INVESTIGADORES
CHERESKY Isidoro
capítulos de libros
Título:
Au nom du peuple et des convictions. Possibilités et limites d?un gouvernement fondé sur l?opinion publique
Autor/es:
ISIDORO CHERESKY
Libro:
Canet, R et Duchastel, J. : La régulation néolibérale . Crise ou ajustement
Editorial:
Athena Editions
Referencias:
Lugar: Montréal; Año: 2004; p. 35 - 50
Resumen:
Argentina se halla en una transición al haber abandonado los parámetros que guiaron su actividad económica en los 90 y estar en vías de definir una recomposición institucional y política. Aunque todos estos cambios están relacionados entre si lo que en este artículo se privilegia es la modificación del régimen político acarreada por la existencia de un gobierno cuya acción esta sustentada en la opinión publica. Este análisis es tributario de los hechos producidos al inicio de período presidencial, pero pese a las variantes que se puedan presumir para el futuro, esa relación entre liderazgo presidencial y estado de la opinión parece destinada a persistir, aunque pueda variar su intensidad. Se analiza en primer término lo que puede considerarse como ?la primacía de la voluntad política?, como forma de caracterizar los nuevos tiempos. Se postula que el término política ha recuperado su sentido de voluntad política asociada al lazo representativo, luego de un largo ciclo en que la idea de política/administración se había difundido ampliamente en consonancia con la primacía del mercado desregulado como modelo político. El nuevo Presidente se ha lanzado a la acción de gobierno con  una idea amplia del ámbito de intervención y regulación del Estado así como de su propia competencia personal y ha dado a la voluntad política el sentido de una acción derivada a la vez de principios de acción (subjetivamente convicciones) y de la búsqueda de construcción de un lazo de representación ciudadana, dejando de lado acuerdos corporativos y negociaciones con las fuerzas políticas tradicionales  incluso, hasta cierto punto, en la relación con los representantes de su propio partido y otras fuerzas eventualmente afines. De este modo las fuentes de debilidad, por tratarse de un presidente outsider en su propio partido y surgido de comicios atípicos, se revirtieron en factores positivos e impulso que le habilitaron un margen considerable de libertad política. Su ejercicio de la voluntad política se afinca en su situación de presidente poco condicionado, con mayores posibilidades de construir un sustento político a su medida; al menos esa es la ilusión que alimenta un gobierno de opinión. En el artículo se presentan numerosas evidencias de cómo al cabo tres meses de ejercicio de la Presidencia se halla en marcha una acción de gobierno vertiginosa que transmite el sentido de un pronunciado cambio de rumbo y con vocación a modificar las bases institucionales y las costumbres. Los cambios en la cúpula de las FFAA y el desbloqueo a la posibilidad de examinar judicialmente las responsabilidades por la represión ilegal y la violencia de los años 70, el impulso al enjuiciamiento a miembros de la Corte Suprema y la intervención en la obra social de los jubilados (PAMI), han sido decisiones que afectan el poder corporativo, pero también los intereses y los compromisos de los dirigentes políticos tradicionales. El modo en que se plantea la negociación de la deuda externa y la relación con los organismos internacionales de crédito y monitoreo va también en la dirección de cambios de rumbo significativos que parecen destinados a durar Esta voluntad política va más allá de lo esperado de un gobierno surgido de elecciones presidenciales que habían estado marcadas por el escepticismo y la duda ciudadana.  La excepcional legitimidad adquirida por el gobierno e ilustrada por los altos índices e aprobación y popularidad, no parece derivarse del cumplimiento de promesas preelectorales sino de la ejecución de políticas inesperadas aunque rápidamente populares.   