INVESTIGADORES
CHERESKY Isidoro
congresos y reuniones científicas
Título:
“Argentina en la encrucijada. Coyuntura y opciones políticas en Argentina”
Autor/es:
ISIDORO CHERESKY
Lugar:
Montevideo
Reunión:
Taller; )Taller “Análisis político de coyuntura y perspectivas de mediano plazo en América Latina”; 2005
Institución organizadora:
Proyecto regional de análisis político y escenarios prospectivos en América Latina (PAPEP- RBLAC-PNUD)
Resumen:
“Argentina en la encrucijada. Coyuntura y opciones políticas en Argentina” es un estudio de la coyuntura argentina, que tiene el propósito de apreciar las transformaciones que se han ido produciendo en el país en los años de recuperación y reorientación posteriores a la debacle general producida a fines del año 2001. La formulación de un diagnóstico desde el punto de vista político e institucional se ha encarado en una perspectiva en la línea de la evolución planteada desde las elecciones presidenciales del 27 de abril del 2003. Los datos nuevos con los que se encuentra nuestro estudio desde el punto de vista de las condiciones para la acción futura de gobierno son los de una restauración de la confianza pública y de las expectativas futuras y de un gobierno dotado de legitimidad y capacidad de acción. La elaboración de este primer informe de coyuntura coincide con una encrucijada o más bien el espíritu mismo del informe es el de poner de relieve una encrucijada: la alternativa entre la mera continuidad de la dinámica actual con la posibilidad de que el país no supere una estructura que lo ha llevado durante las últimas siete décadas a un estancamiento relativo, o la posibilidad de encarar una política de reformas que transforme el actual crecimiento en un desarrollo duradero con justicia social y la expansión de una comunidad política deliberativa. Y hacemos hincapié particularmente en las excepcionales circunstancias políticas. Las recientes elecciones han legitimado la figura presidencial y también, en menor medida, la de líderes de otras filiaciones, y al mismo tiempo han confirmado el proceso de desagregación de los partidos políticos tradicionales, así como la persistencia de una resistencia a la representación institucional (sobretodo abstencionismo, pero también voto en blanco). En las circunstancias presentes desde el punto de vista institucional también puede considerarse que el país y en particular el Presidente se hallan ante una encrucijada. El período de salida de la crisis se caracterizó por la excepcionalidad política. El Presidente legalmente instituido en el 2003 afirmó su legitimidad como líder en contacto directo con la opinión pública y las instituciones debilitadas se allanaron a esa lógica. La continuidad simple de ese formato desestimaría la oportunidad que existe de constituir una comunidad política que tenga en cuenta tanto la pluralidad de actores políticos, por cierto hoy opacados por la fuerza de la legitimidad de un Presidente exitoso, como los requerimientos de argumentación y deliberación públicas de una ciudadanía atenta a los asuntos públicos. Por otra parte un poder poco institucionalizado conlleva riesgos de inestabilidad por su vulnerabilidad a los vaivenes de popularidad. A lo largo del artículo, se analizan las temáticas explicadas. Con el aportes de diferentes encuentas de opinión, se analiza el sentimiento colectivo de mejora de la situación argentina y optimismo sobre el futuro, así como las orientaciones ciudadanas en relación con la política y las instituciones,   así como otra dimensión de las orientaciones ciudadanas, que no se refiere a las instituciones representativas o al gobierno, sino al ámbito público no institucional o representativo.En términos generales puede decirse que actualmente la ciudadanía argentina es crecientemente autónoma, crítica de las instituciones y dirigentes existentes, pero mayoritariamente imbuida de expectativas democráticas e interesada en los asuntos públicos. En relación con la vida pública, la ciudadanía argentina se muestra con aspiraciones legalistas e interesada en la mejora del debate público, aunque su interés político no es  predominantemente participativo, y si bien muestra un grado de tolerancia ante la conflictividad social, éste se halla atemperado por la demanda de orden. Cómo contribuir a ordenar este espacio público escenario de conflictos que le son propios y característicos de una sociedad democrática y cómo relacionar la acción de representantes y del gobierno con la opinión que en él se forma, son algunos  de los interrogantes que quedan planteados. Otro específico es el del equilibrio deseable entre orden público y seguridad urbana, por un lado,  y protesta o reclamos sociales de variada índole, por otro. Se analizan a su vez las oportunidades para encarar una política de reformas políticas y económicas. La oportunidad que se ofrece a la Argentina proviene justamente de las circunstancias excepcionales que ha vivido y de las que están emergiendo. Las reformas a encarar se refieren tanto a los requerimientos políticos que provienen de la vida económica y social,  como aquellos inherentes a la propia vida institucional y social. Existe una disposición mayoritaria en la ciudadanía y en las elites y sobretodo una expectativa respecto a la evolución futura que pueden considerarse duraderas y que, por otra parte, están fundadas en las oportunidades reales de reinserción en el mundo que se le ofrecen al país, con la posibilidades que un crecimiento sostenido ofrecería para políticas de justicia social  y de desarrollo integrado. La oportunidad también se presenta como inusual porque el Presidente goza de un amplio crédito en la opinión pública y un reconocimiento que va más allá de las fronteras de sus partidarios o de los que han votado a sus candidatos en las recientes elecciones. Y ese reconocimiento,  acompañado de la expectativa de futuras iniciativas políticas de su parte,  no tiene contrapesos políticos o sociales de gran significación. Esa libertad fuera de lo común de la que goza el Presidente le da la oportunidad de un uso responsable y generoso del poder. Durante dos años ha podido gobernar de un modo excepcional porque las circunstancias lo requerían y porque rápidamente estableció un lazo consistente con la opinión ciudadana y con ese respaldo pudo actuar eficazmente sin que encontrara trabas institucionales a su acción. Pero ese modo de gobernar, si se prolongara, correría el riesgo de no ser apto para las exigencias de la hora En el futuro político inmediato se perfilan dos tendencias. Como se afirmó precedentemente, se ha afirmado la legitimidad presidencial, puesto que los candidatos sostenidos por el Presidente han logrado ganar las elecciones en numerosos distritos y aún el reconocimiento a la autoridad presidencial se extiende por fuera del ámbito estricto de sus partidarios, a dirigentes de proveniencia radical o socialista. Las expectativas sobre el rol presidencial son amplias: en las elites seis de cada diez personas piensan que el Presidente podría liderar un proceso de consolidación institucional. Pero, por otra parte aunque no  hay una oposición política unificada en torno a un liderazgo fuerte, sí existen varios polos de diferenciación política y es probable que el Congreso y más ampliamente la arena pública sean ámbitos en que se perfilen debates y coaliciones de poder y oposición. El país podría seguir evolucionando así y el Presidente en verdad no está apremiado por adoptar grandes definiciones a partir de las circunstancias inmediatas. De modo que la perspectiva de un proyecto reformista depende de la confirmación de una voluntad de redefinir el futuro adoptado desde la propia cúspide del poder. En otras palabras existe la oportunidad porque el Presidente goza de una extensa libertad de iniciativa, pero no existe una urgencia. Si el Presidente emprendiera un rumbo de reformas podría efectivamente ser el fundador de una época. Los grandes temas de esas reformas constituyen alguno de los capítulos de este informe. No es que estén contenidas las soluciones sino tan sólo la invitación a su tratamiento.