IIPSI   26795
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES PSICOLOGICAS
Unidad Ejecutora - UE
congresos y reuniones científicas
Título:
Actitudes sexistas y violencia contra la pareja: ¿Un vínculo estrecho?
Autor/es:
LUMELLO, MARIA AGOSTINA; BOBBIO, ANTONELLA; ARBACH, KARIN; BRUERA, JORGE; VAIMAN, MARCELO
Lugar:
Madrid
Reunión:
Congreso; XII Congreso (Inter)Nacional de Psicología Jurídica y Forense; 2020
Institución organizadora:
Sociedad Española de Psicología Jurídica y Forense
Resumen:
IntroducciónLa teoría del Sexismo Ambivalente postula que el sexismo es un constructo con raíces en los condicionantes sociales comunes en los grupos humanos: el patriarcado, la diferenciación de los géneros y la reproducción sexual (Glick et al., 2000). Este constructo está conformado por dos componentes diferenciados, aunque interrelacionados: el sexismo hostil (SH) y el sexismo benévolo (SB) (Glick & Fiske, 1996). Estudios con muestras de agresores de pareja y muestras comunitarias de países como Estados Unidos o España han encontrado asociación entre el sexismo ambivalente y la violencia de pareja (Allen, Swan, & Raghavan, 2009; León-Ramírez & Ferrando, 2014). Sin embargo, estos resultados no son concluyentes ya que otros estudios han encontrado débiles asociaciones entre las variables (Ibabe, Arnoso, & Elgorriaga, 2016). Incluso uno realizado en el contexto de la presente investigación (Córdoba, Argentina) no encontró correlación entre las creencias sexistas y la violencia de pareja efectivamente ejercida o sufrida en un grupo de 103 estudiantes de ambos sexos de nivel secundario (Furlani & Salas, 2015). Este estudio pone a prueba la hipótesis de que las actitudes sexistas se asociarían a una mayor probabilidad de ejercer violencia de pareja y una menor probabilidad de sufrirla, tanto en hombres como mujeres. MétodoSe realizó un estudio transversal, retrospectivo y descriptivo. La muestra fue accidental y estuvo conformada por 745 participantes (74.5 % mujeres, 67 % con nivel educativo universitario) con edades comprendidas entre los 18 y 45 años (M = 25.8 años, DE = 6.2) de Argentina. Lasvariables en estudio fueron:-Datos sociodemográficos: se recogió información mediante un cuestionario ad hoc que recogía información sobre género, edad, nivel educativo máximo alcanzado y provincia de procedencia. -Sexismo ambivalente: Se administró la versión chilena del Inventario de Sexismo Ambivalente (ISA) (Cárdenas, Lay, González, Calderón, & Alegría, 2010). Se trata de un instrumento de autoinforme compuesto por 11 ítems con formato de respuesta tipo Likert que conforman dos subescalas (SH y SB). -Violencia de pareja: Se empleó la subescala de violencia física de la versión en español de la Escala Modificada de Tácticas de Conflicto (M-CTS) (Muñoz-Rivas, Rodríguez, Gómez, O?Leary, & Del Pilar González, 2007). Esta subescala está conformada por nueve pares ítems que refieren a conductas violentas tanto perpetradas como sufridas. ResultadosSe encontraron correlaciones positivas entre las subescalas del ISA (r= .46 - 87) en ambos sexos. Esto sugiere que, aunque son diferentes dimensiones del constructo ?sexismo?, éstas se encuentran asociadas tanto en hombres como en mujeres al sexismo. Por otro lado, a pesar de que los postulados teóricos predicen mayores puntuaciones de sexismo ambivalente en los hombres, no se encontraron en este estudio diferencias significativas entre hombres y mujeres en las puntuaciones medias de las subescalas del ISA. Con respecto a la violencia de pareja, el 28.6 % de la muestra indicó haber ejercido violencia física hacia una pareja por lo menos una vez, mientras que el 31.7 % afirmó haber sufrido estas conductas por parte de su pareja. En ningún caso se registraron diferencias significativas entre géneros en la distribución de la violencia ejercida o sufrida.En términos generales, quienes ejercieron o sufrieron violencia presentaron puntuaciones más altas en SH y SB, con la sola excepción de una media menor en SH en los hombres que ejercieron violencia (16.97), comparados con aquellos que no lo hicieron (17.89). Las diferencias registradas en los hombres no alcanzaron niveles estadísticos significativos. Las mujeres que ejercieron violencia presentaron puntuaciones significativamente mayores de SH (20.30) y SB (19.74), comparadas con las mujeres que nunca ejercieron esta conducta (SH= 17.39 vs. SB= 17.21, respectivamente). Las mujeres que sufrieron violencia mostraron una media superior en SB (19.49) comparadas con aquellas que no sufrieron esta conducta (17.48), pero no mostraron diferencias en SH.DiscusiónEn este estudio hombres y mujeres no mostraron diferencias significativas en las medidas de actitudes sexistas. Por lo tanto, la idea de que transculturalmente las mujeres (en comparación con los hombres) rechazan el SH pero aceptan el SB (Glick et al., 2000), no