INVESTIGADORES
GIL MONTERO Raquel
congresos y reuniones científicas
Título:
Prácticas migratorias en la Puna de Jujuy, Argentina
Autor/es:
GIL MONTERO, RAQUEL; QUIROGA, MARIANA
Lugar:
México
Reunión:
Workshop; V Reunión Internacional del Grupo de Trabajo Familia e Infancia: Escenarios de la diversidad: pasado y presente; 2007
Institución organizadora:
CLACSO
Resumen:
La provincia de Jujuy se encuentra dentro de Argentina en una región (el Noroeste Argentino, NOA) caracterizada por la concentración urbana y el despoblamiento de las tierras tradicionalmente habitadas por la sociedad colonial y por los indígenas. En particular la proporción de población que vive en las montañas a lo largo de los últimos 200 años se ha reducido a una tasa sorprendente, sobre todo si lo comparamos con lo que ocurre en los vecinos países andinos. La Puna de Jujuy, por ejemplo, concentraba más de un 60% de la población de la actual provincia en 1778 y hoy menos del 6%. La población se concentró en torno a las capitales provinciales, las líneas férreas y algunas ciudades nacidas al calor de las nuevas actividades económicas. Esta concentración representa mejor la expulsión de un espacio rural poco labrado (solo el 3% de la superficie total de la región hacia fines del siglo XX, contra un 11% a nivel nacional) que la atracción por mejores alternativas de vida. Aunque gran parte del territorio del NOA se caracterizó a lo largo de todo el siglo XX por expulsar su población, este proceso fue desigual en tiempo y espacio. Probablemente la mayor intensidad de la emigración se dio hacia mediados del siglo, cuando coincidieron grandes demandas de mano de obra para las agroindustrias y la minería, y también el mayor incremento natural de la población como consecuencia de una transición demográfica más "latinoamericana" que el promedio nacional, con diferentes ritmos en la reducción de la fecundidad y en menor medida de la mortalidad. En los últimos 30 años, en cambio, asistimos a un proceso diferente, caracterizado por una atenuación creciente de la emigración y por la tendencia de la gente a permanecer más en los departamentos de origen, donde, sin embargo, se produjo una redistribución de la población que hoy se concentra más en las capitales municipales o en algunas otras ciudades medianas que ofrecen alternativas de empleo (fundamentalmente público) y subsidios.   La Puna de Jujuy es un alto y árido plateau que estuvo y está actualmente habitado por una gran mayoría de indígenas. El estudio de estas poblaciones en Argentina está mostrando en los últimos años un interés creciente, principalmente desde disciplinas que anteriormente no se ocuparon de ellos como la demografía. En este último campo, y dentro de los trabajos referidos al NOA, se considera que las poblaciones indígenas son parte del "núcleo duro" de la pobreza, junto con los campesinos, dos grupos que con frecuencia coinciden. Algunos indicadores demográficos dan cuenta de ello: tasa de analfabetismo, mortalidad infantil, población con necesidades básicas insatisfechas, etc. La migración se entiende, en este contexto, como una consecuencia prácticamente inevitable de la pobreza. Las áreas rurales expulsan población porque no tienen como retenerla, y estos migrantes van a formar parte de los habitantes pobres ‑cuando no marginales- de las ciudades. La migración, entonces, se entiende como un mecanismo vinculado con las relaciones de dependencia económica que tienen las poblaciones pobres con relación a las áreas más "dinámicas".   La migración, sin embargo, puede ser considerada parte constitutiva de las estrategias de las poblaciones rurales, en las que algunos miembros de las unidades domésticas "parten para poder quedarse". Si la consideramos de este modo, el proceso migratorio tiene otros elementos que están fuertemente relacionados con la dinámica y las necesidades de los hogares. Es una mirada que trata de entender cómo se van adaptando las sociedades campesinas a los desafíos del sistema económico dominante. El migrante, en este caso, no sería visto como un habitante expulsado de su medio por las condiciones de pobreza, sino que su decisión formaría parte de estrategias familiares que permitirían la supervivencia del resto del grupo en el medio rural. Migrar, en muchos lugares, fue y sigue siendo una precondición para mantener y complementar la economía rural donde se quedó viviendo una parte de la familia, cuidando del ganado y ‑cuando la tienen-, de la tierra.   En este trabajo proponemos una mirada sobre la migración en las tierras altas de Jujuy a lo largo del siglo XX, con un especial interés por incorporar la mirada local. Proponemos un diálogo entre las perspectivas que hemos sintetizado: los indicadores demográficos pueden ayudar a entender, también, las lógicas campesinas. Las dos miradas pueden complementarse o entrar en contradicción, y sin embargo convivir. Nuestra perspectiva de análisis es de la historia de la población. Aunque el estudio se centra en el siglo XX, haremos algunas referencias a los antecedentes inmediatos del siglo anterior. Las fuentes sobre las que nos basaremos serán las siguientes:   a)      para el estudio de los procesos demográficos generales analizaremos los censos nacionales de población (1895, 1914, 1947, 1960, 1970, 1980, 1991, 2001) y las estadísticas vitales (que recién comienzan por departamento para la región en 1954). Trabajaremos con los siguientes indicadores: evolución de la población total, saldos migratorios, modificaciones en la estructura por sexo y edad. b)      para el estudio de la sociedad local nos basaremos principalmente en dos fuentes: un informe redactado en 1925 por una comisión encargada de estudiar el latifundio en la región, y una serie de encuestas que realizamos en 2004. Nos basaremos, también en relatos de viajeros y en trabajos anteriores que hemos realizado sobre la región.