INVESTIGADORES
CHERESKY Isidoro
congresos y reuniones científicas
Título:
La ciudadanía en el centro de la escena
Autor/es:
CHERESKY ISIDORO
Lugar:
Toronto
Reunión:
Congreso; 2010 Congress of the Latin American Studies; 2010
Institución organizadora:
LASA
Resumen:
El tema de la ciudadanía está a la orden del día en los estudios políticos
y también en la
vida de nuestras sociedades.
Esta centralidad se deriva de dos circunstancias relativamente recientes o podríamos decir,
de transformaciones que están todavía desenvolviéndose ante nuestros ojos. La democracia
ha adquirido una vigencia y un valor universal, y ello pese a los desafíos de las tradiciones
antiseculares que reniegan del principio según el cual el orden político y social esta librado
a la voluntad de los hombres o al menos a lo que los hombres puedan hacer según su libre
arbitrio de los legados de la historia y la naturaleza. La expansión de la democracia no ha
deshabilitado los reclamos de un orden mas justo y de grandes reformas, pero en lo
esencial, esas aspiraciones se han canalizado en el marco de las sociedades democráticas y
no de un providencial orden alternativo como era el caso hasta hace poco tiempo. La
expansión del orden político democrático considerado como resultado de la actividad de
los hombres librados a su propio juicio y sin ser portadores de un sentido trascendente
conlleva en consecuencia la centralidad de la ciudadanía.
Por otra parte, las democracias contemporáneas experimentan actualmente una
transformación significativa cuyo rumbo es objeto de dilucidación por quienes investigan
estos temas. Los lazos de representación están cuestionados en los diferentes órdenes de la
organización social, y el sistema institucional está sujeto a mutaciones tales que el
equilibrio entre los principios característicos de la democracia parece alterarse, aunque las
evoluciones no son las mismas en las diferentes latitudes del mundo democrático. En todo
caso, un rasgo común a estas variadas transformaciones es, a mí entender, lo que
podríamos llamar la emancipación del mundo político. No es que las desigualdades y las
diferencias sociales hayan desaparecido, por el contrario en muchos casos se han
acentuado. La modernización tecnológica y económica, y los procesos de globalización lo
que sí han hecho es debilitar las identidades sociales que en el pasado parecieron
consistentes y con ello se ha desvanecido la pretensión que la vida pública y la política
fuesen la expresión de esas realidades y de la conflictividad que en ellas se origina. La
emancipación del mundo político conlleva también su reconfiguración; si el ámbito público
y las instancias de poder no son simplemente la expresión de los intereses organizados en
una realidad que las precede, la propia vida política adquiere asimismo una fluidez
diferente de la que le atribuyeron las concepciones hiperinstitutucionalistas. Es decir que no
se trata de pensar la existencia de canales y normativas que equiparan la vida pública con
un sistema o una organización, cuyo desenvolvimiento estaría esencialmente reglado. No
es que la vida pública puede desarrollarse sin un ordenamiento de la expresión cívica y sin
el reconocimiento de la autoridad legítima, pero la evolución contemporánea pone en
evidencia que el propio sistema institucional y normativo está en revisión y renovación
permanente y que en ese sentido la democracia debe ser concebida como un régimen
inestable, sin que con ello se esté adjetivando su debilidad sino sus capacidades adaptativas
a la deliberación ciudadana. La vida ciudadana es en ese sentido la esencia de la política
democrática; esta vida ciudadana no podría transcurrir sin un dispositivo institucional, pero
ella no se desenvuelve en su interior y en consecuencia ese dispositivo no es definitivo y
universal sino que está sujeto a las mutaciones propias que requieren los principios
democráticos.