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(La paginación corresponde al formato Kindle Cloud Version de Amazon).El temprano trabajo interpretativo de Hans-Georg Gadamer sobre la dialéctica platónica no sólo constituyó una quíntuple confrontación teórica: con el neokantismo de sus primeros maestros Richard Hönigswald, Paul Natorp y Nicolai Hartmann; con la analítica del Dasein de Martin Heidegger; con la filología y el sentido artístico del Platón de Paul Friedländer; con el Platón georgeano en boga; y con el historicismo del Tercer Humanismo de Werner Jaeger, sino también, y gracias a dicha confrontación, el primer ensayo de una perspectiva propia sobre la filosofía en general y sobre la dimensión ético-política de la filosofía de Platón en particular. Esta perspectiva, que ya daba a luz nuevas interpretaciones sobre las nociones de aretḗ, phrónēsis [razón práctica], agatón, paideía, ē̂thos [carácter] y méthexis [participación] e inauguraba una temprana torsión teórico-política del Dasein heideggeriano, se enriquecería de originalidad y polémica, a partir de una extensa serie de reseñas realizadas de los libros más recientes sobre filosofía antigua, sobre todo aquellos que trataban sobre Platón. Entre 1932 y 1933, Gadamer comentó, entre otros, los trabajos de Kurt Singer, Karl Reinhardt, Friedländer, Jaeger, Günther Rohr, Ernesto Grassi y Heinrich Barth (esfuerzo que no se detendrá tampoco entre 1934 y 1942, destacándose en ese período la reseña de 1935 del Platon, Der Kampf des Geistes um die Macht ―Platón, la lucha del espíritu y la fuerza― de Hildebrandt). La mayoría de todos estos estudios se inscribía en la tendencia weimariana a recurrir a Platón como fuente de nuevas energías espirituales para una Alemania atravesada por una crisis cultural sin antecedentes, paradójico diagnóstico, a primera vista, en medio del entusiasmo que despertaban el expresionismo, la fenomenología, el psicoanálisis, el círculo de Viena, la psicología de la Gestalt, la revolución en la física de Max Planck y Albert Einstein, y la arquitectura del Bauhaus. Desde luego, esta crisis cultural era eminentemente política y tenía su origen en los devastadores efectos locales del moderno desencuentro histórico entre nación y Estado. Gadamer también trazaba su interés en la filosofía antigua en el marco de una preocupación sobre la crisis política de Weimar, pero, a diferencia de los cultores de la figura del «Platón político», su interés estaba puesto sobre el arte, y sobre la obra de arte lingüística, como generador de nuevas experiencias de apertura para la comprensión existencial. A su vez, tampoco estaba estrictamente atraído por la personificación del filósofo en la figura modélica de Platón o de Sócrates, o en una dogmática derivable de sus reflexiones, como había ya sostenido en su libro de 1931, sino en la dislocación permanente de los contornos entre el Sócrates platónico y el Platón socrático. En estas reseñas, reunidas principalmente en un único artículo, publicado en la revista Logos y titulado Die neue Platoforschung [La nueva investigación sobre Platón] [1933], se empieza a gestar el conjunto de reflexiones que darían su sentido ulterior a Plato und die Dichter [Platón y los poetas] [1934] y Platos Staat der Erziehung [El Estado educativo de Platón] [1942], proyectándose éstas determinantemente sobre el resto de su extensa obra