IIF   26912
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSOFICAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
La fenomenología y el debate entre internismo y externismo epistemológicos: el rol de Husserl y Merleau-Ponty en una polémica contemporánea
Autor/es:
CLAUDIO CORMICK
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; XIX Encuentro Nacional de Fenomenología y Hermenéutica; 2019
Institución organizadora:
Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires
Resumen:
En el presente trabajo intentaremos, encontinuidad con lo que hemos ensayado en trabajos previos (cf. nuestro Cormick,2018), poner en relación, por una parte,el debate sobre internismo y externismo en teoría del conocimiento tal comosurgió a partir de los años 60 y, porotra parte, algunos argumentos epistemológicos de principio que hallamos enHusserl y, sobre todo, en Merleau-Ponty. Como es sabido, la noción deconocimiento a la que apelan tanto el fundador de la fenomenología como sucontinuador francés en el marco de sus respectivas polémicas con elpsicologismo está centrada en una experiencia de ?evidencia?, en la ?vivenciade la verdad?, que habría de permitir oponer el juicio justificado a aquelarbitrario o caprichoso (cf. Husserl, 1999, §§32, 33, 40; Merleau-Ponty, 1963);desde el comienzo, pues -y esto es particularmente explícito en el caso deMerleau-Ponty- queda excluida del análisis la posibilidad misma de que laatribución de justificación epistémica a un sujeto pueda realizarse desde una perspectivade tercera persona. La visión de la conciencia ?desde el exterior? solopermitiría devaluar las creenciassostenidas por un sujeto, jamás mostrar -a partir de evidencias no disponiblespara el sujeto mismo de la creencia- que aquel está de hecho justificado en suactitud doxástica. El desarrollo de epistemologías de cuño confiabilista (apartir de trabajos como el de Goldman, 1967) puede leerse, en consecuencia,como una desmentida expeditiva de este compromiso adoptado por la tradiciónfenomenológica; asociar la perspectiva de tercera persona con el reduccionismopodría ser visto, en consecuencia, simplemente como un indicio de los límitesdel enfoque husserliano y merleaupontyano a la hora de explorar lasposibilidades disponibles para la teoría del conocimiento. No obstante, a laluz de reivindicaciones del internismo como las que encontramos en LaurenceBonJour (2001; 2003) y Barry Stroud (2000), es posible identificar argumentosmás recientes que nos permiten no considerar la posición internista como elmero resultado del desconocimiento de una alternativa concreta; para ambosautores -en una posición que, con las debidas precisiones, cabría atribuirletambién a Merleau-Ponty- un abordaje en tercera persona como el delconfiabilismo conduce no a prescindirde las evidencias captadas de manera directa y en primera persona, sino a desplazar la carga de la justificaciónepistémica. El confiabilista, según esta crítica, no podrá afirmar tenerevidencias de que p más que a travésde un rodeo del tipo ?el proceso cognitivo Ame conduce a creer que p, y A es típicamente un proceso fiable?, locual, continúan los objetores, implica rebajar las pretensiones epistémicas aun enunciado condicional del tipo ?sila creencia en que p está producida por el mecanismo cognitivo A, y A esefectivamente confiable, entonces séque p?, lo cual implicaría, en ausencia de una concepción de la evidencia como?directa?, el riesgo de una regresión al infinito. Según sostendremos, es estadinámica de desplazamiento de la carga de la justificación la misma quehallamos en juego cuando Merleau-Ponty le reprocha a los enfoques?objetivistas? el olvidar que cualquier acercamiento ?desde el exterior? a laconciencia humana necesita presuponerla ?primera verdad del cogito? (cf.Merleau-Ponty 2000). En un último rounddel debate, sin embargo, tendremos que reconsiderar el valor de los argumentosde Stroud, BonJour y Merleau-Pontytomando en cuenta la réplica de Kornblith (2004), quien replica que lacaracterización de un proceso cognitivo como ?fiable? no necesita en absolutoapoyarse, siquiera en última instancia, en una concepción de la evidencia como?directa?.