BECAS
ARELLANO NicolÁs Alejandro
congresos y reuniones científicas
Título:
Feminización del neutro y su incidencia en las construcciones con clítico pronominal acusativo femenino
Autor/es:
ARELLANO, NICOLÁS ALEJANDRO
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; I Encuentro RELIF; 2020
Institución organizadora:
Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano
Resumen:
En varias investigaciones filológicas fue señalado que los valores de inanimicidad y abstracción que contenía el neutro en el latín pueden ser encontrados en algunos sustantivos con género femenino del español (González Calvo, 1979; Rodríguez Diez, 2005; Protomártir Vaquero, 2008). Esta feminización del neutro (Spitzer, 1941; Mariner, 1968; Bigorra, 1973; Delbecque, 1997; Pascual Ortiz, 2015), que puede aplicarse para describir opuestos como signo y seña, fue postulada también para ilustrar la presencia de un formante femenino en las construcciones con clítico pronominal femenino desde el siglo XV (Cifuentes Honrubia, 2018) y hasta las más novedosas, recopiladas en una base de datos que combina obras literarias y discursos en redes sociales (Arellano, 2020).(1a) [...] orando y contemplando en quien la hizo y la vyno a redemir (Bursario, 1425?1450).(1b) Se me hace la interesante/ y la va de cascarrienta? (Entre bueyes no hay cornadas, 1908).(1c) La nerdeo un toque y la gordeo bocha (Twitter, 2015).Pese a estos y a otros estudios (Silva Garcés, 2017; Arias, 2018, por citar algunos), hasta ahora no se cuenta con una explicación acabada sobre los valores asociados al clítico femenino en este tipo de construcciones. Entendemos que este tipo de investigación debe realizarse, en una primera instancia, desde una perspectiva diacrónica, que explique la observación acerca de la asunción de propiedades típicas de lo neutro en lo femenino en otras expresiones, sobre todo aquellas de las que se ha sostenido guardan semejanzas estructurales con las construcciones con clítico (Delbecque, 1997; García-Page 2010). El estudio de estas formas, que presentamos a continuación, se realiza a partir de la confección propia de corpus históricos no cultos, en detrimento de los corpus generales de referencia generalmente utilizados en este tipo de investigaciones (Arellano, 2019; en prensa), y la búsqueda activa de ejemplos históricos a través de lexemarios y otras investigaciones de corte filológico. Partimos de la hipótesis de que la disponibilidad de los pronombres femeninos como formantes de las construcciones con clítico femenino se remonta a la reestructuración del sistema casual latino, cerca de la conformación del protorromance (Wright, 1982), el cual genera el establecimiento de un morfema de género -a polisémico, especialmente gracias a los sustantivos neutros de tema en -a, que se transforman en femeninos singulares (opera, -ae; epulae, -arum) (Hall Jr., 1965; Lapesa, 1981). En un grupo no menor de nombres femeninos este morfema porta sincrónicamente valores inconceptuales, colectivos, genéricos, despectivos o inanimados (Morala, 2015); estos están presentes al mismo tiempo en la distribución defectiva sincrónica del género neutro en algunos pronombres, artículos y demostrativos (Velleman, 1979; Menéndez Pidal, 1985; Rodríguez Diez, 2003). La tensión que se describe en el sistema favorece la aparición de construcciones adverbiales modales (a sabiendas) y de referencia tabú (hacerla) (Cifuentes Honrubia, 2018) con nombres y pronombres femeninos, las cuales constituyen la base de las construcciones con clítico femenino que se registran en los diccionarios contemporáneos y cuya vitalidad se mantiene hasta el día de hoy. Una vez incorporado el pronombre femenino como formante gramatical de las nuevas expresiones, en el español rioplatense se produce un proceso de generalización de la construcción subyacente que acaba por permitir la combinación del pronombre singular con bases verbales derivadas. En efecto, se evidencia que en la reestructuración de los sustantivos neutros latinos, producto de las nuevas variedades lingüísticas diastráticas y diatópicas en las antiguas zonas de influencia de Roma, se observa una tendencia a la masculinización del singular neutro y la feminización de su plural, ya atestiguada en los documentos que se conservan de la época y las listas de apéndices ortográfico-gramaticales, en los que se pueden atestiguar casos de heteroclisis (socra > socrus, nurus > nura), diminutivos con distinto género (lens > lenticula) y adaptación de voces helénicas, originalmente neutras en su lengua de origen, como femeninos (balneae, del griego neutro ?balaneio?) (González Luis, 