INVESTIGADORES
FINQUELIEVICH Susana
congresos y reuniones científicas
Título:
POLÍTICA INFORMACIONAL Y GOBIERNOS LOCALES HACIA BUENOS AIRES, CIUDAD DIGITAL: OBSTÁCULOS E INNOVACIONES
Autor/es:
SUSANA FINQUELIEVICH; HILDA HERZER; NICOLÁS BAREA; KISILEVSKY GRACIELA
Reunión:
Simposio; Simposio Internacional EGC ¨98; 1999
Institución organizadora:
Universidad Politécnica de Catalunya
Resumen:
“El regreso a una Atenas global, un gigantesco foro público donde todos pueden tener acceso a la información y hacer oír sus voces”, proclaman unos. “Meros chupetes electrónicos, elementos de distracción para ciudadanos que sólo tienen acceso a una ínfima fracción de la información realmente importante”, desestiman otros. El debate se agita cuando se trata de una cuestión candente: el uso de tecnologías de información y comunicación (TICs) en la participación ciudadana en al gestión de gobiernos nacionales o locales. Pero, se esté a favor o en contra de la utilización de las redes informáticas en la política local, lo que no se puede negar es, como lo plantea Castells (1997), que “La tecnología ha transformado el rol político de los medios, no sólo por sus efectos en los mismos medios, sino ligándolos en tiempo real con el marketing político”. Ya en los últimos años de la década de los 50, la introducción de computadoras en la tabulación de encuestas de opinión pública condujo a la aparición de “surveys estratégicos”, que ponían a prueba diferentes estrategias políticas en grupos determinados de votantes potenciales, de modo de poder modificar la estrategia, la forma y hasta los contenidos del mensaje en el desarrollo de las campañas según las actitudes de los “consumidores”. Décadas más tarde, cuando los medios de comunicación diversificaron y descentralizaron sus objetivos, lo que terminó de cristalizar en los años 90, su dominio de las actitudes y comportamientos políticos se volvió aún más total, más envolvente (p. 320). Hacia mediados de esta década Internet se ha convertido en uno de los vehículos fundamentales para propaganda de campañas políticas, foros de debate controlados, y contacto “directo” con los afiliados o simpatizantes de los diversos partidos. Es ya común que los programas televisivos, las publicidades en diarios, revistas, programas radiales o affiches callejeros refieran al espectador o al lector a una página web de Internet donde se puede encontrar información, artículos o foros de debate. Castells (1997) considera tres tendencias relevantes para el futuro de la política informacional: 1 . La re-creación del estado local. En numerosos países, la democracia local se muestra floreciente, al menos en términos relativos a la democracia política nacional. Esto es particularmente cierto en los casos en que los gobiernos locales y regionales cooperan mutuamente, como en el caso de la región Metropolitana de Toronto, y cuando extienden sus preocupaciones a la descentralización barrial y la participación ciudadana. Cuando los medios electrónicos de comunicación (CMC, o estaciones locales de radio y televisión) se añaden a la participación ampliada y la consulta a los ciudadanos (por ejemplo, en Lima, o en Buffalo, NY, USA), las nuevas tecnologías contribuyen a una mayor participación ciudadana en el gobierno local. Las experiencias de auto-gestión, si bien aún poco numerosas, muestran la posibilidad de reconstruir links de representación política para compartir (si no controlar) los desafíos de la globalización económica y de la impredictabilidad política. Existen límites obvios a este localismo, dado que acentúa la fragmentación del estado-nación. Pero, en estrictos términos de observación, las tendencias más poderosas que legitiman la democracia en los 90s están ocurriendo, a nivel mundial, en el nivel local (Castells, 1997, p. 350). 2 . La oportunidad que ofrecen las comunicaciones electrónicas para acentuar la participación política y la comunicación horizontal entre los ciudadanos. Ciertamente, el acceso on-line a la información y la CMC facilitan la difusión y búsqueda de información, y ofrece posibilidades para la interacción y el debate en un foro autónomo, electrónico, superando el control de los medios. Los ciudadanos pueden y logran formar sus propias constelaciones ideológicas y políticas, rodeando las estructuras políticas establecidas, creando así un campo político flexible y adaptable. Sin embargo, se pueden efectuar serias críticas a los prospectos de democracia electrónica. Por una parte, si esta forma de política democrática emergiera como un instrumento importante de debate, representación y decisión, se institucionalizaría como una forma de “democracia ateniense”, a nivel nacional e internacional. Mientras una elite relativamente pequeña, educada y rica en unos pocos países y ciudades tendrían acceso a una herramienta extraordinaria de información y participación política, realmente exaltando el rol de los ciudadanos, los no educados, las masas de no conectados del mundo y del país, permanecerían excluidos del nuevo centro democrático, como lo estaban los esclavos y bárbaros en los comienzos de la democracia en la Grecia clásica. Por otra parte, la volatilidad del medio podría inducir una acentuación de la “política show”, con el flamear de modas y mitos, una vez que el poder racionalizador de partidos e instituciones sea sobrepasado por los flujos de los humores políticos súbitamente convergentes y divergentes. En otras palabras, la política on-line podría empujar a empujar a la individualización de la política y de la sociedad, hasta un punto en que la integración, el consenso, y la construcción institucional podrían volverse peligrosamente difíciles de alcanzar. 3 . El desarrollo de políticas simbólicas, y de movilizaciones políticas en torno a causas “no políticas” electrónicamente o por otros medios. Las causas humanitarias (ambientalistas, feministas, derechos humanos, etc.) sostenidas por grupos de activistas y ONGs en todo el mundo son el factor más poderosamente proactivo y movilizador en la política informacional. La mayoría de estas movilizaciones se sitúan entre movimientos sociales y acciones políticas , dado que se dirigen a los ciudadanos, pidiendo a la gente que presione a instituciones públicas o empresas privadas que puedan hacer una diferencia en una causa particular . En otros casos, apelan directamente a la solidaridad de la gente. En última instancia, su propósito es actuar en el proceso político, es decir, influenciar la administración de la sociedad por los representantes de la sociedad. (p. 353). En todo caso, para que estos usos de las tecnologías de información y comunicación (TIC) sean posibles, son necesarias algunas condiciones: • La presencia de una cultura institucional abierta a al menos un grado medio de transparencia en los flujos de información y a cierto grado de participación comunitaria en la gestión local. • Una formación de los ciudadanos en el uso de las herramientas TIC, que incluye la percepción de éstas como bienes y servicios accesibles, además del acceso real, ya sea individual (a través de PCs hogareñas) o colectivo (mediante terminales de acceso público o semipúblico). • Una voluntad política de poner información, incluída propaganda, a disposición de los habitantes, por medios no tradicionales, lo que supone el prendizaje del uso de estos medio por los propios integrantes de los bloques políticos, en el poder o no.