INVESTIGADORES
ADAMOVSKY Ezequiel Agustin
artículos
Título:
El paralelo Rusia/Estados Unidos en Francia y la formación de una identidad ‘occidental’: Usos políticos tempranos, de Le Trosne a Tocqueville y Beaumont
Autor/es:
EZEQUIEL ADAMOVSKY
Revista:
Prismas Revista de Historia Intelectual
Editorial:
Universidad Nacional de Quilmes
Referencias:
Año: 2009 vol. 13 p. 17 - 32
ISSN:
1666-1508
Resumen:
Uno de los capítulos más importantes en la historia de la formación de una identidad “occidental”es el que refiere a la manera en que, como parte de ese proceso, se construyó simbólicamente,durante el siglo xix, el espacio geográfico que le correspondía como propio. En otrostrabajos he presentado evidencias de la existencia de una intensa lucha de sentidos, en la culturafrancesa, por establecer el sitio preciso por el que debía trazarse la frontera oriental del continente.Lo que estaba en juego era la inclusión/exclusión de Rusia en/del espacio simbólico de Europa,dada su paradójica ubicación –ni totalmente europea ni completamente asiática– en la mente delos franceses de los siglos xviii y xix. La propia definición de lo europeo requería “normalizar” lasituación de Rusia y terminar de definir a qué espacio cultural y político pertenecería. El resultadode esa lucha fue evidentemente la exclusión de ese país del mundo de (la verdadera) Europa.1Otros autores han analizado el modo en que la identidad de “europeo occidental” en Francia seamplió a una simplemente de “occidental”, como parte de la adopción del modelo de la democracialiberal norteamericana en tanto salida deseable frente a la crisis social que atravesaba la Eu-ropa decimonónica.2 La dimensión política de esta imaginación geográfica no podría pasar inadvertida:la exclusión de Rusia del espacio simbólico de “Europa” y la inclusión de los EstadosUnidos como parte de un mismo mundo “occidental” son los dos desplazamientos más importantesque trajo aparejados la peculiar construcción del espacio geográfico que vino de la mano deuna narrativa liberal de la “civilización”, que hacía de una “Europa occidental” (y por extensiónde “Occidente”) la tierra excepcional y propicia para el despliegue del supuesto sujeto de tal hazaña:la burguesía. Al situar a la burguesía como agente fundamental del milagro de la civilización,la ideología liberal subalternizaba o invisibilizaba el papel histórico de los demás grupossociales, especialmente de las multitudes trabajadoras, principal objeto de sus temores políticos.Pero, al mismo tiempo, estigmatizaba sus espacios otros –básicamente la totalidad del mundo quequedaba fuera de la conexión atlántica entre Europa “Occidental” y los Estados Unidos– comotierras de atraso, barbarie, tradicionalismo y brutalidad. Como espejo opuesto de la civilización,el atraso quedaba así explicado por la ausencia de una burguesía o clase media. Como he mostradoen otros trabajos, la construcción de un espacio llamado “Europa Oriental” fue la operaciónideológica mediante la cual fue finalmente “normalizado” el lugar de Rusia y, por extensión, deotras zonas pertenecientes al continente europeo pero que, por razones políticas y/o por su faltade desarrollo económico, fue preciso excluir para dotar de mayor consistencia a la nueva identidad“occidental”. Así, a partir de la segunda y la tercera década del siglo xix comenzó lentamentea imponerse la idea de que existía una “Europa Oriental” y de que el continente se dividía en dosde acuerdo a un eje Este-Oeste. Esto significó un cambio dramático en la imaginación geográficaeuropea, que hasta entonces se organizaba de acuerdo a un eje Norte-Sur. En efecto, si alguienhubiera preguntado a un francés educado de principios del siglo xix hacia dónde quedaba Rusia oPolonia, sin duda –como testimonia un sinnúmero de fuentes– habría respondido “hacia el norte”.Para sus bisnietos, sin embargo, la respuesta obvia ya era “hacia el Este”.3 La asociación de unamitad de Europa con lo “Oriental” proyectaba sobre ella el repertorio de prejuicios que ya se habíacreado para justificar y legitimar las pretensiones imperiales sobre el espacio asiático y delnorte de África, como demostró Edward Said en su clásico Orientalismo.4En este artículo analizaré una de las imágenes que más contribuyeron al éxito de estos cambios:el paralelo Rusia/Estados Unidos, es decir, la comparación de las dos naciones como futurosposibles, la encarnación de caminos de desarrollo histórico viables aunque diametralmente opuestos.El paralelo Rusia/Estados Unidos fue popularizado por Tocqueville en 1835 y se convirtiódesde entonces en parte de un “sentido común” de la imaginación geográfica, especialmente durantela Guerra Fría. Sin embargo, tiene una fascinante y poco conocida historia anterior..