INVESTIGADORES
BARRY Carolina Patricia
artículos
Título:
Arnoldo Geoghegan, a man of action
Autor/es:
CAROLINA BARRY
Revista:
Irish Migration Studies in Latin American. Edición especial sobre Health, Physicians, Nurses Co editada por Susan Wilkinson
Editorial:
Irish Migration Studies in Latin America
Referencias:
Lugar: Ginebra; Año: 2008 vol. 6 p. 20 - 25
ISSN:
1661-6065
Resumen:
Los descendentes de irlandeses, en general, han mantenido un llamativo nivel de participación e intervención en la vida comunitaria y política argentina. Ignorados por la gran historiografía, muchos han pasado al olvido. Uno de ellos es el polifacético Arnoldo Jesús Andrés Geoghegan (1898-1978).Arnoldo Geoghegan nació en Arrecifes, era nieto de los irlandeses Andrew Geoghegan y Sara Mills que arribaron a la Argentina en 1843. El matrimonio tuvo 12 hijos y hacia 1870 se radicó en una estancia en Pergamino que llamó “Emmett” en homenaje al patriota irlandés. La casta de los MacGeoghegan, tal la denominación original, era de la parte sur de Ui Nelly y pariente del famoso Rey Niall de los Nueve Rehenes del siglo VI; la familia estaba asentada en la actual baronia de Moycashel, Condado de Westmeath, con la sede del jefe cerca de Kilbeggan. Fueron de considerable relevancia hasta los tiempos de Cromwell, en que sufrieron severamente los efectos de la guerra y la confiscación de sus bienes. El escudo de armas de la familia tiene como lema: “estar siempre listo para servir a su país” y casi como un mandato ancestral, así vivió Arnoldo Geoghegan. Arnoldo estudió en el colegio San José de Buenos Aires y a los 28 años de edad formó parte de la primera camada de bacteriólogos argentinos recibidos en el Instituto Bacteriológico del Departamento Nacional de Higiene (hoy “Carlos G. Malbrán”). La investigación científica fue el eje que marcó su vida, desempeñándose en distintos organismos públicos hasta que en 1928 fue nombrado Jefe de Laboratorio de la Defensa Antipalúdica del Departamento Nacional de Higiene de Catamarca. La idea inicial era permanecer sólo seis meses, pero según él mismo relató a un periódico local “no me dejaron salir más” y se quedó por el resto de su vida. El entusiasmo por los nuevos desafíos que se presentaban en una provincia que invitaba al estudio y la exploración de epidemias lo llevó a trasladarse junto a su familia desde el cómodo barrio de Belgrano en Buenos Aires a la árida Catamarca. En ese interín descubrió los primeros casos de Chagas en la provincia y no tuvo mejor idea que llevar los primeros enfermos a la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires.