INVESTIGADORES
GIL MONTERO Raquel
congresos y reuniones científicas
Título:
Los forasteros de Lípez
Autor/es:
GIL MONTERO, RAQUEL Y NIELSEN, AXEL
Lugar:
San Miguel de Tucuman
Reunión:
Jornada; XI Jornadas Interescuela/Departamentos de Historia; 2007
Resumen:
El objetivo de este trabajo es enriquecer el concepto fiscal colonial de tributario forastero a partir del caso de Lípez. Nuestro interés surgió a partir de algunas discontinuidades encontradas en torno a la los derechos sobre la tierra durante el período republicano, que remiten a la organización y transformaciones coloniales. A lo largo del siglo XIX en la actual Bolivia tuvieron lugar una serie de reformas cuyo objetivo fue reorganizar la tenencia de la tierra sobre la base de la propiedad privada. Estas medidas apuntaban principalmente a desarticular las tierras de comunidad, cuyo origen se remonta a la colonia. En los primeros padrones de tributarios republicanos de Lípez se consideró a los indígenas como "forasteros con tierras", aunque -curiosamente- durante el período colonial (en particular en los padrones de tributarios de fines del siglo XVIII) fueron clasificados como "forasteros sin tierras". Los indígenas de Lípez no fueron incluidos en los primeros ordenamientos de pueblos de indios realizados por el virrey Don Francisco de Toledo, entre otros motivos, porque se los consideró muy pobres y por estar al borde de otras población de "indios de guerra". Los intentos posteriores de conformar pueblos de indios no tuvieron éxito y esta población fue incorporada a los padrones del período borbónico como forasteros sin tierras. Aunque algunos de los tributarios forasteros coloniales tuvieron su origen en las tempranas migraciones de tributarios que buscaban evitar las cargas coloniales (principalmente la mita), otros fueron considerados forasteros por diversos motivos, entre ellos, por habitar en tierras marginales o por no haber sido nunca antes reducidos. Este es el caso que nos interesa, el de Lípez. Para sostener este argumento apelamos a evidencias arqueológicas que demuestran que la región de Lípez estaba densamente ocupada por lo menos desde el período de desarrollos regionales (entre 1000 y 1450 dC), y que los mismos asentamientos continuaron siendo habitados sin solución de continuidad al menos hasta el siglo XVII. En el trabajo recurriremos a evidencias arqueológicas de asentamientos que muestran continuidad de ocupación entre los siglos XI y XVII a partir de la cerámica, la arquitectura y la organización del espacio doméstico. Estas evidencias muestran no sólo que el espacio estaba ocupado sino que hay una continuidad en las poblaciones desde la época prehispana. Además utilizaremos revisitas del siglo XVII (1603, 1683) y juicios por conflictos por la tierra.