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Se describe el caso de una vaquillona Holando Argentino, hembra, no gestante, de un establecimiento de producción lechera de la localidad de Colonia Clara, Santa Fe, Argentina. La misma formaba parte de un lote de 40 animales, con vacas secas y vaquillonas. En este lote se produjo la muerte de una vaca y el propietario relató de una vaquillona enferma, a la cual se aplicó oxitetraciclina LA, luego de la cual los signos remitieron. El propietario contactó al veterinario porque en la semana siguiente encontró otra vaquillona afectada. Al llegar al campo se encontró al animal en decúbito lateral, con deshidratación y signos nerviosos de depresión, miembros rígidos y pedaleo. La temperatura rectal era de 36°C. Se realizó eutanasia y necropsia. En la mucosa de la boca y vestíbulo nasal se evidenciaron múltiples úlceras redondeadas de 2 a 5 mm de color blanco-amarillento. El útero se encontró de tamaño compatible con una gestación de 2-3 meses, pero no se palpaba el feto sino un contenido fluctuante. Las venas y arterias uterinas e ilíacas se apreciaban muy evidentes con aspecto acartonado, con contenido, no colapsadas. Al cortarlas se evidenciaron extensas trombosis ocluyentes. Al incidir la pared del útero se encontró un líquido marrón con copos de fibrina y pus de olor fétido. La mucosa se observó con necrosis y hemorragias, por lo que se realizó el diagnóstico morfológico de metritis fibrinonecrótica difusa y severa. En el omento se encontraron grandes áreas de tejido adiposo rojo amarillentos. Por tratarse de una necropsia a campo, no se pudo extraer encéfalo. Las muestras tomadas fueron fijadas en formol bufferado al 10%, y enviadas al Laboratorio de Anatomía Patológica de la FCV-UNL, donde se procesaron siguiendo la técnica clásica para bloques parafinados, cortados en 4µ, y coloreados con Hematoxilina y Eosina. El análisis histopatológico reveló rinitis y estomatitis necrótica profunda con vasculitis y exudado inflamatorio mixto compuesto por neutrófilos, piocitos, restos necróticos y bacterias, que comprometían la lámina propia y la capa muscular. En fascículos musculares, se observaron focos de infiltrado purulento, y en intersticio, un vaso venoso con un trombo canalizado, adherido en toda la circunferencia. En el ganglio inguinal profundo se observó linfoadenitis crónica hiperplásica, con exudado mixto en los senos, compuesto por macrófagos, neutrófilos y plasmocitos. Asimismo, se observó hiperplasia del tejido conjuntivo en la médula. En el útero se observó una metritis necrótica difusa severa, con necrosis profunda de la mucosa, exudado purulento y restos necróticos adheridos. Por debajo se observó tejido de granulación con neovascularización; los vasos mostraron marginación y exudación de neutrófilos. Asimismo se observaron trombos en vasos, necrosis fibrinoide de arteriolas, con exudado en la pared, algunos fondos glandulares dilatados y marcada hemosiderosis en el estroma. En la adventicia se evidenciaron grandes vasos con trombos. En la grasa del omento se observó necrosis de la grasa isquémica, presencia de jabones, células gigantes de cuerpo extraño y trombosis en vasos. En miocardio se evidenció hemorragia en el intersticio, lesiones degenerativas en cardiomiocitos, quistes de sarcosporidios y trombosis en vasos del epicardio. No se pudieron realizar estudios microbiológicos, pero considerando la anamnesis y las severas lesiones observadas, el cuadro fue asociado con la infección por Histophilus somni, un cocobacilo gramnegativo habitante normal del tracto respiratorio y reproductor, que bajo condiciones de estrés puede producir enfermedad, estando frecuentemente vinculado a enfermedad respiratoria y del SNC, y con menor frecuencia a vaginitis, infertilidad y endometritis fatal, con trombosis de grandes y pequeños vasos. Se concluye la importancia de la exhaustiva búsqueda de lesiones, ya que las trombosis generalizadas permitieron orientar el cuadro y reforzar el diagnóstico, que en este caso no pudo confirmarse con la técnica de referencia para las infecciones bacterianas.