El debate conceptual sobre el estatus geográfico del Nuevo Mundo en el siglo XVI”

CARLA LOIS

Buenos Aires

Conferencia; Conferencia de la Unión Geográfica Internacional (UGI) "Aproximación Cultural en Geografía: Aspectos culturales de las Geografías Económicas, Sociales y Políticas”; 2007

El debate conceptual sobre el estatus geográfico del Nuevo Mundo en el siglo XVI”

Antes de 1492, las tierras emergidas eran pensadas como pars o partes de una gran masa terrestre rodeada por un gran océano, también denominada “continente” en la bibliografía especializada del quinientos. Aunque con algunas variaciones, existía gran consenso acerca de las tres partes que formaban el ecumene (Europa, Asia y África) y, dentro de ese esquema, América fue incorporada como la quarta pars o cuarta parte. Existían argumentaciones contundentes que apoyaban esa nueva configuración cuatripartita de la geografía del mundo: tanto el gran tamaño de las tierras americanas como su “esencia singular” justificaban una consideración equiparable a la de las otras tres partes. Sin embargo, pronto quedaría expuesta una tensión conceptual: mientras que las tres partes del viejo mundo eran piezas de una gran isla (esa gran masa terrestre estaba rodeada por aguas), la cuarta parte era una isla en sí misma. ¿Cómo resolver esa inconsistencia conceptual? En este trabajo exploraremos el debate conceptual y las propuestas teóricas que plantearon alternativas para definir el estatus geográfico del Nuevo Mundo y procuraremos demostrar que esa discusión no sólo afectó a la definición de América sino que también inauguró el concepto moderno de continente.   Desde un punto de vista estrictamente geográfico, la aparición de América obligó a reconsiderar el significado de cada una de las partes del mundo y, con ello, el criterio aplicable para definir cada una de ellas. Cada una de las partes, que había sido pensada con criterios más culturales que geográficos, alcanzó una identidad geográfica. En este sentido, la idea de pars vigente hacia el siglo XV comenzó a experimentar una mutación conceptual orientada a ofrecer un modo de pensar las cuatro partes del mundo a partir de categorías equivalentes. La búsqueda de un mismo criterio aplicable a cada una de las cuatro partes de manera análoga tenía la virtud de lograr una armoniosa incorporación del Nuevo Mundo en un esquema geográfico más amplio. De este modo, los europeos no sólo estaban definiendo la naturaleza del Nuevo Mundo sino que, al mismo tiempo, tenían que reconsiderar la naturaleza del Viejo Mundo y, más ampliamente, repensar el mundo entero.   La trascendencia de este proceso de redefinición conceptual puede verse en la vigencia que tiene, aún en nuestros días, la arquitectura continental como patrón de organización de la geografía del mundo. En efecto, resulta sorprendente la permanencia que ha tenido como modelo de distribución geográfica en la identificación de las tierras emergidas: más allá de las alteraciones y los ajustes a los que esta noción fue sometida durante los siguientes cuatrocientos años, la idea de continente se ha transformado en una categoría primaria y englobante, que incluye todo tipo de masas terrestres (tierra firme, penínsulas, istmos e islas). Dicho de otro modo, la discusión sobre la naturaleza geográfica de América apenas fue el punto de partida de una reconsideración conceptual más extensa que forma parte de un proceso vigente, que continúa aun su dinámica, a punto tal que el concepto de continente sigue siendo revisado (sólo pensar en los polémicos casos de Australia y la Antártida) y puesto en discusión en nuestros días.   Palabras clave: América, continente, isla, geografía histórica, cartografía Eje: Aspectos culturales en las geografías económicas, sociales y políticas. Discusiones teórico –metodológicas.