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Culminando la formación grado en el ámbito académico, nos preguntamos acerca del futuro de la disciplina arquitectónica en un contexto un tanto desalentador que apareció en el discurso arquitectónico de las últimas décadas: El fin del espacio publico, el fin del urbanismo, el fin de la arquitectura; discusiones de un temor reiterado por muchos críticos, urbanistas y arquitectos. La propia selección del tema de tesis surge de la insatisfacción ante estas posturas críticas y del intento por ensayar un discurso que no se fundamente en la pérdida sino en la posibilidad. En este sentido, Roberto Fernández plantea un proceso de descubrir oportunidades (fisuras, deseos/necesidades de la sociedad civil, puntos muertos o ciegos de las ciudades, periferias, relocalizaciones y reterritorializaciones, etc.), y, al respecto, Zaera Polo propone un mapa busca-nichos para identificar agujeros en la fábrica de la arquitectura contemporánea. Desvelando los rasgos que caracterizan la crisis de la ciudad contemporánea; nos proponemos indagar en la posibilidad que tiene la arquitectura para abordar hoy un problema urbano tan recurrente como la seguridad ciudadana: los niveles de libertad y la vitalidad urbana están amenazados por peligros, tanto reales como percibidos que producen barreras físicas y mentales profundizando el proceso de fragmentación del espacio urbano. Estigmatizaciones sobre determinados sectores se construyen socialmente aumentando el sentimiento de exclusión y segregación. Se trata, por lo tanto, de una mirada hacia el delito desde un enfoque espacial. Desde esta perspectiva, el principal objetivo apunta a desocultar en el tejido urbano intersticios que, percibidos como "lugares inseguros", se conviertan en oportunidades para la integración e inclusión del espacio físico y social, en definitiva, en nuevos espacios públicos.

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