En el presente trabajo se pone en perspectiva al nuevo gobierno con los gobiernos que lo precedieron desde 1983, destacándose así la inauguración de un estilo político novedoso, en el que la reconstitución de la autoridad política está basada en el respaldo ciudadano ?directo?. Se postula  que los momentos iniciales de la gestión de Néstor Kirchner han estado marcados por la formación, posterior al proceso electoral, de una autoridad política. Se analizan los antecedentes inmediatos, es decir, el proceso electoral que llevo a Kirchner a la presidencia. La escena electoral era inédita, como se verá, desde varios puntos de vista, pero lo más sobresaliente ha sido el considerable fraccionamiento político. Kirchner llegaba así a la presidencia por un concurso de circunstancias fortuitas y siendo portador mas de un voto rechazo que de una promesa avalada. En ese sentido N. Kirchner resultó ser un presidente accidental, surgido de circunstancias muy diferentes de la que solían caracterizar la selección de liderazgos en las democracias institucionalizadas. Y por ello los analistas políticos pronosticaban que su legitimidad sería débil y dependería de la estructura peronista. Sobre los tópicos analizados, se proponen distintas conclusiones. Se sostiene que las recientes elecciones presidenciales y el curso ulterior de la vida política confirman que se están produciendo transformaciones significativas en la vida política, entre ellas la desagregación de los partidos políticos tradicionales y quizás la marginalización de alguno de ellos.  El peronismo persiste como identidad política, pero en vez de un partido o aún movimiento debería ser considerado como un campo político o tradición, terreno de disputa entre proyecto políticos poco conciliables. Por otro lado, la fluctuación y volatilidad del voto confirman la desafección ciudadana respecto a las identidades políticas, en particular las tradicionales, y aún lazos frágiles con los liderazgos personalistas. Esta evolución de la vida política parece anunciar un verdadera mutación y no tan solo una crisis cuya superación nos retrotraería al sistema político con sus características precedentes. La dinámica política parece estar signada por ?la negatividad?, es la censura a una acción de gobierno o a un proyecto muchas veces personalista y aún en el caso de los caceroleros, el rechazo a los políticos lo que parece ordenar los campos políticos. Ese rasgo hace dudar no solo de la supervivencia de las divisorias tradicionales (peronismo, radicalismo) sino aún de otras de impacto mas reciente en la vida política nacional (izquierda /derecha) e introduce un elemento de fluidez y de incerteza en la vida política. Los liderazgos de popularidad han sido los polos de agrupación política y de ordenamiento de la competencia.Sobre este punto cabe señalar que esos liderazgos suelen ser frágiles y en consecuencia no siempre evolucionan  hacia la constitución de una fuerza política establecida , aunque en todos los casos fomentan al menos la creación de una mínima estructura partidaria. Los liderazgos personales han mostrado una mucha mayor capacidad de adaptación a los cambios políticos y aptitud para generar lazos representativos que las organizaciones partidarias tradicionales. Pero la fragilidad de ese tipo de popularidad y la ausencia de estructuras organizativas mínimas genera una inestabilidad que puede afectar al conjunto del sistema institucional. Un interrogante mayor que queda planteado es el de saber que relación futura se establecerá entre líderes de popularidad y partidos políticos. La ciudadanía ha contribuido a la renovación de la vida política por el peso de su eventual movilización y sobretodo por su mayoritaria autonomía. Pero las expectativas de participación mas activa que pudieron despertarse a partir del cacerolazo, se han visto desmentidas.  Tampoco hubo un refuerzo significativo de la sociedad civil como la multiplicación de asambleas vecinales hizo en su momento esperar. La presencia ciudadana es central y condiciona de un modo nuevo la actividad de los políticos, pero como vigilancia sobre el curso de los asuntos públicos y como exteriorización de su estado a través de los regulares sondeos de opinión. La relación de un gobierno con la opinión y el espacio público puede reconocer una gama de matices y las consecuencias de una u otra variante pueden ser sustanciales para el futuro político. Por el momento el gobierno actual ha recurrido a la opinión esencialmente en búsqueda de apoyo y blandiendo ese vínculo como eventual recurso ante presiones corporativas. Pero sus perspectivas pueden ser estrechas si la popularidad no se traduce en recursos institucionales legales. En otras palabras la posibilidad de un gobierno sustentado exclusivamente en la opinión pública, en el marco del régimen democrático, debe ser descartada. Otro tipo de vínculo supondría alimentar el debate público a través de la enunciación de los planes estratégicos de gobierno y del despliegue público de argumentos.