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Este trabajo propone reconstruir, a partir del análisis de documentos primarios y del estudio de publicaciones de la época, el proceso de diseño de los primeros productos diseñados para la industria por el Instituto de Diseño Industrial (IDI) de Rosario. El mismo fue fundado en 1960 por la Facultad de Ciencias Matemáticas, Físico Químicas y Naturales aplicadas a la Industria de la Universidad Nacional del Litoral. Se utilizan los cuatro primeros productos realizados para industrias locales, los que según se expuso en la sección noticias de la revista A&P 3-4 fueron proyectados a fines de 1963 y se fabricaron en 1964. Los mismos fueron la sobadora de pastas para Pastor y Cía. a cargo del arquitecto C. Kohler; el juego de té y café en cerámica para Aviani C.I. diseñada por el ingeniero R. Detarsio y W. Moore; la plancha eléctrica para Chaina S.A., y la línea de envases para la vacuna contra la aftosa del laboratorio Olcese proyectada por Detarsio. Para abordar el contenido de las ideas involucradas en su diseño se analizan las teorías sobre la buena forma de Max Bill y las propuestas desarrolladas por Gastón Breyer y Jorge Vila Ortiz, quienes condujeron inicialmente el Instituto. El proceso de diseño estuvo alineado a los planteos ensayados coetáneamente por ellos en los cursos de la asignatura Visión dictada en la Escuela de Arquitectura y Planeamiento de Rosario. A partir del estudio del primer folleto publicitario del Instituto, del análisis de los programas de los cursos de Visión, y de la observación de las fotografías de los productos se revelan los lineamientos del método de diseño implementado. En los cuatro productos se observan indicios de que la generación formal siguió un método racional guiado por los tópicos que se habían incluido en el folleto del IDI, emparentados con los temas de Visión y con el concepto de la buena forma. El proceso creativo que les dio origen puso el foco en su condición objetual y su estructura formal, atendiendo a múltiples variables como la función, la organización formal, el aspecto superficial, el procedimiento de construcción y el color. Se construyó una coherencia formal, con intenciones de consolidar un estilismo o idea de belleza propia y particular de la época. Para ello se desarrollaron criterios comunes como la descomposición de la forma, el aspecto superficial liso y brillante y los trazados geométricos.