Ti, Maribel, Vosotras). Estas representaciones permitirán reconstruir las jerarquías de género promovidas por la educación informal y el mercado laboral.

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