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En tomate (Solanum lycopersicum), como en otras especies, se ha observado un retraso en la floración de las plantas injertadas, lo que se atribuye a la interrupción temporaria del crecimiento producida por el injerto (Maurya et al., 2019). Los híbridos interespecíficos utilizados como pie influyen sobre los materiales usados como copa generando un crecimiento vigoroso que permite la conducción de la planta a mayor número de ramas (Mourão et al., 2015). Además, presentan distinta adaptabilidad a la temperatura, lo que podría transmitirse a la copa. Si bien la conducción a más de dos ramas de tomate injertado no evidenció efectos sobre la fenología, se registró una prolongación en la duración del ciclo productivo (Mourão et al., 2015; Oyarzun, 2018); destacándose que las observaciones mencionadas fueron realizadas sin discriminar el desarrollo individual de las ramas adicionales. Este conocimiento aportaría más herramientas para la planificación, dado que en horticultura la predicción del desarrollo es útil para la toma de decisiones técnicas, obteniéndose mayor precisión al complementar observaciones fenológicas con variables ambientales (Bouzo y Favaro, 2014). El objetivo de este trabajo fue evaluar modificaciones en la cantidad días y requerimientos ambientales atribuibles al injerto y forma de conducción de la planta para el inicio de la fase reproductiva en cada rama.