INVESTIGADORES
POBLETE Lorena Silvina
congresos y reuniones científicas
Título:
La legitimación de la desigualdad social entre trabajadores vitivinícolas de Mendoza
Autor/es:
LORENA POBLETE
Lugar:
IDAES, USAM
Reunión:
Workshop; Jornadas del proyecto "Naturalización y legitimación de la desigualdad en la argentina actual"; 2009
Institución organizadora:
IDAES/UNSAM
Resumen:
La oposición entre « establecidos » y « marginados » presentada por Norbert Elias (1995) nos parece muy pertinente para comprender la manera en la que los trabajadores de las zonas rurales de Mendoza estructuran el espacio social y legitiman las desigualdad entre las distintas posiciones. De acuerdo con lo observado durante los trabajos de campo realizados en la región (en los veranos de 1995, 1997 y 1999), es posible distinguir, no dos grupos, sino tres: los « establecidos », los « marginados » y un tercer grupo intermediario, que se encuentra mucho mas cerca de los « establecidos » que de los « marginados ». El criterio principal que define a estos tres grupos es el lugar que ocupan en la organización del trabajo. El grupo de « establecidos » esta conformado por contratistas, el grupo intermedio por obreros rurales contratados a destajo, y finalmente, el grupo de « marginados » por trabajadores que llegan a la región durante las cosechas formando parte de cuadrillas. Otros dos criterios van también a colaborar en la definición del carisma de los « establecidos » y del estigma de los « marginados »: el tipo de vivienda y la nacionalidad. Estos dos criterios aparecen necesariamente ligados al estatuto laboral. Los contratistas, dado que su estatuto establece el derecho a un alojamiento, viven en la finca en la que trabajan. Los obreros rurales, trabajando a destajo, alquilan las casas en las que viven. Por su parte, los cosechadores temporales (o trabajadores golondrinas), viven en la finca en la que trabajan, en la mayoría de los casos en campamentos. La totalidad de los contratistas entrevistados son argentinos. Entre los trabajadores a destajo hay una mayoría de argentinos, pero también se encuentran trabajadores bolivianos. En cambio, los trabajadores golondrinas son en su mayoría bolivianos. En 1999, ésta parecería ser la jerarquía que estructuraba del campo social según los trabajadores entrevistados (en su mayoría contratistas o ex-contratistas). Entre 1996 y 1999, la vitivinicultura vive un acelerado proceso de transformación. La producción tradicionalmente destinada al mercado interno, se adapta rápidamente al modelo de aperturista. Importantes capitales extranjeros ingresan a la región, redefiniendo el objetivo comercial, pero también la organización de la producción vitivinícola. Las bodegas familiares pasan a ser empresas satelitales de grandes grupos económicos que monopolizan el proceso total de la producción y la distribución del vino. Durante ese periodo, la organización « clásica » del trabajo, y por consiguiente, del espacio social se ve fuertemente afectada. Los nuevos propietarios de las fincas y bodegas, buscando reducir el precio del trabajo, anulan los contratos de los contratistas y los reemplazan por trabajadores autónomos monotributistas (Poblete, 2007). Nuevas formas de inscripción en el mercado de trabajo aparecen en la región una vez que el nuevo modelo vitivinícola se consolida. Los ex-contratistas y los trabajadores a destajo, que en un primer momento son contratados como autonómos, pasan a formar parte de cooperativas trabajo (o de falsas cooperativas). Por su parte, los cosechadores temporarios aparecen como empleados de las agencias de empleo temporario que en los 90 se transforman en actores mayores del mercado de trabajo. A partir de estos nuevos modos de inserción laboral, el espacio social de las zonas vitivinícolas va a redefinirse. El objetivo de este trabajo es entonces de analizar la manera en que se reconstruye ese campo, centrando nuestra atención en los modos de legitimación de las desigualdades internas al campo.