INVESTIGADORES
CHERESKY Isidoro
artículos
Título:
Cambio de rumbo y recomposición política. Kirchner cumple un año de gobierno
Autor/es:
ISIDORO CHERESKY
Revista:
Observatoire de Ameriques
Editorial:
Université de Québec
Referencias:
Lugar: Montreal; Año: 2004 p. 25 - 32
Resumen:
Cumplido un año en el gobierno, Néstor Kirchner cuenta con logros que desmintieron los pronósticos pesimistas formulados en el momento de su elección, como lo muestra la recuperación política y económica. El Presidente goza aún de índices de popularidad muy altos e incomparables con los que obtenían sus antecesores a esa altura del mandato, y más allá de ese  reconocimiento público su autoridad se ha restablecido en asociación con una revalorización de la política. Se trata en efecto de un gobierno que remontando las tendencias dominantes desde inicios de los años 90  interviene intensamente en los asuntos públicos a expensas del poder corporativo. En particular el Estado ha recuperado un rol regulador de la Economía, que ahora es visto con aprobación por la ciudadanía. Nestor Kirchner aparece como un líder que atacó con audacia  los dispositivos institucionales que habían albergado la corrupción y los privilegios y alejó a los intereses de los principales negocios así como de las burocracias públicas y de los ámbitos de decisión política, a la vez que cuestionaba las prácticas políticas tradicionales que habían permitido que esos variados intereses se valieran de las instituciones públicas.   Y sin embargo han surgido nuevas incertidumbres.   Con el paso de los meses se ha puesto en evidencia la fragilidad del formato de poder y de los recursos del equipo gobernante. El poder presidencial concentrado y ejercido de modo decisionista, puesto que evita o minimiza la deliberación pública y aún frecuentemente la parlamentaria, ha ido generando un malestar social que no se manifiesta aún ampliamente porque no aparece una oposición o liderazgos con alternativas políticas verosímiles. Otro punto crucial, referido al modo  en que un  Presidente debiera actuar en función de un mandato y de sus convicciones, pero llevando estas adelante en una relación de diálogo, persuasión y rectificación con la ciudadanía y con las instancias institucionales,  a la vez que  mantienéndose como garante del Estado de derecho y siendo en ese sentido el representante de la nación, aparece como una de las carencias mayores de este régimen de Presidencialismo sustentado en la opinión. Pareciera que el Presidente y sus allegados actúan en una perspectiva  más confrontativa y moralizante que ordenadora de los actores actuales ( grandes empresarios,  sindicalistas, militares, fuerzas de seguridad), o aún mezclándose en la polémica de los protagonistas de la protesta social como si el Presidente fuese un compañero mas y no una figura cuya función principal es la representación y la regulación. Otra fuente de incertidumbre proviene de la tensión entre el apoyo ciudadano al Presidente a través de la figura de la opinión pública, y la representación parlamentaria en la que el Presidente obtiene mayorías gracias al voto de los legisladores peronistas que son reticentes a su liderazgo y leales a su socio y adversario, el ex Presidente Eduardo Duhalde. Es decir, que el sostén parlamentario del presidente es inestable. Otros condicionamientos a la acción de gobierno, provienen de una particular configuración de la ciudadanía y la protesta popular. A lo largo de los años recientes se han perfilado dos polos sociales diferenciados. Uno de ellos es la opinión pública como sujeto virtual construido por los sondeos se ha ido constituyendo como una referencia central en la vida política a la vez que el espacio público en donde se configuran y reproducen las identidades políticas veía coexistir partidos políticos debilitados con liderazgos de popularidad que desempeñan un rol crecientemente central . Néstor Kirchner y la conformación de un gobierno innovador en el plano institucional y con pretensiones de justicia social se reconstituyó la autoridad y la confianza política pero, pese al empeño por parte del propio presidente en involucrarse en la campaña electoral y promover corrientes afines a su proyecto, las elecciones legislativas y provinciales ulteriores mostraron la persistencia del abstencionismo y la desconfianza hacia la representación política en proporciones que se acercaron en algunas de sus expresiones al voto protesta del 2001. Por otro lado, cabe recordar al padre de la víctima de un secuestro extorsivo generó una movilización masiva de rasgos espontáneos y ajenos a la representación política institucional, que hicieron recordar al “cacerolazo”. Todo ello muestra que la ciudadanía autónoma expresada ya sea electoralmente o como opinión pública pasiva o movilizada, sigue teniendo centralidad en la vida política argentina El otro polo es el constituido por los excluidos, que ha sustentado también la emergencia de un actor no tradicional: el movimiento piquetero La actividad piquetera constituye un desafío para el gobierno de Néstor Kirchner. La política del Ejecutivo ante la multiplicación de la actividad piquetera ha consistido, por una parte, en el incremento de las políticas social y su reorientación hacia un menor asistencialismo y un mayor hincapié en la reinserción social y, por otra parte, en no criminalizar ni reprimir la protesta social. El desafío para el gobierno consiste en mantener una política de contención social y de reconocimiento de la protesta legal sin favorecer una competencia por la acción espectacular  por parte de las vanguardias políticas que termine generalizando la confrontación violenta y amenazando la estabilidad institucional.