Mapas á la carte. Suvenires cartográficos en las exposiciones universales decimonónicas

CARLA LOIS

Lima

Simposio; IX Simposio Iberoamericano de Historia de la Cartografía; 2022

Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú

Desde la Great Exhibition of the Works of Industry of All Nations celebrada en Londres en 1851, las Exposiciones Universales modernas se han celebrado regularmente en diferentes ciudades. Comerciantes, inversores, delegados gubernamentales y empresas privadas reunían máquinas, productos manufacturados, productos agrícolas, objetos culturales y curiosidades etnográficas en grandes sitios, generalmente en predios descomunales de vidrio y hierro. Además, las Ferias Mundiales ofrecían atracciones y entretenimientos para visitantes (espectáculos, paseos en globos aerostáticos, tours).Los organizadores de cada uno de estos eventos preparaban mapas de la planta de la Exposición y los repartían gratuitamente a los visitantes. Esos mapas circularon ampliamente en diferentes formatos, en general plegables y de bolsillo.Para evitar que esos mapas tuvieran una vida tan efímera como la visita el predio de la feria, algunos de ellos eran dibujados o impresos sobre. pero también en postales, objetos decorativos y otros soportes atractivos para que el paseante se lo llevara a sus hogares y los conservara como suvenires (algunos sofisticados y muy originales, como, por ejemplo, el abanico hecho con el mapa de la feria París de 1900).Este tipo de mapas eran, en general, producidos por empresas privadas, que hacían sus propios mapas de la Feria en los que incluían llamativas publicidades de sus firmas (por ejemplo, Rand Mc Nally y Singer) que, al mismo tiempo que ofrecían un dispositivo de orientación para que los visitantes recorrieran la Feria, funcionaron como eran herramientas de propaganda. El título de esta presentación articula dos aspectos: por un lado, la expresión es un juego de palabras que remite por un lado, a la palabra francesa carte que significa mapa (que es el objeto de este estudio), y por otro lado a la frase “à la carte” que expresa la posibilidad de elegir algo según una preferencia específica del consumidor que no está contemplada en el menú preestablecido y se ofrece a demanda (en este caso, la demanda o la necesidad proviene, en cambio, del productor del mapa). Con estos términos quiero caracterizar la naturaleza de los mapas que circulaban en las exposiciones universales: se elaboraban para orientar a los visitantes en el recorrido de la feria y, a la vez, para dar a conocer y marcas objetos muy específicos (lo que incluía atraer al paseante a acercarse al stand del empresariado). A partir de una decena de casos, esta presentación propone analizar la dimensión performática de estos cartifactos asumiendo como presupuesto que la materialidad y la espacialidad de los objetos cartográficos constituyen una parte activa en la construcción de sentidos, en la forma de habitar el espacio y en la configuración del imaginario social. partir del análisis . Se analizará, entonces, cómo la materialidad de los mapas contribuyó para que funcionaron como commodities vinculadas al comercio de bienes para el consumo del grand public (a diferencia de las exposiciones de mediados del siglo XIX, orientadas al intercambio entre grandes empresas e inversores) y cómo la espacialidad que mostraban esos mapas influía en los modos de recorrer la exposición (que, además de buscar que los itinerarios posibles incluyan el paso por la firma en cuestión, han tenido como efecto secundario no contemplado por sus productores, cierta incidencia en la manera de observar ese “mundo miniaturizado” que se montaba en cada feria).