CIS   24481
CENTRO DE INVESTIGACIONES SOCIALES
Unidad Ejecutora - UE
libros
Título:
Antropologías Argentinas. Determinaciones, creatividad y disciplinamientos en el estudio nativo de la alteridad
Autor/es:
GUBER, ROSANA
Editorial:
Ediciones al Margen
Referencias:
Lugar: La Plata; Año: 2014 p. 168
ISSN:
978-987-618-189-1
Resumen:
Quienes hacemos o hemos hecho alguna vez antropología en la Argentina concebimos a nuestra disciplina desde determinada matriz espacio-temporal que suele dejarnos escaso margen para imaginar ángulos alternativos desde los cuales concebir lo que pensamos y hacemos de un modo más integral. Esa matriz tiene, ciertamente, importantes consecuencias en la organización social y política de nuestros procesos de conocimiento. En primer término, quienes hacemos antropología concebimos nuestro desarrollo como una sucesión de fragmentos discontinuos y recíprocamente confrontativos, separados por hitos de la política nacional que, como sabemos, han incidido profundamente en el ambiente académico. De manera que, siguiendo con el sentido común implantado por la historiografía antropológica y, acaso, por la de otras disciplinas, existirían períodos de retracción e inmovilidad, y períodos de renovación y movimiento. Tratándose de una disciplina académica, se hace corresponder a cada período con una determinada teoría y con determinada postura político-ideológica. Pero este primado no es una abstracción sino que se encuentra radicado en determinadas instituciones siempre estatales. Dado que el orden temporal sigue las rupturas de la política nacional (gobierno de J.D.Perón ?45-?46, Revolución Libertadora del ?55, Revolución Argentina del ?66, regreso de Perón y del peronismo al Poder Ejecutivo en el ?73, Proceso de Reorganización Nacional en el ?76), no es extraño que las instituciones estatales estuvieran jerarquizadas precisamente en un país organizado con un federalismo centralista. En términos espaciales, entonces, la matriz antropológica es porteño-céntrica, incluyendo aquí a las dos instituciones rectoras de la titulación, la teoría, la circulación de recursos para buscar, clasificar, almacenar, analizar y a veces mostrar información, y para transmitir sus enseñanzas: Buenos Aires y La Plata (Guber 2009).             Los artículos reunidos en este volumen nos dan otro panorama del tiempo y del espacio antropológicos argentinos. Donde la historiografía antropológica divisó rupturas aparecen continuidades, y donde estableció continuidades se revelaron cambios a veces abruptos; la innovación emergió en períodos de supuesta retracción y el movimiento se abrió paso donde se imaginó o se vio sólo quietud. Focalizando en las subdisciplinas antropológicas más consolidadas[1]?la antropología física, la arqueología prehistórica y la etnología?los autores muestran, además, que el sentido de sus desarrollos no estuvo predeterminado ni por la teoría ni por la ideología política. Los sistemas clasificatorios con que la historiografía antropológica encuadra a los colegas del pasado no suelen funcionar cuando pasamos del plano abstracto de la norma, al nivel concreto de la producción de académicos individualizados por su orientación y por su posición en el medio, por sus decisiones políticas, teóricas, docentes y de investigación. En suma, quienes hicimos este libro quisiéramos dejar en claro cuán necesario es hacer una profunda revisión de las líneas con que contamos nuestra historia disciplinar y extraemos los principios que decimos que la rigen, porque nos encontramos a los antropólogos argentinos narrando el desarrollo de nuestra disciplina en términos dualistas, ahistóricos, teoricistas, etnocéntricos y difusionistas. Al intentar distintas vías para hacer una antropología histórica de nuestra disciplina tal como acaeció no según modelos establecidos (la norma), sino según la articulación entre esos supuestos modelos y el real devenir de los acontecimientos, nos hemos encontrado transitando las fronteras internas de nuestro métier. La cuestión de cómo contar, y por eso de hacer nuestra historia no se limita a la decisión de encontrar o desechar el gentilicio, y desechar o ratificar el naciocentrismo de nuestra disciplina (como han mostrado de manera tan fructífera Marcio Goldman y Federico Neiburg, 2005). Preguntarnos si debemos decir ?antropología en la Argentina?, o ?antropología argentina?, o ?antropologías argentinas?, significa la posibilidad de restaurar detrás del gentilicio, distintas relaciones posibles entre academias faccionalizadas y acaso enemigas. [1] La antropóloga social argentina Esther Hermitte daba una conferencia en Michigan State University acerca del estado de las publicaciones argentinas en antropología, diciendo que la tradición arqueológica, en contraposición a la socio-antropológica y la etnológica, estaba suficientemente establecida y gozaba de un nivel de excelencia (1977).