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La experiencia de expansión y mayor vizibilización de los derechos de las mujeres en América Latina de los últimos años, ha incluido modificaciones normativas en el campo penal y fundamentalmente una actitud más activa de la agencia judicial en torno a la administración de penas para delitos vinculados a la violencia de género y las agresiones a la integridad sexual. Uno de los resultados más notorios en nuestro país es el incremento considerable de detenidos por este tipo de causas en un corto período. La ponencia propone describir y analizar la producción de discursos moralizantes hacia el interior de la comunidad carcelaria en torno a esta nueva población; que por un lado es construida, mayormente por los agentes penitenciarios, como víctima de ?la ideología de género?, y por el otro produce mecanismos sociales de rechazo radical por parte del resto de los detenidos que orientan su expulsión, el establecimiento de distancias marcadas y el trazado de límites tajantes, incluso sostenidos a través de prácticas violentas. Ambas elaboraciones, si bien aparentemente opuestas, remiten en nuestra lectura al mandato de masculinidad hegemónico, fortaleciendo los valores patriarcales y sexistas sobre los que se estructura el sistema penal en general, y la institución carcelaria en particular. Debe considerarse además que el aumento de las tasas de encarcelamiento de ofensores sexuales y agresores de género no ha sido acompañado por ninguna política pública y/o penitenciaria específica, más allá de aquellas ligadas a cuestiones securitarias de la prisión. Es nuestra intención intervenir entonces, a partir de nuestros recorridos investigativos en cárceles de la Provincia de Buenos Aires, en la discusión sobre las problemáticas específicas de la ejecución de la pena y el castigo en estos casos; contribuyendo a la comprensión crítica en torno a sus efectos sociales e institucionales.

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