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Este libro analiza la concepción de justicia social en los escritos y discursos de Ernesto Che Guevara, durante sus años como dirigente de la Revolución Cubana(1959-1964). El marco teórico desde el cual se realiza el examen del pensamiento guevariano supone que el Principio de Diferencia rawlsiano (leído en forma estricta, tal como lo sostiene G.A. Cohen) es compatible con el socialismo y que puede servir como nexo entre los dos principios de justicia marxianos: el Principio de Contribución y el Principio de Necesidades. Los textos guevarianos, en particular las inéditas actas de las reuniones bimestrales del Ministerio de Industrias y los artículos escritos durante el denominado Gran Debate de los años 1963-1964, muestran que Guevara tenía una clara concepción de la justicia social, afirmada en los clásicos principios marxistas y modulada en términos afines a la concepción rawlsiana de la justicia como equidad. Específicamente, la preferencia del Che por los incentivos morales por sobre de los incentivos materiales y su concepción del hombre nuevo (que no supone una hiper-socialización opresiva ni una abundancia material absoluta) se fundan en una visión de los talentos naturales como acervo común (en términos rawlsianos) o como privilegios naturales (en términos marxianos). Por consiguiente, dichos talentos no pueden ni deben servir de fundamento a una distribución justa, ya que son aspectos contingentes (moralmente irrelevantes). Asimismo, se advierte que Guevara daba igual importancia a las instituciones justas y al ethos congruente con los principios que se sustentan a dichas instituciones. El socialismo del Che, especificado como la combinación de un modo de planificación (Sistema Presupuestario de Financiamiento) y la moral comunista del hombre nuevo, va más allá de un mero esquema de distribución de recursos y apunta a la concreción de una sociedad constitutivamente justa.

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