Demarcación epistemológica y legitimación de saberes sobre la ciudad. El Urbanismo en Europa, segunda mitad del siglo XIX

RAUSCH, GISELA

FOUCAULT. Ciudades otras

edición independiente

Lugar: Santa Fe; Año: 2013; p. 77 - 104

En una conferencia que Michel Foucault dicta en Río de Janeiro en 1973 , y a partir de la hipótesis por él planteada acerca de la condición de invención que tiene el conocimiento (en oposición a un supuesto origen del mismo), expone que el conocimiento ?es siempre una relación estratégica en la que el hombre está situado? . Considerando entonces, este carácter perspectivo del conocimiento, concebido como el ?efecto de batalla?, es decir, como el resultado de juegos de poder, puede decirse (según el autor) que el conocimiento es siempre un desconocimiento, en tanto posee una acción esquematizadora, simplificadora, ignorando las diferencias, asimilando cosas entre sí. Hacia fines del siglo XIX, y de la mano del proceso de formación de los Estados nacionales y de la consolidación del capitalismo como régimen económico dominante, comienzan a consolidarse, más aún, a depurarse, un conjunto de ideas sobre cómo actuar en las ciudades profundamente marcadas por el proceso de industrialización. La variedad de ideas y prácticas de los siglos XVII y XVIII terminarán, recorte mediante, por entroncarse a fines del siglo XIX bajo el positivismo, adquiriendo así, las intervenciones en la ciudad, el estatuto de ciencia. Surge de este modo, lo que se puede definir como Urbanismo científico, ciencia que se encuentra en el cruce de las ciencias sociales y las ciencias más ?duras? y que conformará un específico cuerpo de saberes que legitimarán las prácticas del Estado sobre la ciudad. Pero también, a través de dichas prácticas, el Estado dará legitimidad a acciones de control sobre los cuerpos, a ideas y valores, a jerarquías sociales. En este sentido, trazar dicho proceso de recorte, o demarcación, constituye el objetivo principal de este trabajo, del cual se hará un recorrido histórico entre los siglos XVIII y XIX que de cuenta del carácter de invención del urbanismo científico en tanto estrategia de control a la vez que pieza fundamental para dar lugar, en el espacio, a las dinámicas capitalistas donde el mercado del suelo tendrá un rol clave. Vale aclarar que este trabajo no se ubica dentro de lo que se considera estrictamente filosofía de la ciencia, sino en lo que Moulines definió como historiografía de la ciencia. Tal distinción no quita que se trabaje en un espacio de relación entre ambas, o más precisamente, en un espacio de implicación. La distinción pareciera ser beneficiosa a los fines, tanto de definir con mayor precisión las herramientas de aproximación, como también en aras de evitar confusiones conceptuales entre dos líneas de trabajo que tienen como objeto la ciencia.