INVESTIGADORES
AMADORI Arrigo
congresos y reuniones científicas
Título:
La representación pictórica de la defensa de América durante el reinado de Felipe IV
Autor/es:
AMADORI, ARRIGO; VILLARREAL BRASCA, AMORINA
Lugar:
Madrid
Reunión:
Congreso; Perspectivas y novedades en la Historia Militar. Una aproximación global.; 2013
Resumen:
La formidable riqueza expresiva del Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro de Madrid ha dado lugar a diferentes interpretaciones respecto de su contenido simbólico. Si Jonathan Brown y John Elliott anclaron el análisis histórico del programa iconográfico en las figuras y políticas de Felipe IV y el conde-duque, otros autores, como Richard Kagan, se interesaron en revisar esta postura para desplazar el interés principal hacia los generales retratados en los cuadros de batallas; esto es, los fieles nobles servidores del rey . Recientemente, Fernando Marías propuso una lectura de la estancia que vincula la exaltación de la clemencia, el perdón y la fidelidad al monarca con un mensaje político coyuntural, cuyo destinatario era la nobleza desafecta al régimen del valido . De cualquier modo, a pesar de las disidencias y los matices que se han ido introduciendo en el debate, las distintas propuestas comparten la existencia de un mensaje nuclear destinado a realzar el poder, las virtudes y la gloria del monarca y de su monarquía, más allá de los sentidos que cada historiador otorga a los elementos constitutivos de este ámbito privilegiado de poder simbólico cortesano . Tomando como punto de partida la existencia de diversas lecturas para un mismo espacio pictórico, desde estas páginas planteamos la pertinencia de establecer una mirada integradora, contextual y política para el estudio del Salón de Reinos que contemple la función adjudicada a las escenas bélicas americanas. Como hipótesis de partida, esta propuesta asume que las expresiones contenidas en el Salón de Reinos constituyeron un fecundo repertorio discursivo que posibilitó tanto lecturas globales como particulares. Por lo tanto, se puede hablar de distintas capas de sentido, apreciables según la perspectiva desde la que se interprete la estancia y que permiten ser consideradas en términos comunicativos . La relevante presencia de referentes americanistas en el programa pictórico del Salón de Reinos es una circunstancia que hasta ahora no ha sido contemplada en profundidad por la historiografía ni abordada de forma analítica . Se trata de una circunstancia que constituye un claro indicador de una fase historiográfica en la que los distintos componentes del mundo hispánico eran tratados aisladamente, o bien siguiendo un esquema bilateral centro-periferia. Sin embargo, la sobrerrepresentación de los territorios transatlánticos plantea una problemática por dilucidar. Resulta manifiesto que la fisonomía de dicha estancia no se entiende sin integrar a los virreinatos americanos, ya que el mundo indiano estaba presente en los escudos de los reinos que jalonaban el techo abovedado que daba nombre al Salón, sino que también, y lo más sobresaliente, cuatro de las doce escenas de batallas que ocupaban un sitio estratégico en relación al campo visual de los visitantes de la estancia. Parece claro, por tanto, que esta presencia no resultó un hecho accidental, sino un fenómeno deliberado, sobre todo cuando se consideran otras dos circunstancias. En primer lugar, que el estado de guerra total establecido ofrecía varios sucesos de armas que representar, entre los que se escogió representar algunos que habían tenido lugar en América que no fueron más que escaramuzas. En segundo lugar, algunas de las batallas indianas seleccionadas, con fuerte impacto en su en su momento, para cuando se inauguró el Salón de Reinos constituían territorios perdidos. El denso entramado conceptual que desplegó el régimen del conde-duque de Olivares, a través de un heterogéneo repertorio de canales difusores, confiere pertinencia al planteamiento en términos de comunicación, porque permite discernir los mensajes diseñados y emitidos por el sistema simbólico del Salón de Reinos, donde se teatralizaron una serie de ideas acerca del poderío y las virtudes del monarca, a la vez que proporciona claves para identificar a sus potenciales receptores. En consecuencia, sostenemos que dicho ámbito contuvo un discurso -conjugado con otros- que enfatizó el servicio prestado por Felipe IV -y su valido- al cuerpo político mediante la defensa y la conservación de las posesiones y rutas comerciales americanas. Este premeditado discurso, con todas sus aristas, tuvo por destinatarios al colectivo indiano dentro de la monarquía, ya sea de forma directa o indirecta, aunque también se trató de un mensaje susceptible de ser interpretado por el conjunto de los súbditos del Rey Planeta. La escenificación de la defensa de las Indias declaró la supremacía de una lógica dinástica que comprendía a toda la monarquía, reclamando el relegamiento de los particularismos para lograr un mayor compromiso con los servicios al monarca y, de facto, alcanzar el cumplimiento de una política fiscal cada vez más intensa en la Nueva España, el Perú y la Carrera de Indias. En ese sentido, en este trabajo ofrecemos una aproximación a una nueva mirada sobre la carga simbólica del Salón de Reinos: descubriendo la pertinencia de múltiples lecturas, esbozando una de ellas en clave americana e insertándola en las coordenadas de su contexto.