"Un país en serio"

ISIDORO CHERESKY

Debate

Lugar: Buenos Aires; Año: 2004 p. 90 - 99

0223-5897

Las elecciones de 2001 que llevaron a la presidencia de la República a Néstor Kirchner marcaron una inflexión en la vida política argentina. Con el restablecimiento de la autoridad presidencial y su enorme crédito en la opinión, o sea con  el giro a un líder de opinión, se ha podido iniciar un proceso de desintitucionalización. Sin embargo, mientras que al principio el modo de actuar presidencial – un poder concentrado ejercido con mayor independencia de la estructura partidaria y que minimiza la deliberación política y parlamentaria - fue visto  como una garantía de gobernabilidad y como condición necesaria para la renovación institucional, este estilo K aleja a la personalidad presidencial de su sustento ciudadano. Se abren entonces nuevos tiempos en los que el desafío para el gobierno de Kirchner es ayudar a reconstruir el marco institucional que haga más estable, legítimo y eficaz del régimen político. Y este desafío es tanto más importante en la medida en que la expresión, a través de los sondeos, de la ciudadanía crecientemente autónoma – la cual es el otro polo de la innovación política – es, junto a las elecciones el centro del dispositivo político. Ésta es generalmente pasiva pero vigilante, y su movilización adquirió una capacidad no sólo cuestionadora sino incluso iluminadora, y que también puede arrasar con la representación legítima y con la legalidad así como acallar la deliberación dado el consenso  del miedo y la urgencia.