INVESTIGADORES
CRAVINO Maria Cristina
congresos y reuniones científicas
Título:
La construccion de la espacialidad barrial en las villas de la Ciudad de Buenos Aires
Autor/es:
CRAVINO, MARÍA CRISTINA
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Workshop; VIII Reunión de Grupo de Trabajo Clacso de Desarrollo Urbano; 2008
Institución organizadora:
Grupo de Trabajo de Desarrollo Urbano de Clacso
Resumen:
RESUMEN EXTENDIDO Introducción   En el trabajo se presentarán resultados parciales de la línea abordada en forma personal en el proyecto “Territorialidad y Acción Pública” dirigido por Andrea Catenazzi y Aída Quintar y desarrollado en el Instituto del Conurbano de la Universidad de General Sarmiento y estudios posteriores en las villas de la Ciudad de Buenos Aires en el marco del proyecto “Hábitat y programas públicos de inclusión social en el Área Metropolitana de Buenos Aires (2003-2007). Su implementación y las condiciones sociales, urbanas y ambientales en el territorio”, dirigido por la autora, en la misma institución. En el análisis de las ciudades aún perviven abordajes que la explican como meros soportes físicos de la actividad humana, a la vez que ciertos estudios de los procesos sociales se despegan acríticamente del espacio urbano. En algún sentido esta desterritorialización implica una despolitización de la cuestión urbana, ya que las corrientes fisicalistas pierden de vista la perspectiva socio-histórica. Recientemente, a partir de una perspectiva relacional, hubo avances para comprender las vinculaciones entre los procesos territoriales y los procesos sociales. En sintonía con este último enfoque, se intentará analizar las villas de la Ciudad de Buenos Aires.   Se parte de conceptos multidimensionales como espacialidad/territorialidad y de esta forma, se apuesta a pensar integralmente ciudad y sujetos, o, en otras palabras, territorio y entramados de actores/agentes. Para esto, el trabajo se centra en el concepto de espacialidad barrial de las villas como la construcción social de una territorialidad y se focalizará en la disputa por el territorio implicado. En la construcción de los conflictos por el espacio urbano dentro de las villas y en relación con el entorno, intervienen tanto las acciones propias de los habitantes de estos barrios, como las mediaciones, prácticas y discursos estatales (entre los que se dan confluencias, negociaciones y disputas), e inclusive las de actores o sectores que se desenvuelven en otros espacios de la ciudad (¿legal?). Todo esto configura una territorialidad que remite a representaciones y usos del espacio que categorizan a los barrios en la ciudad y los valorizan diferenciadamente.   La “cuestión villera” interpela no sólo a conflictos sociales, sino a las modalidades de gestión urbana y, en consecuencia, la gobernabilidad de la ciudad, que se cristalizan en procesos y prácticas que se busca analizar en conjunto.  Entonces, en la configuración del status de ciudad “formal” e “informal” el Estado es un actor central aunque no el único.   Objetivos   * debatir la noción de espacialidad barrial en función de la tensión solidaridad - fragmentación social en las villas de la Ciudad de Buenos Aires. * debatir acerca de la idea de segregación en las villas de la Ciudad de Buenos Aires.   Cuestiones a abordar:   Aquí nos proponemos discutir sobre dos cuestiones: la) a relación entre los asentamientos informales y la ciudad formal; b) las ideas que circulan en torno a la sociabilidad barrial en las villas de la Ciudad de Buenos Aires.   Orientación metodológica   Para indagar acerca de los conflictos por el territorio en las villas de la Ciudad de Buenos Aires, me planteé tomar casos que permitieran generalizaciones. Por esta razón escogí tres villas, entre las más pobladas de la Ciudad de Buenos Aires. Se utilizaron, por un lado, técnicas cuantitativas (encuestas) y por otro se desplegó una mirada en profundidad, rescatando y reconstruyendo los puntos de vista de los sujetos, para lo que desarrollé un trabajo de campo intensivo por medio de entrevistas, historias de vida y observación participante. El trabajo de campo fue realizado desde comienzos del año 2004 y hasta finales del 2006.     Resultados:   En la escala de la ciudad: Tensiones a partir de las categorías formal-informal   La categorización establecida desde el Estado y desde ámbitos académicos, asume una taxonomía dual de la ciudad: ciudad “formal” versus ciudad “informal”. Esta clasificación oculta dos categorías que no son equivalentes en cuanto a su valoración. La ciudad “formal” es la que se encuentra dentro de las normas (que se modifican con el tiempo y por lo tanto, incluyen o dejan fuera de la legalidad ciertas zonas de la ciudad), con un status social legitimado, lo que conlleva a naturalizarla como equivalente a “ciudad” o colocar como hegemónicas las prácticas y formas de urbanización de algunas clases o sectores sociales. La ciudad “informal”, entonces, es todo aquello que no encaja bajo la definición de ciudad formal. Es una definición ambigua, que se delimita por la negativa, y que en la realidad abarca una amplia gradiente de situaciones. Esta noción coloca en el extremo a las villas como formas cristalizadas de la urbanización “ilegal”y deslegitimada, esto es la tipología más alejada del “deber ser” de la ciudad. Este atributo de informalidad opera para definir también los conflictos y los actores intervinientes en los entramados de las villas. Así, este cumplimiento o no del “deber ser” se traslada a las categorizaciones de los actores que viven en las villas, adscribiéndole las etiquetas de “ilegales”.   