Ponencia en Simposio "Historia, política y psicología. Herramientas conceptuales y objetos de estudio compartidos": Masculinidad y orden social. Producción de saberes expertos a partir de prácticas de crianza en Argentina y Brasil (1900-1910).

SEBASTIAN MATIAS BENITEZ

Buenos Aires

Congreso; 2º Congreso Latinoamericano para el Avance de la Ciencia Psicológica; 2016

Asociación para el Avance de la Ciencia Psicológica

A fines del siglo XIX y principios del siglo XX, en el ámbito del Río de la Plata y del Brasil, la psicología biológico-evolucionista funcionó como un marco de legitimación de los saberes escolares y médicos sobre los niños. En ese sentido, las expectativas de género sobre los niños estaban definidas a partir de estos saberes.Nuestra hipótesis es que la constitución de estos saberes, de pretendida cientificidad, se basó en prácticas sociales y culturales preexistentes que transformaron su lenguaje y vocabulario para volverse expertos. Siguiendo esta línea de análisis, podríamos plantear que la serie de parámetros que definen la masculinidad se erigen como valores no epistémicos que luego son legitimados a partir de los saberes psicológicos cuya validez radica tanto en las referencias naturalistas a las que apela como a los actores que las desarrollan. De este modo, las prácticas de crianza de los niños varones en la zona sur del continente americano habrían definido una serie de parámetros para legitimar el desarrollo de saberes psicológicos y sus usos en la educación de los mismos. La amplia difusión de esos saberes estaría directamente ligado a la constitución de una cultura científica en la región, cuyos participantes adquirían legitimación a partir de su rol en el orden social. La figura del intelectual, permite definir un campo de acción que se ocupa tanto de los problemas prácticos del conjunto de la sociedad como de los mecanismos de producción de un saber experto que pretende darles solución.Teniendo en cuenta la importancia que estos saberes expertos comenzaron a tener en el periodo analizado, nos proponemos mostrar el modo en que la estabilidad de las categorías utilizadas para definir los roles de género está ligada a prácticas sociales más amplias así como ciertas ideas del saber de la vida cotidiana que las muestran inalterables y ahistóricas.