Independencia sin Revolución. La construcción del 9 de julio en la escena pública entre 1816-1820

ANA WILDE

San Miguel de Tucumán

Congreso; Congreso del Bicentenario de la Independencia Argentina; 2016

Academia Nacional de la Historia Argentina

Cuando las revoluciones son asumidas como ruptura con el pasado y comienzo de una nueva era, inmediatamente comienzan las disputas por su significado, porque en ello radica su programa y justificación. No es difícil constatar la necesidad que tuvo cada comunidad política de legitimarse y singularizarse frente a las demás mediante un capital simbólico propio, ni la premura con que cada revolución instituyó sus fiestas. Este trabajo indaga sobre la representación pública del proceso regeneracionista rioplatense que culminó en la declaración de Independencia en Tucumán en 1816. Desarrollamos la liturgia política del Congreso de 1816 hasta el colapso de la unión siempre zozobrante de las provincias en 1819. Esta liturgia intentó desvincular la independencia del linaje de la revolución y con ello deslegitimar las reivindicaciones sociales y territoriales desatadas por la difusión del principio de soberanía popular y la movilización para la guerra. Varios fueron los recursos para alcanzar estos objetivos, entre ellos, la naturalización de los vínculos entre las ciudades; la construcción de unos nuevos enemigos que los amenazaban y la consolidación de un relato progresivo y cerrado de una regeneración política que inscribía la libertad junto al resto de los Derechos Naturales en la larga duración; por lo que la independencia no era producto de una revolución sino de una legítima restitución de derechos que se tuvo desde siempre y que obstinadamente los españoles y su rey insistieron en desconocerlos.