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La falta de recursos y espacios adecuados para realizar experiencias, los tiempos destinados a estas actividades, la falta de actualización y/o capacitación, podrían ser causantes de que la actividad experimental haya pasado a un segundo plano, o que dificulte la inclusión de los trabajos prácticos en el aula y por ende la comunicación y popularización del conocimiento. Explicitar que las ciencias nos rodean, somos parte y constituyen nuestra otidianidad es una oportunidad y un desafío para los docentes. Una de las estrategias para lograrlo es el trabajo experimental, el cual se convierte en una herramienta fundamental a la hora de enseñar. Esto posibilita corroborar muchos de los fenómenos que se estudian en la teoría y un aprendizaje, no desde lo abstracto de la ciencia, sino desde una perspectiva enfocada en algo real y cotidiano. Cuando además el diseño de estas acciones es elaborado por los propios involucrados, docentes, alumnos y comunidad toda, adquiere un valor agregado. Así se elaboró un proyecto que pretende lograr el empoderamiento y fortalecimiento de contenidos conceptuales, desarrollando competencias / habilidades propias de las ciencias, por medio de la espiral dialógica interdisciplinaria que garantice la igualdad de oportunidades y el derecho a la comunicación.