Las villas mantienen una relación contradictoria con la “ciudad formal”: son parte de la ciudad, es decir son una porción de una misma unidad, pero física y socialmente son considerados espacios claramente diferenciados. El término subnormal es indicativo de este paradigma: lo normal es la llamada ciudad “formal” y todo lo que no se ajusta a dichas normas, está por fuera de lo “normal”, instalado como un sentido común compartido por los diferentes sectores de la ciudad. En síntesis, son fragmentos de ciudad sin status de ciudad, considerando tanto su status  social, como el jurídico o el normativo.   Apelar a los términos segregación/fragmentación/diferenciación socio-espacial, en sí mismo no resuelve la recusación al dispositivo ciudad formal – ciudad informal. Es un lugar común en las investigaciones urbanas hacer referencias a ciudades segregadas, a la “agudización” de los procesos de segregación sin que sea explicitado cómo se entiende este proceso o cómo pueden ser verificadas dichas afirmaciones. Se deben tomar precauciones y evitar una traslación acrítica de esta teoría (segregación), a las villas miseria de Argentina, porque justamente su historia difiere radicalmente de la de los guetos norteamericanos. Recientemente, el término gueto es utilizado como referencia para indicar los procesos de transformación que se producen en los asentamientos informales de la Argentina, en cuanto a su sociabilidad, relación con la ciudad “formal” o fenómenos como el clientelismo. Wacquant plantea que ni la discriminación ni la segregación significan guetificación.   Aquí se propone distanciarse de aquellos que se refieren a las villas de la Ciudad de Buenos Aires como guetos. Se considera que se trata de dos espacios sociales con fuertes diferencias, aunque comparten ser objeto de estigmatización.  En el surgimiento de los guetos el Estado es el actor central en el proceso de relegamiento, término que está implicando una intencionalidad de localización específica en la ciudad. En las villas, el origen puede remitirse a una falta de política de vivienda y al mercado de la vivienda (y por lo tanto, la regulación del Estado), que coloca barreras económicas a la entrada (en algunos casos también barreras sociales) que dificultan el acceso de los sectores de escasos recursos tanto al suelo urbano como a la vivienda en la ciudad.   Por lo tanto, las villas son barrios pero sin prestigio, con una identidad negativa, que buscan tener la legalidad/legitimidad de cualquier barrio, en otras palabras fragmentos de ciudad con status de “anti-ciudad” (comprendido desde las marcas territoriales y simbólicas). De ahí la estrategia de sus habitantes y algunas de las políticas gubernamentales es la de quitar la etiqueta negativa y poder asignarle la de “barrio” con status “normal” (traducible, en buena medida a “ciudad formal”). Este status significa librarse de ciertos elementos materiales (marcas) que se asocian al desprestigio, por ejemplo, reemplazar pasillos por calles.  Sin embargo, esta transformación material se inserta en un proceso con ciclos de mediano alcance, ya que la villa físicamente es un lugar siempre en mutación, continuamente haciéndose, construyéndose. En cambio, aún cuando su condición urbana o arquitectónica cambie, el estigma y el status no se modifican automáticamente. Por esta razón, muchos de los “asentamientos” del Conurbano Bonaerense, aún cuando físicamente no tengan una diferenciación tan marcada con su entorno, en la mayoría de los casos, suelen cargar con el estigma de “villa”.  El tipo de abordaje que realizan los medios masivos de comunicación, resaltando aspectos negativos, tales como el mercado de la droga o la delincuencia en el espacio barrial de las villas, refuerza día a días las etiquetas acusadoras. El territorio devuelve a los sujetos que habitan las villas una identificación negativa provocada por la mirada exterior, que no es asumida pasivamente, sino que es objeto de disputa y que busca ser transformada en una identidad positiva.     La noción de espacialidad barrial   El barrio es la escala donde el funcionamiento de los entramados de actores del mercado inmobiliario informal de cada una de las villas puede ser comprendido. Su territorialidad condensa entramados internos y los vincula con el “afuera” de estos barrios, particularmente en cuanto a la diferenciación en las condiciones urbanas y dominiales.  Esta condensación propia de un entramado de actores con reglas del juego vinculadas a la “informalidad urbana” es lo que podemos denominar espacialidad barrial, en su doble dimensión ontológica: física y social. Con el concepto de espacialidad barrial se quiere aludir a un espacio donde lo social y lo físico están imbricados, es decir las relaciones sociales moldean prácticas dentro de un territorio y ciertos procesos pueden ser comprendidos en este marco. Por otra parte, toda espacialidad barrial implica tensiones internas y disputas por el territorio mismo y su estatus. Existen transformaciones en la sociabilidad desde los comienzos de cada una de las villas hasta la actualidad.   El espacio barrial aparece en una primera imagen como unificador, por la condición habitacional que comparten sus habitantes, como una marca en su identidad. Pero cuando se pone la lupa en las relaciones sociales, se encuentran una serie de redes superpuestas o excluyentes dentro de las villas. Por lo tanto, se debe plantear una primera disrupción a la imagen de unidad.   Un aspecto a subrayar es que la implementación consecutiva de programas sociales, refuerza y reproduce las estigmatizaciones de los son objeto estos territorios, las villas. Es decir, profundizan su status menor, diferenciándolas y distanciándolas aún más de la ciudad “formal”.