INVESTIGADORES
ALFARO GOMEZ Emma Laura
congresos y reuniones científicas
Título:
Migracion de pobladores andinos: El testimonio de los apellidos en Argentina
Autor/es:
ALFARO E; ALBECK ME
Lugar:
Tilcara
Reunión:
Jornada; Jornadas de Estudios Andinos; 2012
Resumen:
Los apellidos revelan identidad y parentesco en función de su origen y pueden ser rastreados a través del tiempo así, marcadas discontinuidades en su distribución pueden ser producidas por migración y relocalización de poblaciones (Sokal et al., 1992). Además, el análisis de la distribución espacial y temporal de apellidos permite conocer o ponderar, de manera aproximada, cuántos individuos continúan viviendo en el área donde sus ancestros se encontraban asentados cuando comenzaron a utilizarse los apellidos (Manni et al., 2005). En otras palabras, la distribución actual de apellidos revelaría los efectos no sólo de migraciones recientes sino también de las del pasado (Mascie Taylor y Lasker, 1990). A pesar de la existencia de movilidad desde las tierras altas andinas hacia otros espacios del cono sur desde épocas incaicas y coloniales, el fenómeno de la migración andina intensiva hacia diferentes espacios del territorio argentino es relativamente reciente y cobró fuerza en la segunda mitad del siglo XX. Desde fines de la década de 1990 se viene realizando una serie de estudios de antroponimia para la Puna de Jujuy (Albeck et al., 2001; Albeck et al. 2007; Alfaro et al. 1998 m.s.; Alfaro et al., 2001; Alfaro et al. 2005,), entre ellos se destaca el análisis y seguimiento de los apellidos de Casabindo por más de 400 años y de los cambios identificados en la estructura sociodemográfica de su población (Albeck et al. 2007; Alfaro et al. 2005; Alfaro, 2010). Este análisis ha permitido verificar la difusión de un núcleo de 27 apellidos (Abichocoar, Abracaite, Alarcaqui, Alavar, Barconte, Cachi, Cachisumba, Caiconde, Chocobar, Lacsi, Lamas, Liquin, Patagua, Poco, Pocapoca, Quipildor, Repe, Sarapura, Socomba, Sumbaine, Tabarcachi, Tabarcondi, Tinte, Toconas, Tolai, Vilte y Yonar) desde el sector central de la Puna hacia espacios aledaños, valles y quebradas colindantes (Albeck et al. 2007; Alfaro et al. 2005; Alfaro, 2010). En este trabajo se evalúa, en las distintas provincias argentinas, la representatividad actual de los apellidos puneños mencionados previamente, a los que se agregan siete de origen andino: Cari, Condori, Cusi, Mamani, Quispe, Sajama y Zapana. La selección de apellidos realizada se fundamenta en distintas razones que se detallan a continuación: Mamani al ser el apellido autóctono más frecuente de la Argentina (Dipierri et al., 2005) y del Noroeste Argentino (más de 20000 representantes en el padrón electoral de 2001); Condori porque cuenta con más de 150 representantes en la Puna a fines del siglo XVIII (Albeck et al., 2001; Albeck et al. 2007; Alfaro et al. 1998 m.s.; Alfaro et al. 2005); Quispe por estar presente tempranamente en la Puna de Jujuy, se registra en Casabindo a fines del siglo XVII (Albeck et al., 2001; Albeck et al. 2007; Alfaro et al. 1998 m.s.; Alfaro et al. 2005); Cari y Zapana por encontrarse mencionados en el altiplano para épocas preincaicas (Cieza de León, 2005 [1553]); Cusi en virtud de registrarse en el siglo XVI entre los lupaca del altiplano (Murra, 1972) y Sajama porque su nombre remite a un área del altiplano de Carangas (Diez de Medina, 2003 [1950]). Se analiza la presencia de todos estos apellidos como indicadores de movilidad hacia otros espacios, en muchos casos definitiva (radicación), a partir de las siguientes fuentes: Padrones de tributarios de 1654, 1688 y 1786, Censo de Carlos III (1778-79), Censo de Población 1869 y 1895 y Padrones Electorales de 1982 y 2001. Resultados Históricamente, el comportamiento espacial de los dos conjuntos de apellidos analizados fue diferencial. A mediados del siglo XVII no se evidencia, en los registros del sector central de la Puna de Jujuy, la presencia de apellidos de origen andino, siendo dominantes los considerados puneños. A fines del siglo XVIII, en cambio, los andinos muestran una importante representatividad en los curatos de Yavi y de Santa Catalina, mientras que en Casabindo continúan siendo minoritarios. Esta baja frecuencia se registra también en la Quebrada de Humahuaca y el Valle de Jujuy donde, sin embargo, aparecen los apellidos de la Puna en mayor cantidad. A partir del siglo XIX, los de origen andino se vuelven dominantes en relación a los puneños, tanto en el sector central de la Puna como en el resto de la provincia de Jujuy. Ambos conjuntos analizados muestran actualmente una distribución similar en el territorio argentino. Las provincias que registran los porcentajes más elevados son Jujuy y Salta donde, en conjunto, superan el 60% del total de portadores, seguidos por Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que concentran alrededor del 20% para los puneños y el 17% para los andinos considerados. Del total de apellidos sólo seis se encuentran actualmente en todas las provincias argentinas (Chocobar, Lamas y Vilte de los 26 apellidos puneños y Condori, Mamani y Quispe de los andinos). Se discute la presencia de migración diferencial de los portadores de apellidos puneños y andinos hacia determinados ambientes y polos de desarrollo económico en Argentina.