Apuntes sobre el boom documental en la década de 1990

LIOR ZYLBERMAN

60/90 Disrupción social y boom documental cinematográfico

Biblos

Lugar: Buenos Aires; Año: 2011; p. 61 - 67

En términos cinematográficos, podríamos afirmar que la última dictadura militar fue como un gran fundido a negro que al volver la imagen, al salir del negro, no presentaba continuidad con la imagen previa al fundido: el escenario se había modificado radicalmente. Valga la metáfora anterior para visualizar la clausura a ciertas prácticas que significó el último régimen de facto, prácticas que se volvieron imposibles de continuar con el retorno de la democracia. La nueva época que comenzaba en nada se equiparaba al bloque temporal delimitado por Claudia Gilman (2003) entre la revolución cubana y las dictaduras inauguradas por el golpe en Chile en 1973. La estructura de sentimientos señalada por la autora, hacía foco en la percepción a escala planetaria de la inminencia de transformaciones radicales en la política, las instituciones, el arte y la subjetividad. La clausura de la misma viene dada por 'la recomposición del viejo modo de dominación hegemónica, que dio por tierra con las expectativas revolucionarias que habían caracterizado su inicio'. Con sentimientos encontrados, el cine argentino se reacomoda al nuevo escenario político, social como también económico. Los años restantes de la década de 1980 (1984 en adelante) estarán marcados por una producción escasa donde lo político se sumerge en tramas y propuestas diferentes a los modelos anteriores. Si antes el cine que aquí pensamos era un cine que llamaba a la acción, el retorno a la democracia produce un giro, no sólo estilístico, sino también discursivo. Los documentales ya no mirarán hacia el futuro sino hacia el pasado, mezcla de catarsis con derrota, con lecturas revisionistas del pasado, a veces exculpatorias otras justificatorias, la utopía no tiene cabida. Es en el presente donde los documentales encontrarán sus temas y tramas.