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Las aves playeras realizan movimientos o migraciones anuales utilizando pocos sitios de invernada o de parada para descansar y alimentarse. Conocer los requerimientos alimentarios de las aves en dichos sitios es clave para su conservación. Se evaluó la dieta del Playerito Rabadilla Blanca (Calidris fuscicollis) y del Chorlito Doble Collar (Charadrius falklandicus) a través del análisis de fecas en distintos meses del año 2018. En el mismo sector intermareal, se recolectaron 35 fecas de playerito en enero y 35 en mayo y la misma cantidad de fecas para el chorlito en mayo y en agosto. Se identificaron bajo lupa los elementos diagnósticos de las presas presentes en las fecas. Se calculó la frecuencia de ocurrencia de presas (%FO) y se comparó la dieta entre y dentro de las especies a través de un análisis multivariado (ANOSIM). El playerito consumió poliquetos y anfípodos en enero (78,3% y 47,4% respectivamente) y mayo (76,0% y 32,0% respectivamente), siendo su dieta similar entre meses (R=0,007; p=0,352). El chorlito, en cambio, consumió mejillines y almejas pequeñas en mayo (47,5% y 41,2% respectivamente), mientras que en agosto consumió anfípodos y cangrejos (41,37% y 39,6%) siendo su dieta diferente entre meses (R=0,185; p=0,001). Asimismo, en mayo cuando los playeritos y chorlitos compartieron el mismo sector de alimentación, la dieta entre especies fue diferente (R=0,232; p=0,001). Estos resultados muestran una diferencia en el tipo de presas utilizadas por cada especie, lo que podría ser debido a una partición del recurso alimentario o a las distintas estrategias de alimentación de las aves. Además, la variación en la dieta del chorlito podría deberse a cambios en la disponibilidad y/o abundancia de sus presas principales.