se vería sostenida por nuestros datos. Otros estudios que también cuestionan esta hipótesis han reportado puntuaciones similares entre hombres y mujeres en SB (Expósito, Moya, & Glick, 1998; Glick et al., 2000) o incluso superiores en las mujeres (Glick, Lameiras, & Castro, 2002). La composición de la muestra podría explicar estos resultados al incluir un mayor número de mujeres con un alto nivel educativo. No obstante, debe tenerse en cuenta que hombres y mujeres no se diferenciaron significativamente en el nivel educativo alcanzado.Los hallazgos del presente estudio cuestionan el rol de las actitudes sexistas como predictores directos y por excelencia de la violencia de pareja. Consistentemente, estudios previos han reportado solo débiles asociaciones entre estas variables (Furlani & Salas, 2015). Los resultados aquí presentados indican que las creencias sexistas parecen tener una asociación con la violencia de pareja que varía en función del género y la direccionalidad de la violencia.Tanto las mujeres que ejercieron violencia contra su pareja, como quienes la sufrieron, presentaron niveles de creencias sexistas más elevados que aquellas que no lo hicieron. La hipótesis que propone que las mujeres que se adhieren más al SB tendrían un efecto protector para la violencia sufrida, no es aplicable en este caso, sino más bien lo opuesto. En esta muestra, las mujeres que reportaron haber sido víctimas de violencia física por parte de una pareja presentaron niveles más altos de SB. Una posible explicación sería exactamente opuesta a la hipótesis recién mencionada. Es decir, mantener creencias que soportan el estereotipo de la mujer sumisa y condescendiente podría ser un factor de riesgo para la violencia en el seno de la pareja.En conclusión, dada la elevada prevalencia de la violencia hacia una pareja el estudio minucioso de sus predictores resulta necesario. Las actitudes sexistas han sido variables tradicionalmente asociadas a este tipo de violencia. Los hallazgos del presente estudio matizan esta idea pues se identificaron efectos diferenciales según quien ejerciera o sufriera la violencia (hombre o mujer). Aunque este estudio se realizó en una muestra de población general, la utilidad del Inventario de Sexismo Ambivalente en contextos forenses donde se interviene por violencia de pareja parece prometedora. Futuros estudios que contrasten su fiabilidad y validez en estas poblaciones serán un valioso aporte al estudio de los factores de riesgo de la violencia contra la pareja. ReferenciasAllen, C. T., Swan, S. C., & Raghavan, C. (2009). Gender symmetry, sexism, and intimate partner violence. Journal of Interpersonal Violence, 24(11), 1816?1834. https://doi.org/10.1177/0886260508325496Cárdenas, M., Lay, S.-L., González, C., Calderón, C., & Alegría, I. (2010). Ambivalent Sexism Inventory: adaptation, validation and relationship to psychosocial variables. Salud & Sociedad, 1(2), 125?135.Expósito, F., Moya, M. C., & Glick, P. (1998). Sexismo ambivalente: medición y correlatos [Ambivalent sexism: measurement and correlates]. Revista de Psicología Social, 13(2), 159?169.Furlani, C., & Salas, T. (2015). Creencias sobre roles de género y violencia en el noviazgo [Beliefs about gender roles and dating violence]. (Tesis de grado). Universidad Nacional de Córdoba.Glick, P., & Fiske, S. (1996). The ambivalent sexism inventory: Differentiating hostile and benevolent sexism. Journal of Psrsonality and Social Psychology, 70, 491?512.Glick, P., Fiske, S. T., Mladinic, A., Saiz, J. L., Abrams, D., Masser, B., ? López López, W. (2000). Beyond prejudice as simple antipathy: hostile and benevolent sexism across cultures. Journal of Personality and Social Psychology, 79(5), 763?775. https://doi.org/10.1037//0022-3514.79.5.763Glick, P., Lameiras, M., & Castro, Y. R. (2002). Education and catholic religiosity as predictors of hostile and benevolent sexism toward women and men. Sex Roles, 47(9?10), 433?441. https://doi.org/10.1023/A:1021696209949Ibabe, I., Arnoso, A., & Elgorriaga, E. (2016). Ambivalent Sexism Inventory: adaptation to Basque population and sexism as a risk factor of dating violence. The Spanish Journal of Psychology, 19, E78. https://doi.org/10.1017/sjp.2016.80León-Ramírez, B., & Ferrando, P. (2014). Assessing sexism and gender violence in a sample of Catalan university students: A validity study based on the Ambivalent Sexism Inventory and the Dating Violence Questionnaire. Anuario de Psicología/The UB Journal of Psychology, 44(3), 327?341.Muñoz-Rivas, M. J., Rodríguez, J. M. A., Gómez, J. L. G., O?Leary, D. K., & Del Pilar González, M. (2007). Validación de la versión modificada de la Conflicts Tactics Scale (M-CTS) en población juvenil española [Validation of the modified version of the Conflict Tactics Scale (M-CTS) in a Spanish population of youths]. Psicothema, 19(4), 693?698.