INVESTIGADORES
CHERESKY Isidoro
capítulos de libros
Título:
Un régimen de interrogación sobre la evolución del régimen político
Autor/es:
ISIDORO CHERESKY
Libro:
Isidoro Cheresky (compilador): La Política después de los partidos, Prometeo, Buenos Aires, 2006.
Editorial:
Prometeo Libros
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2006; p. 27 - 74
Resumen:
El objetivo de este artículo es analizar la gestión presidencial de Néstor Kirchner, a partir del escenario en el que emergió y en el cual marcó la excepcionalidad política. La popularidad del líder y las acciones emprendidas desde el gobierno contribuyeron a legitimar su mandato, pero este decisionismo pareció alentar la concentración de poder, en tanto las fuerzas políticas de la oposición se vieron crecientemente fragmentadas. Es en este contexto en que se plantea un interrogante sobre el rumbo del régimen político de cara a las elecciones 2007. La llegada de Kirchner al poder resultó emblemática: la Argentina estaba inmersa en una crisis de representación desatada en el 2001 y las elecciones del 2003 marcarían la recuperación de la iniciativa política. El nuevo Presidente afrontaba el doble desafío de legitimar su gobierno, que tan sólo gozaba de la investidura legal que le otorgaron las elecciones; por cierto, con un escaso apoyo; y a la vez emprender una acción que reestableciera un orden y sorteara la crisis. En este escenario, la figura de Kirchner constituyó la excepcionalidad política. Una vez en el poder, el Presidente supo granjearse de popularidad a partir del accionar y del discurso. Por un lado, adoptó medidas concretas que se tradujeron en la estabilización de la economía, con la consiguiente reducción de la pobreza y la desocupación; el desplazamiento de la cúpula de las FF.AA. y las fuerzas de seguridad; y el reinicio de los juicios a quienes violaron los derechos humanos durante la dictadura. Por otro lado, entabló una relación directa con la opinión pública, identificándose con el pueblo y haciéndose eco de sus diversos reclamos: exhibió sensibilidad ante la protesta popular y cívica, en tanto acreditó una imagen más amplia de intransigencia en su relación con las corporaciones y los grupos de poder. Cabe destacar que la creciente popularidad del líder fue a la par de la concentración de poder, manifestada en la delegación de facultades legislativas en el Ejecutivo y en decisiones tomadas por éste sin previa deliberación; vale citar la tendencia al gobierno por decreto y polémicas medidas tales como la reforma al Consejo de la Magistratura y la llamada ley de “superpoderes”. De este modo, se configuraba un escenario unipolar dominado por el fuerte decisionismo del Presidente, aún cuando los años de excepcionalidad, 20003-2005, ya habían marcado un rehabilitamiento del rol del Estado. Las elecciones legislativas del 2005 pronunciaron esta tendencia: en tanto las fuerzas de la oposición se mostraron débiles para proporcionar alternativas políticas, Kirchner consolidó el polo oficialista en torno a una dinámica coalicional movimientista en la que convergieron dirigentes y estructuras del peronismo tradicional, ex-frepasistas, líderes sindicales, activistas de movimientos sociales populares e incluso fuerzas del radicalismo. La heterogeneidad en la composición de esta coalición y el abandono por parte del Presidente de la simbología partidaria, al distanciarse de la figura de Duhalde (PJ) y promover la creación de una etiqueta política propia (FPV) así como una “concertación plural”, parecen decantar en un horizonte de incertidumbre respecto a la evolución de esta nueva fuerza. Una acción política presidencial movimientista no configura una identidad política, pues no está institucionalizada y tan sólo congrega adhesiones individuales originadas en un espectro político relativamente amplio, que por su carácter de estado de la opinión no permite predecir enteramente los comportamientos electorales futuros. Por otra parte, si bien las elecciones legislativas reflejaron la capacidad del Ejecutivo para incidir en el escenario político y obtener apoyo para su mandato a través de las listas oficialistas, los resultados también mostraron que la popularidad del Presidente no se transfería completamente a sus partidarios en los niveles provinciales y locales. En este contexto se plantea la reconfiguración de la escena política. Por un lado, el Presidente ostenta un considerable poder de decisión. No obstante, las exigencias de normalización institucional y el realineamiento de las fragmentadas fuerzas políticas hacia las elecciones 2007 podrían significar una salida del escenario unipolar.