INVESTIGADORES
SERSIC Alicia Noemi
congresos y reuniones científicas
Título:
Patrones filogeográficos y modelado de la distribución de Centris cineraria, una abeja endémica de Patagonia.
Autor/es:
SOSA-PIVATTO, S.; COSACOV, A.; ESPÍNDOLA, A.; SÉRSIC, A.N.
Lugar:
Corrientes
Reunión:
Congreso; II Reunión Argentina de Biología Evolutiva; 2017
Institución organizadora:
IBONE UNNE
Resumen:
PATRONES FILOGEOGRÁFICOS Y MODELADO DE LA DISTRIBUCIÓN DE Centris cineraria, UNA ABEJA ENDÉMICA DE PATAGONIA M Sosa Pivatto 1, A Cosacov 1, A Espíndola 2, A Sérsic1 1 Laboratorio de Ecología Evolutiva y Biología Floral. Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (CONICETUNC). 2 Department of Biological Sciences, University of Idaho, USA. marisosapivatto@gmail.com Los procesos históricos, como el levantamiento de los Andes y los cambios climáticos del Cuaternario, tuvieron una gran influencia en la biogeografía de Patagonia ya que afectaron el rango de distribución de los organismos, provocaron extinciones locales, y modificaron los regímenes selectivos, dejando una impronta en los atributos genéticos de las especies. Un enfoque filogeográfico permite inferir estos procesos poblacionales históricos, como la supervivencia en refugios glaciares, rutas de colonización y expansiones demográficas recientes. Una aproximación complementaria es el modelado del nicho ecológico basado en datos paleoclimáticos, que reconstruye la distribución potencial de los organismos en escenarios pasados. En la Estepa Patagónica, región pobre en insectos voladores, se distribuye Centris cineraria, una especie endémica de abeja solitaria, colectora de aceites. Se trata en muchos casos del único o principal polinizador de numerosas angiospermas de la comunidad, incluyendo a una gran diversidad de familias a las que visita en busca de néctar, polen y aceites florales. Su rango de distribución se extiende en Chile desde -30,65° a -36,10° S en la zona central del Matorral Chileno y el extremo norte del Bosque Templado Valdiviano, y en Argentina desde -35,10° hasta -51,70° S, abarcando la Estepa Patagónica, la Payunia y los pastizales Alto Andinos en la latitud 41° S. En este trabajo se incluyeron 258 individuos, procedentes de 71 localidades, abarcando todo su rango de distribución geográfica. Se obtuvieron secuencias mitocondriales correspondientes al Citocromo b. Dado que se evidenció heteroplasmia, los doble pico se codificaron según el código IUPAC. Posteriormente, se generaron todas las variantes alélicas utilizando el programa PHASE. Con el programa NETWORK se reconstruyeron las relaciones genealógicas entre los haplotipos obtenidos. A partir de 208 puntos de presencia y de datos climáticos y paleoclimáticos se reconstruyó la distribución de C. cineraria hace 120 mil y 12 mil años atrás, a través de modelado de nicho ecológico (MNE). En la red se observa un haplotipo central, muy abundante y muy distribuido principalmente al Este de los Andes; de este haplotipo se deriva un clado correspondiente exclusivamente a haplotipos encontrados en poblaciones al Oeste de los Andes, y diversos clados estructurados latitudinalmente. A pesar de que la Cordillera de los Andes constituye una barrera importante para la dispersión de diversos organismos, los resultados muestran dos conexiones independientes entre los linajes al Oeste y Este de la Cordillera, siempre a través de una misma área localizadas a -37,90° S y -71,10° O, donde se encuentran las únicas localidades que presentan haplotipos compartidos entre ambas regiones. En esta área se detectaron además localidades con altos niveles de diversidad de haplotipos, planteándose como putativos refugios glaciarios, coincidentes con lo reportado en estudios previos. Los MNE recuperan como áreas de alta probabilidad de ocurrencia y estables en el tiempo al área de conexión entre ambos lados de la Cordillera, apoyando la idea de que esa zona permitió el desplazamiento de las abejas; y a la zona al Oeste de la Cordillera, dicha estabilidad climática podría haberle permitido a la especie persistir en el lugar y diversificarse, como lo sugiere la presencia de numerosos haplotipos exclusivos.