1999; Varvaro, 1991).Para el caso específico del paso neutro plural>femenino singular, la feminización de las formas neutras terminadas en ?a es una consecuencia de la extensión analógica de este morfema como formante del género femenino. En esta transición es que los nombres pasan a establecer concordancias en femenino, pero respondiendo a un valor original latino de plural o colectividad. Así, e incluso hasta la actualidad, aunque sin fuerza creadora, se observan sustantivos femeninos con valor colectivo; con un valor relacionado a un mayor tamaño (cesto/cesta, barco/barca), en oposición al masculino; pluralia tantum (vísceras, forfolas, entrañas, expensas); y dobletes etimológicos, uno formado a partir de la base del neutro singular latino (y con valor individuado) y otro por el plural (y con valor no individuado) (grano/grana, leño/leña). La posible ?feminización mental de los colectivos? en las construcciones adverbiales con marcador -as, de notable expansión en los siglos XV y XVI (a medias, a escondidas, a tontas) (Ortiz Ciscomani, 2017), constituye un efecto de la compleja historia del valor del neutro en las lenguas romances.La inconsistencia y la pluralidad de valores asociados al femenino se encuentran también de alguna manera todavía relacionados al neutro: esta categoría no desaparece completamente en las lenguas romances, sino que su dominio de aplicación es menor, por lo que queda confinado solamente a algunos pronombres, artículos y puede postularse en español para ciertos adjetivos (los demostrativos esto, eso y aquello, incluso el pronombre acusativo singular lo y el artículo y adjetivo en, por ejemplo, lo bello). De esta manera, las construcciones con clítico femenino surgen en convivencia con la inconsistencia genérica mencionada. En el estudio histórico llevado a cabo por Cifuentes Honrubia (2018) para la variedad peninsular, usando los datos del Corpus Diacrónico del Español (CORDE), se rastrean las primeras oportunidades en que la construcción con clítico femenino aparece sin una clara referencia anafórica y, por lo tanto, no puede ser confundida por la combinación de un verbo y un objeto directo pronominalizado convencional. Además de los casos de hacerla (?faltar a lo que se debía?) y guardársela (?aplazar la venganza o castigo de una ofensa?), cuyos primeros ejemplos se ubican en los siglos XIII y XV, a partir del siglo XVI comienzan a detectarse nuevos lexemas y formaciones: 11 para este siglo, 6 para el XVII y otros 8 para el XVIII. A partir del 1800, el número va en aumento y se detectan 32 para el siglo XIX y 35 para el siglo XX. Para Argentina, y a partir de la base de datos propia construida con datos del siglo XIX y XX, particularmente puede observarse una importante vitalidad del fenómeno en dos aspectos fundamentales. El primero se corresponde con el aumento de las construcciones relevadas en general y en especial con el aumento en proporción de las variantes con exclusivamente pronombre la en comparación con los ejemplos de la variedad ibérica. En una segunda instancia, se destaca el tipo de bases verbales con las que el pronombre se combina. Así, se encuentran combinaciones con verbos intransitivos, incluso inacusativos o con un régimen pronominal distinto (irla, palpitarla, protestarla, equivocarla, trabajarla), ocasionalismos restringidos a la situación comunicativa en especial retratada en la obra o relacionados con un personaje en particular (epilogarla, chapariarla), verbos con -ear (gorjearla) y otras bases verbales novedosas, formadas a partir de sustantivos (balconearla) o préstamos léxicos de otras lenguas o relacionadas al ámbito del lunfardo (escabiarla, morfarla). En la actualidad, y desde principios del siglo XXI, se detectan expresiones aún más novedosas, en combinación con nombres propios (malepichotearla), préstamos de otras lenguas (flopearla) y otras bases nominales o adjetivales (gordearla). Estas propiedades, hasta donde hemos podido verificar, no se encuentran presentes en el resto de Hispanoamérica y la península ibérica. El estudio de la incidencia del neutro feminizado dentro de las construcciones con clítico femenino puede verse profundizado a partir del relevamiento de los sistemas cliticales y las fuentes históricas de otras lenguas romances, como el italiano y el portugués, e incluso en la variedad ibérica, a partir del análisis pormenorizado de la reciente emergencia de construcciones con clítico neutro singular lo (tipo petarlo, molarlo, fliparlo) (Pérez Vázquez, 2006), el neutro de materia (Morala, 2015) y los casos de leísmo, loísmo y laísmo (Fernández-Ordóñez, 1993) presentes en la península.