INVESTIGADORES
PARENTE Diego Carlos
libros
Título:
La verdad a 24 cuadros por segundo. Estudios sobre cine
Autor/es:
PARENTE, DIEGO (EDITOR)
Editorial:
Suárez
Referencias:
Lugar: Mar del Plata; Año: 2005 p. 178
ISSN:
987-9494-78-4
Resumen:
Pensar el cine implica abordar un objeto cultural denso e, indudablemente, multidimensional. Una descripción del fenómeno del cine que se limitara a señalar que se trata de una práctica organizada en la que se unifican sujetos y cierto instrumental, implicaría sólo una aproximación vaga y carente de particular interés. Como objeto de reflexión teórica, el cine presenta las dificultades propias de todo dispositivo surgido en la “era de la reproductibilidad técnica”. Si comprendiéramos al cine como una “disciplina artística” en sentido estricto, estaríamos desestimando el hecho de que hoy en día este fenómeno aparece -como señala Aumont- bajo la forma de una “enorme máquina que sirve para producir imágenes, espectáculos y relatos, y que así participa a gran escala en la vida de los signos, las ideas, las opiniones y los afectos en la sociedad”.[1] Una máquina cuyos resultados son constitutivamente reproductibles e integrados en un circuito de producción / circulación / consumo que no parece dejar lugar para la singularidad propia de la obra de arte. Sin embargo, esta comprensión tiene sus limitaciones. Con respecto a una importante parte de la historia del cine -especialmente de aquellos directores y films tratados en este volumen-, la consideración de una mera poiética reductible al estatuto de cualquier otra producción industrial no resulta apropiada. Más allá de las lecturas apocalípticas que impugnan las producciones que han perdido el aura de la obra singular, pero reconociendo al mismo tiempo la tensión inherente a toda “obra reproductible”, los nueve estudios que componen este volumen persiguen el objetivo de reflexionar sobre el cine siguiendo la intuición de Aumont mencionada más arriba. Los autores que colaboran en esta edición se encuentran comprometidos con la tarea de esclarecer y precisar mediante la discusión conceptual algunas de las problemáticas éticas, políticas, sociales, estéticas y técnicas que, inevitablemente, el cine pone en escena. Como suele suceder en toda obra colectiva, se dan cita entonces una multiplicidad y heterogeneidad de enfoques cuyos rasgos comunes sólo pueden ser unificados en la tarea de lectura. En “De paseo por los géneros”, Sergio Cecchetto nos sumerge en la lógica de tres géneros imprescindibles: el western, la space-opera y la science-fiction. A partir de estos últimos desprende una cierta idea transformacionista de la corporeidad humana y una teratología inquietante. Del western, por su parte, rescata particularidades heroicas al tiempo que analiza su llamativa “ausencia” en el actual panorama cinematográfico. En “O el cine o la vida. Notas contra Bazin”, Silvia Schwarzböck presenta una discusión en torno a la teoría del cine de André Bazin cuyos argumentos introducen cuestiones filosóficas clásicas tales como la de la representación del mundo y la admisibilidad del realismo. Este artículo también reflexiona sobre el cine como dispositivo mecánico abriendo de este modo una problematización sobre la relación entre sus aspectos estéticos y técnicos. En “Intervenciones sobre el pasado: Syberberg y Hitler-artista”, Leandro Paolicchi aborda las posibilidades de intervenir sobre el pasado mediante la narración cinematográfica. Específicamente, este trabajo interroga el modo en que H. J. Syberberg -en su obra Hitler, ein Film aus Deutschland- interpreta el fenómeno del nazismo tanto en su esfera estética como política. En “El problema de la representación del horror: La vida es bella”, Eduardo Laso retoma la cuestión anterior y, valiéndose del polémico film de Roberto Begnini, investiga la representabilidad del genocidio nazi, al tiempo que se pregunta por las funciones del arte -específicamente del cine- en la representación de un hecho histórico como el mencionado. En “Aproximaciones a Stalker”, Mónica Giardina indaga la cinematografía y la teoría estética de Andrei Tarkovsky dando lugar a una reflexión sobre el sentido de lo sagrado en su obra y traza importantes conexiones con el pensamiento del Heidegger de la década de 1930. En su artículo “Epifanías en cine y literatura: Reflexiones sobre Los muertos de Joyce y J. Huston”, Andrés Crelier reflexiona sobre el valor estético de la epifanía y su carácter revelador, al tiempo que se ocupa de señalar las limitaciones de su transposición desde el soporte escrito al fílmico. En “Reconstrucción: La escritura del amor en el cine”, Juan Lamarche muestra a través de una lectura de Reconstruction (Christoffer Boe, 2003) el lugar de la escritura como identidad narrativa del amor siguiendo la interpretación del eterno retorno de Gilles Deleuze. Junto con la identidad, este trabajo aborda las complejas relaciones entre vida, experiencia estética y ficción hallables en el film. En mi artículo “Entre Godard y Heidegger: Distintos rostros de la distopía técnica”, intento señalar ciertas convergencias y divergencias entre los márgenes de una teoría filosófica (Heidegger) y una serie de obras cinematográficas pero, a la vez, ensayísticas de Jean-Luc Godard. La utopía negativa -núcleo común a estos autores- puede ser interpretada aquí como una etnografía del futuro tendiente a la crítica del presente. Por último, “¡La Naturaleza ha muerto! Tres elementos en la obra de Peter Greenaway” de Eduardo Assalone, presenta un análisis de tres recurrencias en la filmografía del director británico: la enumeración, el cuadro y la naturaleza muerta. Este trabajo utiliza conceptos de la filosofía y la ciencia modernas para ilustrar un programa estilístico donde la voluntad racionalista del artista acaba por encontrar su propio fracaso. [1] AUMONT, Jacques, Las teorías de los cineastas, ed.cit., p. 105.