CONICET | Buscador de Institutos y Recursos Humanos

Diamelas a Clementina Médici: la poeta le habla a su madre, viva y muerta, muerta viva, fantasmal y transfigurada, en el tú anticoloquial y anacrónico que conviene a su planeta, y le pide que vuelva y recuerde para que, recién así, en estado médiumnico, los poemas puedan recordar, soñar y visionar en saturación lindera. La exhortación dilata ?espacios geográficos y metafísicos?, en el momento geológico en que el duelo los ciega; territorios y eras hacia un porvenir fabuloso: ?el reino de las hadas?. No hay aquí ninguna busca ni recobro azaroso del tiempo; no puede haberlo si su régimen continuo es de largas, cosmológicas duraciones. Por el contrario: la infancia insiste, constante y necesaria, una y múltiple, en cada nuevo poema, en cada nuevo título.