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En dos recientes artículos trabajamos sobre la identificación y análisis de las capacidades en ciencia y tecnología (CyT) en las gestiones de los Kirchner (2003-2015) a través de indicadores cuantitativos y cualitativos. En el primero se analizaba el rol de la acumulación de capacidades sobre la transformación productiva (Bembi et al., 2018), mientras que el segundo mira los impactos de dichas capacidades en términos de agencia (Botto y Bentancor, 2018).Ambos trabajos partían de la misma premisa: la idea del triángulo de Sábato (1979) que señala la necesidad articular las capacidades de tres actores clave (sectores público, educativo y productivo) para una implementación exitosa de las políticas públicas de ciencia, tecnología e innovación (CTI). La conclusión de ambos trabajos mostró desempeños de capacidades y de agencias desiguales. Focalizando el análisis en el caso argentino durante el período 2003-2015 encontramos un aumento de la inversión en CyT y que este sector pudo aprovechar el amplio apoyo político y social. También observamos una creciente coordinación y articulación intra- e inter-ministerial, acorde a algunas de las necesidades manifestadas desde los ministerios y agencias involucrados. Por su parte, si bien se logró, desde algunos Ministerios (como el de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, MinCyT) una mejor definición sobre los sectores a priorizar, la vinculación público-privada podría tener un mayor potencial. Por último, la planificación de largo plazo de Argentina, si bien se reforzó durante las gestiones mencionadas, careció de la articulación y centralización necesarias para lograr un desarrollo más efectivo de las políticas públicas de CTI.La propuesta de este artículo es empezar a ampliar el estudio al caso brasileño, identificando y comparando la construcción de sus capacidades y de agencias en el tiempo. La conclusión que buscamos demostrar habla de la importancia del establecimiento de políticas (agencias) de largo plazo.